Su actividad se desarrolló en tres ámbitos: el del periodista, el del poeta y el del político, pero los tres fueron "un medio permanente de acción republicana", según recordó el diario La Nación de Buenos Aires.
Como periodista se inició muy joven en El Amigo del Pueblo, de su ciudad natal, dirigido por Fernando G. Méndez. Después fue designado jefe de redacción de El Municipio, de Rosario (Santa Fe), donde presidió, también el Círculo de la Prensa. En 1895 se hizo cargo de la redacción de El Orden, de Tucumán. En la misma ciudad dirigió más tarde El Nacional. Luego de nueve años de ausencia, retornó a Concordia en 1902, fundando el Diario de Concordia, órgano político desde el que se dedicó por entero a la defensa de sus ideales cívicos y de los intereses de la región.
Más tarde se radicó en Paraná, donde dirigió La Provincia, que tuvo que abandonar para asumir un alto cargo público. Al bajar de éste volvió a Concordia, donde fundó otro diario al que denominó, también, La Provincia. Fue activo colaborador de La Nación y La Prensa, de Buenos Aires, y de diversas revistas de todo el país.
Pero se dice que donde más se destacó fue en la política. A su primer regreso a Concordia, Garat fue elegido diputado provincial y reelegido luego para dos períodos más. Según La Prensa, la Cámara de Diputados de Entre Ríos lo contaba entre sus líderes de mayor prestigio y relieve político. A raíz de una interpelación al Gobierno del Dr. Crespo, reveló su vasta erudición en materia de política administrativa y la amplitud de sus conocimientos. La defensa ecuánime y serena que hizo del Gobierno se recuerda en Entre Ríos como uno de los más efectivos triunfos parlamentarios de los últimos tiempos, y le valió el Ministerio de Hacienda, cargo que tuvo hasta el advenimiento del radicalismo al Gobierno, con honradez intachable.
Una escuela y también una calle de Concordia llevan su nombre, pero son pocos los vecinos que saben quién fue. Es más, es frecuente que al pronunciar su apellido o incluso al escribirlo aparezca como Damián "Pegarat". Y hasta algunos chamanes que publicitan sus servicios por radio incurren en una deformación aún mayor. Dicen Damián "Depegarat".