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Alconada recomienda a Uruguay poner radares
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El conocido periodista argentino volvió a reclamar un mayor compromiso de Uruguay en la lucha contra el narcotráfico. Además, alertó que los uruguayos “ayudan a la corrupción y al lavado de activos argentinos”.

Hugo Alconada Mon habla tranquilo en el lobby de un concurrido hotel de Montevideo, pues está en Uruguay. Porque su nombre es sinónimo de periodismo -el de verdad, el que manda a prisión a empresarios y procesa a gobernantes- y es la causa de que en Buenos Aires no pueda ir al shopping con sus hijos. Fue y es amenazado, dice que casi no se da gustos con lo que cobra, y muchas veces se pregunta “para qué carajo” hace lo que hace. Pero lo hace.

Tal el primer párrafo de una extensa y profunda entrevista que Joaquín Silva le hiciera a Alconada, publicada en la edición de este domingo del diario montevideano El País.

-¿Por qué es importante el periodismo de investigación?

-Creo que es una de las tantas ramas que tiene nuestro oficio para tratar de acercarnos a lo que realmente pasa.

-¿Diría que hay cultura de periodismo investigativo en la región?

-No. (Piensa). Hay muy buenos ejemplos pero no sé si me arriesgo a decir que hay una tradición de periodismo de investigación. Lo que noto es más un esfuerzo personal o de un puñado de periodistas que una tradición estable, de unidades de investigación, en medios establecidos y durante décadas.

-¿Que no la haya es mirar para otro lado?

-Es que el periodismo de investigación es incómodo para todos. Es incómodo para las personas sobre las cuales escribís, pero también para el periodista, porque después sufre presiones, insultos, amenazas, espionaje… No la pasás bien vos ni tu familia.

- ¿La pasa muy mal?

-Sí. A ver, por un lado te dan el reconocimiento público y ganás premios. Pero después la pasás mal de verdad. Cuando publico las investigaciones lo hago porque me gusta, pero al mismo tiempo después tengo que estar con el casco puesto durante meses. Y lo mismo los medios de comunicación. Yo le he hecho perder dinero al diario La Nación porque mis investigaciones cuestan plata y porque además por mi trabajo después hay anunciantes que se retiran. Está bien, también se puede decir que les genero ganancias porque atraigo nuevos lectores o por ganar premios que hasta ahora nunca habíamos ganado. Pero sobre todo conlleva un tema personal. Fijate mis redes sociales. No aparecen fotos de mis hijos, no aparecen fotos de mi mujer; no me muevo en lugares públicos con mi familia.

-Pero ahora usted está en este lobby, y se lo ve tranquilo.

-Sí. Pero al mismo tiempo hay lugares a los que no voy. En cualquier lado.

-¿Un shopping, por ejemplo?

-Acá en Uruguay podría, porque me conocen menos. Pero en Argentina, sí, hay lugares a los que no voy. En mi caso me investigaron y me espiaron, a mí, a mis padres, a mi mujer y a mis hijos. Nos espiaron a todos. Mi familia termina teniendo problemas por las consecuencias de lo que hago.

-¿Ha pensado renunciar?

-(Piensa) No en el sentido estricto. Pero más de una vez me ha llevado a preguntarme para qué carajo estoy haciendo lo que estoy haciendo. Porque no me hago millonario. Yo me voy de vacaciones 15 días a la costa argentina, a una pequeña localidad, porque mi suegro me presta un monoambiente que es del tamaño de este espacio. Y tengo colegas que se van un mes a Punta del Este. Así que al final hago este tipo de trabajo, me cuesta llegar a fin de mes y me amenazan: ¿cómo funciona esto?

-En Uruguay hay muy poco periodismo de investigación, y el seminario sobre este tema que organizó ORT y al que fue invitado tiene como propósito estimular que lo haya. ¿Pero de qué depende realmente?

