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Los integrantes de la comunidad de la Iglesia Sagrado Corazón vivieron un auténtico déjà vu: con mucho pesar y bronca vieron que una vez más habían sido víctimas de delincuentes que ingresaron al recinto por la madrugada, ocasionando destrozos y robando lo quedaba en el lugar, que no era mucho porque tan solo una semana atrás ya habían sufrido exactamente la misma situación.

La gran diferencia entre los dos hechos delictivos fue que el ladrón -un joven de 18 años-, que ingresó de manera ilegal el 2 de julio pasado para llevarse herramientas y material de construcción fue atrapado por la policía, que había sido alertada por los vecinos cuando vieron que se estaba cometiendo el delito. En cambio, sobre los que ingresaron ahora nada se sabe y no hay ninguna pista.

Los ladrones que ingresaron al lugar lo hicieron luego de romper una de las rejas del nuevo salón, la cual fue barreteada. Una vez dentro, tomaron todo lo que no estuviera empotrado al piso y huyeron con el botín. Según informaron empleados de la capilla, aún están contabilizando qué es lo que falta porque, además de robar, cometieron algunos actos vandálicos, pero adelantaron que los ladrones se han llevado herramientas, comida y algunas donaciones que habían recibido de la comunidad.

Ubicada en la esquina de Roque Sáenz Peña y Montana, haciendo cruz con el Centro de Salud Juan José Franco y a 150 metros de la Comisaría Tercera, la iglesia está a la merced y libre de sufrir cualquier tipo de atraco en todo momento. Y aunque los vecinos se mostraron indignados, también dejaron entrever un dejo de resignación ante la desprotección que sufre el lugar.

El hecho de que la capilla haya sufrido dos robos en una semana -en el primero con el ladrón atrapado y en el segundo con el crimen impune- es solo un dato ampliatorio de otro más magnánimo: es el quinto robo que sufre en los últimos dos años.

Inclusive, se puede rastrear mucho antes el comienzo de este flagelo: en mayo de 2015 la Comisaría Tercera recibió una de las primeras denuncias cuando la encargada de limpieza de la iglesia halló forzada la puerta principal de la capilla, notando una vez dentro que ladrones se habían llevado un equipo de música y sillas plásticas.
Fuente: El Día de Gualeguaychú

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