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La Coparticipación, uno de los pendientes
La Coparticipación, uno de los pendientes
La Coparticipación, uno de los pendientes
En nota anterior a la elección, en este medio, (El Entrerios 21/10/25), donde hablaba de la encrucijada del momento, mencioné las críticas que, con cierta validez se podían efectuar sobre el actual gobierno del Sr. Milei.

Por Bernardo Salduna

Cuestiones que se referían más a la forma de ejercer el poder, que a su política de fondo (señalaba entre ellas las sospechas de corrupción alrededor de cierta prominente candidatura, aunque, nobleza obliga, hay que reconocer que, de buena o mala gana, lo obligaron a bajarse, cosa que no ocurre en otros ámbitos que, con condena y todo, siguen bancando a los corruptos).

Destacaba sin embargo “pero nada de esto impide reconocer el importante logro en cuanto al equilibrio fiscal, control del gasto público y reducción drástica del alza de precios, con una tasa de inflación –todavía alta- que oscila entre el 1 y el 2% mensual”.

Por otra parte, aun admitiendo el fundado cuestionamiento a ciertos ajustes, era evidente que, en un país donde lo social ronda el 61% del gasto público, era prácticamente imposible que el recorte no afectara tales rubros.

El pronunciamiento electoral del 26 sorprendió a no pocos; no sé si hay alguna encuesta que haya acertado el pronóstico.

En mi caso, aunque preveía ganadora a LLA aliada al PRO en CABA; en Mendoza en alianza con la UCR y en Entre Ríos, con la UCR y el PRO, imaginaba un resultado con mayor equilibrio en otros distritos como Córdoba, Santa Fe, Corrientes o Jujuy.

En el marco de una elección altamente polarizada, ha devenido frustrante el debut electoral del grupo conocido como Provincias Unidas, aspirante a terciar en la contienda.

Por el contrario el resultado fortalece y empodera a gobernadores como Cornejo en Mendoza o Frigerio en Entre Ríos, que prefirieron acuerdos con el oficialismo nacional.

Una innovación de importancia en esta elección lo fue sin duda la boleta única que impide en buena medida la manipulación del votante, tema que explica en parte la inesperada derrota del Peronismo, sobre todo en su bastión bonaerense.

Pero también tiene inconvenientes el sistema: uno de ellos es la confusión del elector, muchos creían que poniendo la cruz en la parte superior votaban toda la boleta, por consecuencia en Entre Ríos hubo 24.000 votos más para senadores que para diputados. Y eso pasó en todas las provincias donde se elegían senadores. Habrá que hacer intensa campaña de esclarecimiento para el futuro, sobre todo cuando la coincidencia con elecciones provinciales multiplique la oferta de candidatos.
¿Y ahora?
Otra cosa que no dejó de resultar un tanto inesperada fue la actitud presidencial inmediatamente después del comicio: nada de contorsiones, groserías, insultos a “la casta” y los “mandriles”, vestimentas estrafalarias, etc. (recursos de tipo electoral destinados a un público preferentemente joven, que en rigor de verdad, parecen haber sido efectivos).

Por el contrario, aquí vimos a un presidente de riguroso traje oscuro y corbata, hablando en un tono mesurado, proponiendo a sus ocasionales rivales, en especial a los gobernadores que aún mostrado cercanía, no lo acompañaron en alianza electoral, la vía del diálogo y el consenso para avanzar en las reformas que hacen falta (laboral, tributaria, previsional, etc.).

Diversas motivaciones pueden esgrimirse para explicar esta positiva actitud: quizá un rasgo de sabiduría de político, con aspiración de estadista que no deja de advertir que la derrota no debe recibirse con desaliento y la victoria con soberbia. O, como dijera Rudyard Kipling, “el triunfo y el desastre son dos impostores” que pueden darse vuelta, según la circunstancia.

Alguno hablará que el “consejo” viene de más arriba; no olvidemos que Trump condicionó su decisivo apoyo económico a la búsqueda de éxito electoral sí, pero también consenso político.

Pero más bien hay que pensar que quizá el discurso agresivo y actitudes extravagantes de la campaña electoral van dirigidas más bien al “núcleo duro”, predominantemente juvenil, y el posterior, a aquella porción más independiente del electorado que le diera la importante diferencia en el balotage de 2023.

Sin embargo no es necesario buscar nuevos acuerdos políticos cuando ya existe el suscripto hace más de un año, por autoridades nacionales y gobiernos de Provincia, claramente representativos de una sustancial y calificada mayoría.

En forma muy especial, debiera este consenso constituirse en la llave para avanzar en una materia pendiente de nuestra organización constitucional: la propuesta “rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre, como se dice, “con el modelo extorsivo actual”.

Esto es en términos claros: mientras los gobernadores de Provincia no puedan generar o manejar sus propios recursos, y por ende dejen de ser meros gestores demandantes de la buena voluntad del poder central de Buenos Aires, no puede decirse que existe verdadero federalismo en Argentina.

En mi nota antes de la votación del domingo pasado, mencionaba la encrucijada que, en el contexto que enmarcaba el proceso, ponía de nuevo sobre el tapete el funcionamiento del temido “Club del Helicóptero”.

El pronunciamiento ciudadano, sobre todo en Provincia de Buenos Aires, aventa, por ahora ese peligro.

Es tiempo pues de poner en marcha su contracara, el Pacto de Mayo.
Fuente: El Entre Ríos

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