¿Pero qué pasa en las escuelas? ¿Cómo se sostienen las trayectorias? ¿Cómo son las condiciones laborales?, entre tantos temas.
Este artículo no pretende ser un reproche a la política de turno. Sino empezar a darle voz a aquellos que caminamos las aulas, los que escuchamos los problemas de nuestros estudiantes, los que hacen lo imposible para que un estudiante aprenda.
El “gran hermano” social tiene al docente en la mira, siempre. Frases como “Los que siempre se quejan, los que hacen paro, los que tienen 3 meses de vacaciones” son comunes de escuchar.
Pero la experiencia es otra. Y lo que desgasta la salud mental es sufrir constantemente el señalamiento social que pretende que por vocación resolvamos todo.
Un profesor no pretende ocupar el lugar de psicólogo, acompañante terapéutico, enfermero, familia. Un profesor quiere y pretende enseñar, en aulas diversas, con estudiantes que aprenden de maneras diferentes y que detrás de ellos traen un contexto familiar que no se puede separar y dejar fuera de la escuela.
La escuela contiene, sostiene, alimenta, visibiliza los problemas que para muchos pasan desapercibidos.
Entonces, si el maestro, rector o cualquier actor educativo tiene que sostener todo esto, ¿Quien sostiene al profesional de la educación?
Los equipos directivos cumplen funciones para generar espacios de reflexión, de acompañar a los colegas, de organizar las escuelas. Pero los emergentes son moneda corriente en la cotidianidad y pensar en estrategias pedagógicas se vuelven utópicas, algo lejano, imposible de cumplir. ¿Por falta de voluntad? Podría tirar un estimativo, y diría que no. Sino que los tiempos institucionales no responden a las necesidades. Tristemente trabajamos de manera automática cumpliendo los protocolos, que sí están mal ejecutados, conlleva el llamado de atención de los superiores.
A todo esto podemos sumar el gasto en material, las horas extras trabajando en el hogar, las planificaciones, computadoras que se sobrecargan de calor de tanto usar.
La docencia está en crisis. La profesión dejó de ser una de las más elegidas en la provincia. ¿Usted señor lector sabrá el por qué?
Dicen que cuando el río suena es porque trae agua. Yo diría que cuando un docente habla, dice verdades.
Necesitamos ser escuchados. Nuestra salud debería estar cuidada. Pero no solo por el sistema educativo, sino también por todos los que formamos parte de esta sociedad, porque algunos están, otros aún no ingresaron y otros ya pasaron por instituciones educativas.
De un docente aprendí que…
Ahora dejo que tú creatividad complete está última frase.