-Es también una cuestión de decisión, de los editores y de los dueños de empresas periodísticas. Y también es una cuestión de decisión personal. Porque es lo que decía, hay que estar dispuestos a pasarla mal, a que eventualmente te echen a patadas del trabajo, de que te insulten en la calle. Y además es muy desgastante porque hay investigaciones que se pueden resolver rápido, en una semana o en un mes, pero después hay otras que pueden durar cinco años. Y son cinco años en los que podes tener 10 o 12 investigaciones simultáneas en el aire, o más.

-Ha dicho hasta el cansancio que Uruguay siempre aparece mencionado en todas las indagatorias de corrupción argentina, como destino final del flujo del dinero sucio, pero no ha habido mayores consecuencias. “La meca del lavado de activos”, ha llegado a decir.

-Sí. Y me acuerdo que en Uruguay me salieron a contestar.

-Supongo que mantiene incambiada su percepción.

-Sí. Lo que yo puedo decirles es en base a lo que hemos visto en nuestras investigaciones, y es que una y otra vez, cuando indagamos temas de corrupción en Argentina, siempre hay una etapa o una escala en Uruguay. Sea en la ruta del dinero de la corrupción o en la ruta del lavado del dinero de la corrupción. Pasó en los casos de Siemens, IBM, Skanska, Lava Jato, en Odebrecht, Ciccone...

-¿Qué es en concreto lo que encuentra en Uruguay?

-Sociedades offshore uruguayas; Zona Franca de Montevideo; bancos uruguayos; bancos argentinos con sucursales uruguayas; inmuebles en Punta del Este; automóviles en distintos puntos del Uruguay; yates en distintos puertos uruguayos; Carmelo como punto de entrada y movimiento de activos; vuelos entre Argentina y Uruguay; vuelos de narcotraficantes y narcolavado entre Paraguay, Uruguay y Argentina; hidrovía con manejo de drogas, manejo de dinero... Una y otra y otra vez. No es una exageración. Es real. Y más vale que empiecen a revisar qué carajo hay dentro de la zona franca de Montevideo porque van a encontrarse una y otra vez con tramas de corrupción. Y tramas de corrupción argentinas, uruguayas, brasileñas, paraguayas, chilenas, españolas... ¿Cómo es posible que parte de la ruta del dinero negro español pase por Uruguay? Pasa por Caimán, por un par de paraísos fiscales adicionales de América Central y el Caribe y pasa por Uruguay. Por algún motivo es.

-Cuando usted se hace esa pregunta, ¿a qué respuesta llega?

-Entre otros aspectos, a que Uruguay mantiene determinadas pautas para el manejo de dinero bancario que ha hecho que, al menos antes, se dijera que era la Suiza de América del Sur. Es cierto que han mejorado, con algunas reformas y correcciones en el sistema antilavado, pero no es que ahora son la meca de la transparencia bancaria. Y tenés infinidad de estudios jurídicos y contables que viven de las sociedades que arman para clientes argentinos. Después me vienen siempre con la misma respuesta: “Nosotros somos como fabricantes de armas, y las armas pueden usarse para el bien por la Policía o para el mal por el delincuente. Pero nosotros no somos responsables del destino y el uso final de esos revólveres”. Fenómeno: ¿por qué no te mirás al espejo? Porque probablemente verás que en definitiva tus sociedades terminan usándolas los narcotraficantes o corruptos argentinos. Igual, después, muy tranquilos, tomándose un whisky a la noche, dicen “pero qué corruptos que son los argentinos”. Sí, sí, y los uruguayos ayudan a la corrupción y al lavado argentinos. Y además, ¿por qué los narcos brasileños están viniendo para Uruguay y no se quedan en su país? ¿Por qué los narcos paraguayos en vez de quedarse en Paraguay se vienen al Uruguay?

-¿Pero vienen y vacacionan o dice que operan desde acá?

