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Roberto Correa es un testigo clave en todo lo ocurrido en el caso Pastorizzo, pero su presencia no fue necesaria en el juicio porque su declaración fue incorporada por lectura en la primera audiencia. Es el remisero que cruzó a 20 centímetros de Nahir Galarza tras asesinar a Fernando. A bordo de un móvil de la empresa Oeste, fue quien alertó a la policía que en calle General Paz había ocurrido un accidente y que había un joven tirado en el piso con sangre en su boca. “A las 5.09 tomé pasaje y 5.15 terminé con el viaje, así que habré pasado por donde estaba Fernando a las 5.14”, con esta precisión recuerda Roberto Correa lo que vivió esa madrugada del 29 de diciembre.

“Cuando entro por General Paz escuché un estruendo, pero no percaté qué era, para mí era un petardo, un cohete, y a lo lejos veo algo tirado a la izquierda. Estaba oscuro. Cuando me voy acercando veo alguien tirado en el piso y otra persona al lado. Estaba agachada. Miro de refilón y sigo de largo. Llego a la esquina y cuando dejo el pasajero, vuelvo y enfoco para el lado de donde venía y me encuentro con esta persona tirada, con una pierna debajo de la moto”, recordó.

“Pensé que era un accidente. Fernando estaba solo. Le hablo: ‘flaco, flaco, ¿necesitas algo?, porque le veo mover la boca y pensé que estaba vivo. Después veo que estaba en agonía. Tenía sangre en la boca y nariz, y hasta una lágrima de sangre. Llamé primero a la ambulancia y después a la Policía, que llegó a los 3 minutos. Cuando llego el médico le tomó el pulso y examina las pupilas, constató que estaba fallecido. El último que lo vio con vida fui yo”, agregó el entrevistado.

Correa reiteró lo que le dijo al fiscal Sergio Rondoni Caffa en el inicio de la investigación. Nunca llegó a distinguir quién era la persona que estaba al lado de la víctima, e incluso no pudo corroborar el sexo, porque “estaba muy oscuro”.

“Fernando no tenía sangre en el pecho y por eso ninguno de los que estuvimos ahí se dio cuenta que había sido un asesinato”, mencionó el remisero, pero además detalló que fue minutos después, cuando ya estaba en la comisaría que se enteró que había sido un crimen. “Después me fui a trabajar, hice un viaje, pasé por la esquina y de ahí me fui a la central de la agencia en Del Valle y Aguado. A los 15 minutos llegó el Jefe de Investigaciones a buscarme para que fuera a la Comisaría Primera. Cuando llego le pregunto al subcomisario qué había pasado con el muchacho y me responde que lo habían asesinado. Recién ahí me di cuenta de que el estruendo había sido un disparo”, relató el testigo que permitió orientar la investigación y que hoy estará presente en el adelanto del veredicto.
Fuente: El Día de Gualeguaychú

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