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El lugar, con varias construcciones
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Luego de que tomara estado público la puja por un terreno entre la Municipalidad de Concordia y uno de sus organismos, el INVyTAM (Instituto de Viviendas y Tierras Autárquico Municipal), por un lado, y por el otro una familia que vive allí y que acordó con el Estudio Gadea, una integrante del grupo familiar apeló a una carta pública para aclarar la situación. La firmante es Rita Ledesma Merro. En la misiva, que reproducimos completa más abajo, aporta datos que hasta ahora no habían trascendido. Por ejemplo, que hay una tercera causa judicial iniciada para reclamar derechos sobre el terreno y que en esa instancia, a pesar de los edictos publicados y de citaciones enviadas por el juez, la Municipalidad no se presentó, siendo que, según se supo, a mediados de 2023 escrituró el lugar a su nombre.

Rita Ledesma Merro también aporta otras precisiones, además de fotografías que muestran a su familia viviendo en el lugar desde 1961 en adelante. Precisa que en el terreno residen 6 familias en total, y denuncia que se habría apelado a un “plano falso” para avanzar en la escrituración a nombre del municipio durante la gestión de Enrique Cresto.

Ledesma Merro también explica que ante la polémica pública que se originó en los últimos días, decidieron dar marcha atrás con la cesión de derechos en favor de Gadea y seguir dando la pelea para se les reconozcan sus derechos. Además, cuenta una situación de extremo dramatismo que le tocó atravesar a su familia cuando la Municipalidad volteó con máquinas el cerco de su terreno e intentó avanzar, lo que no ocurrió porque ella se interpuso.
Aquí, el texto completo de la carta:
Soy Rita Ledesma Merro, trabajo en la Cruz Roja desde hace 24 años y quiero contar esta historia.

En 1961 mi madre Clara Inés Merro adquiere la propiedad de dos manzanas frente a la casa de mis abuelos.

Desde entonces cuidamos y explotamos los terrenos de manera continua como parte de nuestro patrimonio, pagando todos los impuestos provinciales y municipales.

Al principio teníamos vacas lecheras de un vecino, y en 1986 formamos un emprendimiento familiar de producción de tomates dando trabajo a familias de la zona. Como varios no tenían casa, mi mamá les cedió un lote a cada uno para que construyeran su hogar y así lo hicieron.

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Desde 1996 iniciamos juicios de usucapión que no funcionaron por cuestiones ajenas a nuestro conocimiento.

Estos juicios prueban los años en los que estamos en el lugar pacíficamente. Actualmente tenemos en curso un nuevo juicio en el que nadie se presentó, ni siquiera la municipalidad que fue citada en 3 oportunidades por el juez. Se publicaron 3 edictos en diarios locales y nadie se comunicó por el tema.

En 1997 construí mi casa donde actualmente vivimos con mi hijo de 20 años. En todo el terreno hay 6 familias viviendo, la última casa se construyó en 2019 en un lote que vendimos.

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La familia en el lugar, en 2008 - Imagen aportada por Rita Ledesma Merro Agrandar imagen
La familia en el lugar, en 2008 - Imagen aportada por Rita Ledesma Merro
El año pasado mi madre decidió vender parte del terreno dada la situación económica del país. A través de una inmobiliaria local conseguimos un comprador, Pablo Gadea, quien investiga la situación del terreno: pide informe en catastro municipal en el que figura mi madre como poseedora; verifica el estado del juicio en trámite donde se vuelve a probar la posesión (sin respuesta de la municipalidad y ni de la provincia que fueron citadas por el juez en varias oportunidades); y solicitamos a la municipalidad la autorización de una obra en el terreno. Con esta autorización y documentación avanzamos con la venta de un lote, siempre con buena fe.

Luego se inician las obras de construcción. Un mes después, el 16 de enero recibimos una Carta Documento del Invytam (algo que no sabíamos que existía) solicitando que frenemos las obras, ya que ellos querían apropiarse de todo el terreno, incluyendo las casas. No hubo justificación ni explicación alguna más que esto.

A mediados de febrero conseguimos que nos expliquen qué pasaba: La municipalidad de Cresto, sin respetar la propiedad privada, quiso quedarse con estos terrenos con un título inventado por ellos mismos y un plano falso. Tan falso es el plano de la mensura que no relevó mi casa ni la de mis vecinos. Los mismos terrenos sobre los que nos cobró impuestos y tasas todos estos años. Hasta llegué a escuchar que invento el título para repartir nuestros terrenos vaya uno a saber para quién… Lo más sorprendente fue que el día 11 de abril, con máquinas y un despliegue fenomenal, desde la Municipalidad rompen el cerco perimetral y se meten en mi terreno. Logré sacarlos metiéndome debajo de las máquinas que estaban trabajando.

Desde ese día mi madre se encuentra en una crisis de nervios y está medicada por este tema. Devolvimos el dinero al comprador del último lote que habíamos vendido, Pablo Gadea, anulando esa venta y ahora seguimos al frente de esta batalla.

Por este medio le pido al Sr. Intendente, y a la Municipalidad, que anulen ese mal llamado título, hecho por ellos mismos, para sí mismos y sin publicidad del acto para todos los ciudadanos de Concordia; y al periodismo que por favor investigue con responsabilidad estas irregularidades, en especial el ¨trabajo¨del Invytam; y que por favor dejen de repetir mentiras en los medios locales como lo hicieron esta semana.

Me queda la ilusión de confiar que este gobierno custodiará la Constitución Nacional, defendiendo la propiedad privada y los derechos de los habitantes de nuestra querida Concordia.

Rita Inés Ledesma Merro DNI 17.121.174

27 de Abril de 2024
Fuente: El Entre Ríos

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