Los investigadores, encabezados por la diseñadora y catedrática de artes y ciencias multimedia Neri Oxman, comenzaron investigando si los patrones de movimiento de los gusanos de seda pueden ser controlados mediante la alteración del entorno en el que operan, y obtuvieron resultados positivos. A partir de ello construyeron un andamio de aluminio en el que mediante un robot basado en un control numérico por computadora crearon un entramado de hilos de seda que serviría como armazón en el que 'operarían' los gusanos.
Además este proceso no perjudica el medio ambiente, ya que el material de construcción lo producen los gusanos a partir de hojas de morera; las creaciones obtenidas son biodegradables y, cuando terminan su trabajo, los gusanos se convierten en mariposas y se van, dejando suficientes huevos para crear unas 250 estructuras más.