De acuerdo a información recabada por el diario El Telégrafo, una denuncia anónima fue el puntapié para comenzar a prestar atención a una mujer joven que --con aspecto llamativo-- se paseaba por diferentes barrios de la ciudad, donde se encargaba de suministrar o cobrar la droga que vendían luego en cada boca.
Se desplazaba en una camioneta Nissan Frontier azul y en diferentes horarios, principalmente a la madrugada. Según indicaron allegados a la investigación, llevaba siempre un arma de fuego adosada a la cintura, tal vez como forma de intimidar a sus vendedores en caso que surgiera alguna rebeldía, ya que en el ambiente delictivo sabían que cargaba con un antecedente por “encubrimiento de homicidio” en Montevideo (diciembre de 2019). Emulaba con su comportamiento a la protagonista de la serie mexicana de Netflix “La Reina del sur”, con quien se la llegó a comparar. Por la citada causa estaba cumpliendo con medidas sustitutivas.
Contando con varios elementos, el foco fue centrado en ella y sus movimientos. Llamaba la atención el estilo de vida, que no coincidía con su rutina, ya que sus ingresos legales no serían tan elevados para sostener cierto estatus.
Sin embargo, la mujer –que llegó a Paysandú y formó pareja con un exedil, de quien actualmente estaba separada--, se dedicaba a captar personas para su red. Así, era común que la rutina incluyera seducir jóvenes para que la rodearan y oficiaran luego como “perros”, es decir custodios del trabajo en distintos puntos. Además, lograba reunir un número importante de amistades, en su mayoría mujeres jóvenes u adolescentes, a quienes conquistaba con regalos, comidas, fiestas y viajes de placer. Un porcentaje de quienes la rodeaban pasaban luego a ser consumidores menores de droga, vendedores o asistentes en la distribución.