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Catedrático, periodista, historiador, escritor, Rogelio Alaniz es antes que todo ello un libre pensador. Lo demuestra ni bien comienza a exponer en el Salón de Actos de la UNER en Concordia, cuando dispara una pregunta incómoda: "¿Tiene sentido recordar la Reforma Universitaria de 2018?". Está claro que le apasiona hacer memoria, pero por nada del mundo aceptaría que se convierta en mera excusa para huir del presente y encerrarse en los museos.

Antes de Alaniz había hablado Miguel Fernández, el Vicedecano la Facultad de Ciencias de la Administración. Fernández lamentó que recién en 1983 la Universidad Nacional de Entre Ríos hubiera incorporado el ideario reformista y planteó una disyuntiva: ¿el del reformismo es un deber acabado, ya cumplido, o es un deber permanente? Obvio, apostó por esta última opción. También elogió el rol de la Universidad en la Sociedad del Conocimiento, aunque alertó sobre los "pensamientos únicos" que a veces se escudan en las nuevas tecnologías para intentar imponerse.

Otro que dijo lo suyo es el Doctor Bernardo Salduna, en su rol de presidente de la Asociación General Justo José de Urquiza, entidad que, en conjunto con la UNER, tomó la iniciativa de convocar a Alaniz para que el centenario de la Reforma no pase desapercibido.

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Bernardo Salduna Agrandar imagen
Bernardo Salduna
Salduna no dudó en calificar a la Reforma de 1918 como uno de los acontecimientos más trascendentes del Siglo XX y aprovechó la fecha, el 28 de junio, para hacer memoria del derrocamiento de Don Arturo Illia, que trajo como consecuencia la intervención de las universidades, la noche de los "bastones largos" y un período de oscurecimiento y decadencia.

El Vocal del Superior Tribunal de Justicia reafirmó la existencia de un nexo muy fuerte entre el ideal de la Universidad reformada con la democracia, la república y la Constitución Nacional de 1853, logros conquistados gracias a la gesta de Urquiza.
Alaniz: "Recordar es reflexionar sobre la Universidad hoy"
El principal expositor de la noche derritió el hielo de una fría noche con un planteo inicial fuerte, que apuntó a evitar el planteo nostálgico, que se hunde en el pasado, para apostar a un fuerte compromiso con el presente.

"Los reformistas de 1918 fueron contemporáneos. Los estudiantes de hoy deben ser contemporáneos" afirmó. Enseguida quedó claro a qué se refería. Ser contemporáneo es sinónimo de estar comprometido con su tiempo, con los imperativos de la época en la que vivimos.

Alaniz calificó a la Reforma como uno de los movimientos de rebeldía estudiantil más importante del mundo. "El Mayo Francés no fundó instituciones, pero la reforma del 18 sí", ejemplificó. En ese contexto, citó la "autonomía universitaria, el cogobierno, la libertad de cátedra y el acceso por concurso de oposición".

Consideró que no es casual que cada golpe de Estado que hubo en la Argentina enseguida anuló la Reforma. "Van unidas la Reforma y la democracia" aseveró.

Al repasar los acontecimientos de 1918, que tuvieron como epicentro a Córdoba, se detuvo a valorar especialmente al Manifiesto Liminar, al que elogió no sólo por su contenido sino también por su calidad literaria. Calificó como un verdadero "poema" revolucionario al texto que saliera de la pluma de Deodoro Roca.

"No tiene dueños la reforma" fue otra de las afirmaciones de Alaniz que quedaron resonando. Se refería a que ningún sector partidario ni ideológico puede apropiarse del ideal de 1918. Trajo a colación que Sarmiento, Mitre y Avellaneda fueron designados por los estudiantes como presidentes honorarios del primer Congreso de la Federación Universitaria Argentina, el 21 de Julio de 1918. También ponderó la manera en que el presidente de entonces, Hipólito Yrigoyen, respaldó la Reforma.
"¿Es necesaria hoy otra reforma?"
Rogelio Alaniz consideró que la Reforma Universitaria de 1918 fue una reafirmación del estudiante como tal. Lo dijo al comparar, en tono crítico, con los movimientos de izquierda que lo sacaron de las aulas para que empuñen las armas o los socialcristianos que los invitaban a ir a los barrios a dedicarse a la asistencia. "El reformismo no los sacaba del estudio. Construía una identidad estudiantil sin culpas. Los reformistas querían estudio y calidad de enseñanza, todo ello relacionado con las ciencias, la sociedad y la política", explicó.

"¿Tiene actualidad la Reforma de 1918? La obligación de los estudiantes es ser contemporáneos, desde la realidad que les toca vivir, delinear los cambios" disparó Alaniz.

En ese contexto, propuso como "el programa de lucha de hoy" a "la calidad de la enseñanza" y aclaró que en la realidad "no es gratuita". Más bien, "no es arancelada", dijo.

Enfatizó que "la calidad de la enseñanza no es sólo una cuestión académica sino que es eminentemente política". "Es un programa político tener una excelente Universidad", concluyó.
Fuente: El Entre Ríos

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