Este geólogo y paleontólogo colaboró con la defensa de la soberanía argentina a través de los estudios para la ampliación de la plataforma marítima del país, fue presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y editó numerosos libros de ciencia y de costumbres entrerrianas.
Destacado por sus conocimientos en las más diversas disciplinas, Aceñolaza Gastiazoro fue también legislador nacional por Tucumán (1991-1995), con una labor destacada en temas de ciencia, soberanía y biodiversidad. En la Universidad Nacional de Tucumán fue jefe del Departamento de Geología, secretario académico y decano de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto “Miguel Lillo”. También se desempeñó como secretario general de la universidad y editor de decenas de publicaciones científicas sobre geología y biodiversidad de la Argentina.
Florencio era padre del actual presidente del Colegio de Profesionales de Ciencias Naturales de Entre Ríos, Pablo Aceñolaza; del geólogo Guillermo Federico Aceñolaza, investigador del Conicet; de la odontóloga Verónica Aceñolaza y de la ingeniera agrónoma Mariana Aceñolaza.
En Villa Urquiza, su localidad natal a orillas del río Paraná, que lo declaró “Ciudadano ilustre” y donde la vecindad lo conoce por su apodo, “Querucho”, pasaba sus vacaciones de enero todos los años y reunía a los parroquianos con distintos emprendimientos. Ese vínculo con el terruño lo llevó a escribir libros de cuentos y anecdotarios sobre la vida lugareña, como complemento de sus obras científicas. Y a sostener un museo en la casa paterna, frente a la plaza principal.
Fue conocido por su trato amable y sencillo, su generosidad a toda prueba con el conocimiento y su capacidad sin igual para sortear obstáculos y editar, contra viento y marea, las obras de los científicos de la región.