-Las dos cosas. Los encontramos nosotros. ¿Por qué no se ponen a mirar el puerto de Montevideo? Una pregunta muy sencilla: ¿cuántos contenedores controlan las autoridades uruguayas de los que salen del puerto de Montevideo? ¿Un contenedor de cada cuántos? Porque eventualmente lo que puede también estar ocurriendo es que en Argentina por lo menos miramos. Con esto la mitad de los lectores me va a putear, pero lo reitero claramente: ¡mírense al espejo! Y vean qué pasa, también, en el departamento de Artigas. ¿O me van a decir que no saben que el departamento de Artigas es elegido por los narcos para arrojar desde las avionetas los bolsones de droga, porque tienen la oportunidad de que, ante un problema, giran para un lado y se van a Brasil o giran para el otro y escapan por Argentina? Entonces, si quieren investigar narcotráfico en Uruguay, pongan radares y controlen lo que pasa en Artigas. Ahora, si me dicen que lo sabe un periodista argentino y no lo saben los uruguayos, el problema es de los uruguayos.

-¿Cuánta gente derribó?

-No lo sé. Hay gente que está condenada por mi trabajo, gente que está procesada, gente que está embargada, gente que está inhibida y gente que tuvo que renunciar. De todos los partidos y de todos los gobiernos.

-¿Qué siente cuando por sus publicaciones alguien termina en la cárcel?

-Es algo que no me gusta nada. Me duele. Cuando alguien pierde su libertad es como... uy...

-¿Que Luiz Inácio Lula da Silva se haya liberado del cerco judicial, y ahora sea candidato a presidente nuevamente, hace quedar a la operación Lava Jato como un bluff?

-No. Recordemos que el Lava Jato es una investigación que sacó a la luz un entramado de corrupción y lavado, que involucraba a muchas de las empresas más grandes de Brasil o que operaban en Brasil, y que a su vez mostraban la interacción con políticos de todos los partidos brasileños, y que incluso además exponía cómo muchas de esas empresas también pagaron coimas en una docena de países de América Latina. Todo eso ocurrió, y todo eso salió a la luz y hubo condenas. El problema fue que uno de los jueces que participó en esta investigación, Sergio Moro, después se equivocó mal, feo y grosero, al dedicarse a la política, porque terminó manchando con política partidaria una investigación que era honesta.

-¿Pero Lula es corrupto o no? ¿Qué es lo que queda al fin y al cabo?

-Lula quedó, creo yo, cuestionado por cómo se movió él y sus colaboradores, algunos de los cuales están condenados, y en el plano familiar, incluso su mujer. Lo que pasa es que resulta muy incómodo hablar de esto porque su mujer murió. Pero, como sea: ¿Lula explicó todo lo que tenía para explicar sobre su actuación en el Lava Jato? No. ¿Y sobre la actuación de sus colaboradores? Tampoco.

-Y así y todo es probable que vuelva a ser presidente.

-Pero es lo mismo que pasa en Argentina. Cristina Fernández de Kirchner tenía ocho procesamientos y se presentó a las elecciones y ganó y hoy es la vicepresidenta. Esas cosas pasan todo el tiempo. Y no solamente con el kirchnerismo o con Lula.

-Si le menciono A Pepín Rodríguez Simón.

-Sí, a mí me quisieron embocar con ese. Decían que yo tenía comunicaciones telefónicas con él y que coordinábamos y hablábamos. Y yo hablé con él creo que dos veces, y lo llamé, porque necesitaba hacerle una pregunta, no para invitarlo a tomar un café.

-Ahora está en Uruguay, en busca de obtener el estatus de refugiado, mientras es requerido en Argentina por una causa sobre presunta extorsión. ¿Cómo lo define?

-Es un abogado que trabajó como hombre de confianza de Mauricio Macri que se puso a negociar con las empresas del juego por la ciudad de Buenos Aires para que pagaran un impuesto. La primera pregunta que uno puede hacerse es: ¿por qué mandaron a un abogado privado y no a un funcionario público? Porque para negociar en nombre del gobierno de la ciudad tenés que mandar a un funcionario de ese gobierno. Y otra es si fue parte de un entramado que se dedicó a apretar empresarios en nombre de Mauricio Macri.

-Ese es el fundamento de la causa que tiene abierta. ¿Cree que hay indicios?

-Sí. Yo no lo descartaría. Creo que hay mucho para explicar y esto lo he declarado en Tribunales. Acá hay algo muy raro y es que creo que todos mienten.
Fuente: El País de Montevideo

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