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Rebeca Violeta Behar murió cuando tenía 58 años.
Rebeca Violeta Behar murió cuando tenía 58 años.
Rebeca Violeta Behar murió cuando tenía 58 años.
Fue a las 9:53 del lunes 18 de julio de 1994. “Volaron la AMIA”, dijeron los primeros partes de prensa desde Pasteur 633, en Capital Federal. Otro atentado, apenas 2 años después del atroz ataque a la Embajada de Israel (22 muertos y 242 heridos), y nuevamente con la comunidad judía como blanco. El saldo fue tremendo. Lo es. Murieron 85 personas y hubo más de 300 heridos. Entre las pérdidas se inscribieron a fuego en la memoria de los argentinos, especialmente de los entrerrianos, los de las concordienses Silvia Inés Portnoy, Rosa Perelmuter y Rebeca Violeta Behar de Jurín.

Cada 18 de julio son especialmente recordadas por la colectividad judía y Concordia toda, en el acto que realizan en la plaza 25 de Mayo, la más importante de la ciudad. No son sólo nombres, son historias de vida que se trastocaron en un hecho aún impune, en un crimen masivo que duele y reclama Justicia.

Historias como las que contó Susana Behar, hermana de Rebeca, en un escrito que se animó a compartir con El Entre Ríos. Su relato sacude, merece atención y mucho respeto. Susana abrió su corazón y desde su memoria “que no está renga”, tal como dijo, reconstruyó aquel momento ocurrido hace 24 años.

Primero, se ocupó de contar que algunas cuestiones de salud le privaron de asistir al acto de homenaje. “Camino renga, pero gracias a Dios mi mente y mi memoria no están renga para nada, me acuerdo de todo”, afirmó.

Ella estuvo en Capital Federal esa semana. No se lo contaron, lo vivió en persona con una paradoja increíble de por medio: la muerte y la vida se cruzaron en su familia, con apenas 4 días de diferencia en aquel julio invernal de 1994.

¿Por qué estaba la entrerriana esos días en Buenos Aires? “Yo fui esa semana y estuve, la noche anterior, en lo de mi hermana que vivía justo a 1 cuadra de la AMIA”, precisó y agregó que “yo había ido al Sanatorio de Lavalle donde estaba mi hija Ileana, por parir a Matías. Madre primeriza. Y a la mañana siguiente, fui con mi otra hija Gabriela al hospital Británico. También, estaba embarazada y tenía contracciones pero no estaba aún en fecha”, recordó.

La paradoja de esta familia llega a comprenderse en este tramo del relato: “ambos chicos, Matías de Ileana, que ahora viven aquí en Concordia, y Emanuel de Gabriela, se llevan 3 meses de diferencia; pero Maty nació el 22 de julio”. Sí, apenas 4 días después de que falleciera la tía abuela Rebeca Violeta, en el atentado a la Mutual Judía.

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Así recuerdan a esta concordiense que perdió la vida en aquella mañana fatídica del 18 de julio. Agrandar imagen
Así recuerdan a esta concordiense que perdió la vida en aquella mañana fatídica del 18 de julio.
Comentó, volviendo al momento de la explosión, que “la bomba se escuchó hasta en el hospital Británico. Yo corrí a ver mi hermana y sobrina y encontramos policías federales que no dejaban pasar”, describió y recordó que “enseguida llegó mi sobrino Jorge, hijo de mi hermana, y comenzamos a reunirnos en un templo a recibir noticias”.

“Luego, con mi otra hija, sobrinos e hijo de mi hermana recorrimos hospitales cercanos, fuimos a todos como a la Policía para ver objetos o algo pero nada de nada”, lamentó hasta que concluyó diciendo que “la bomba no dejó ni las llaves. Mi hermana estaba en la esquina de Lavalle y Pasteur. Había ido al banco a pagar teléfono. La onda expansiva fue peor que la inclusiva parece”.
Fuente: El Entre Ríos.

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