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La noticia política más relevante del fin de año en Entre Ríos fue el anuncio de que Luis Benedetto será delegado argentino ante la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande.

¿Sorpresa? No tanto. Por lo bajo y en absoluto off the record, referentes del gobierno entrerriano ya habían dejado trascender en los primeros días de diciembre que el ministro sería el “elegido”.

Tal vez lo más curioso del “anuncio” fue la identidad del “anunciador”.

¿Por qué fue Enrique Cresto el encargado de “oficializar” la novedad ante la opinión pública y no el gobernador Gustavo Bordet como máxima autoridad de la provincia; o el ministro Santiago Cafiero como articulador de las políticas con el interior; o los responsables de la Cancillería Argentina y de Energía, las dos jurisdicciones con competencias directas en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande?

Podría decirse que la “liebre” saltó desde un lugar inesperado: la intendencia de Concordia. Tal vez, como único justificativo, valga apuntar que la municipalidad de la capital del citrus es la más cercana al complejo y tiene una especial interacción con la vida de la represa.

“¿Por qué hizo el anuncio Cresto?”, preguntó el Entre Ríos a un representante del gobierno provincial, que respondió bajo promesa de que se reserve su identidad: “Para que crean que tuvo algo que ver con esa decisión. Algo que dista bastante de la realidad”, castigó.

El Entre Ríos también intentó saber si Luis Benedetto sumará Salto Grande a las dos áreas que ya están bajo su responsabilidad: Ministerio de Infraestructura y CAFESG, o se desprenderá de algo. Respuesta: “En el ministerio no seguiría, será otra decisión allí. Pero CTM sí y CAFESG puede hacerlo, ad honorem”.

Los memoriosos recuerdan cuando Sergio Urribarri fuera algo así como un “súper ministro” de la última gestión como gobernador de Jorge Busti, en tiempos de “sólida” amistad entre ambos. El “Pato” manejó al mismo tiempo un ministerio de múltiples competencias (Gobierno, Justicia, Educación, Obras y Servicios Públicos) y la CAFESG, entre los años 2003 y 2006.

Pero hay muchas diferencias entre el presente y aquella época. El aún ministro Benedetto ha quedado al frente de una CAFESG con mucho menos caja que entonces y encima ¡ad honorem!

Además, resulta novedoso –en caso de confirmarse- que una misma persona esté en CTM y CAFESG, lo que implica ser responsable de conducir el organismo que genera los excedentes y a la vez del que debe gastarlos.

¿Será que de esta forma se apuesta a controlar en forma directa la operación y los gastos de funcionamiento de la represa, a la par que se monitorea el flujo “inmediato” de las ganancias de un organismo a otro?
En qué quedó la causa de la provincialización
Ahora que el gobierno provincial y el nacional son del mismo signo político, la lógica sería que se avanzara sin demoras en la tan pregonada y reclamada “provincialización” de la represa. Si así no ocurriera, la prédica insistente de años anteriores se hundiría, degradada a mero embate oportunista para horadar a Mauricio Macri y a la delegación que gestionó entre 2016 y 2019.

No es un interrogante menor qué pensará de esa bandera provincializadora el nuevo Secretario de Energía de la Nación, Sergio Enzo Lanziani, un ingeniero nuclear oriundo de Misiones. ¿Pedirá que su provincia también tenga una “cuota parte” de la propiedad de la mitad argentina de la represa binacional? ¿Y qué decir de los intereses de los correntinos?

Otro actor que debería dar el visto bueno a la pretendida provincialización, -además de Alberto Fernández, claro, a quien no se le conoce definición al respecto- es el gobierno de la República Oriental del Uruguay. ¿Aceptará el electo Luis Lacalle Pou modificar todos los estatutos de la CTM para tener de contraparte no ya a un estado nacional sino a uno o varios estados provinciales? Son cuestiones que poco y nada se evaluaron a fondo mientras la causa provincializadora formaba parte del discurso de campaña. Se verá cuánto pesarán de aquí en más… Porque, como dijo el General, “mejor que decir, es hacer” y “mejor que prometer, es realizar”…
¿Quiénes completarán la “delantera” junto a Benedetto?
Confirmado Benedetto (se supone que así lo está, aunque no es el “Pipa”), queda aún por develar el misterio de los otros dos delegados del tridente… ¿O habrá una delegada por primera vez?... ¿No hay cupo femenino en Salto Grande?

Sin dudas, el que más se ha esforzado en posicionarse para ser tenido en cuenta es Juan Carlos Chagas, quien ya pasó por el Complejo y ahora se muestra propositivo, impulsando desde el achique de gastos y sueldos de directores, hasta una rebaja tarifaria en base al cobro de las regalías en energía, por ejemplo. Curiosamente, se trata esta última de una idea que, aunque con algunos matices distintos, también los delegados salientes impulsaron, cuando se vivía el momento más álgido del debate sobre los tarifazos.

Chagas pareció patear el tablero en la última semana de 2019 cuando denunció que una “bandada de caranchos” revoloteaba sobre Salto Grande. Obvio, no dio nombres, pero la metáfora apuntó a quienes presuntamente se frotan las manos, no tanto por ser designados como por hacer “negocios” con la nueva gestión de la Delegación Argentina.

Aunque Chagas no quiso revelar, ni en público ni en privado, a quiénes consideraba “caranchos”, por la vía del rumor se agitaba el nombre de un conocido empresario de la construcción, que supo estar ligado a la obra pública durante varias gestiones de gobierno y cuyo apellido le da nombre a una transitada curva concordiense. Es más, hasta se llegó a hablar de una reunión “cumbre” en su casa, a la que El Entre Ríos no pudo confirmar.

Por supuesto que, aparte de Chagas, hay candidatos para tirar para arriba. Por caso, el sindicato llegó a pedir que vuelva Juan Carlos Cresto. ¿Habrán consultado a las bases antes de semejante solicitud? ¿Cuánto habrán incidido en ese planteo unos cuantos que llegaron de la mano de “Calucho” al organismo y que anhelan su regreso con gloria? ¿Verá conveniente su hijo Enrique Cresto tanta exposición pública del apellido?

Hacia adentro del complejo han sonado otros nombres. Ejemplo: Urribarri. Padre e hijo (Mauro). El anuncio de que el exgobernador fue postulado para la embajada de Israel aplacó a los que apostaban por él. No obstante, su nombramiento como diplomático debe atravesar algunas instancias, como la aprobación de los pliegos en el Congreso y el “placet” que necesita del país de destino.

Otro apellido que resuena es el del ingeniero Carlos Massimo. Fue gerente de la represa y luego se integró a las filas de la Secretaría de Energía de la Nación, tanto en la gestión de Cristina Kirchner como en la de Mauricio Macri. Nadie le niega conocimientos suficientes sobre la operación de la represa, lo mismo que influencia y contactos en el ámbito de la energía, como remarcan sus defensores. En la otra vereda, los detractores lo asocian con los intereses privatizadores.

Los cuatro apellidos (Cresto –padre-, Urribarri –padre o hijo- y Massimo) tienen algo en común con Benedetto: son todos de Concordia. La tradición indica que en la delegación haya una “pata” concordiense, pero no dos ni tampoco tres. ¿Se romperá esa tradición? ¿Qué dirán en Federación, la localidad que se considera –y con razón- la que más sacrificó para la construcción de la obra, y que ahora es gobernada por el peronismo? ¿Y los otros municipios de aguas arriba, como Chajarí o Santa Ana? ¿Y los ribereños, siempre pendientes de los trámites de cobro de las indemnizaciones por las crecientes que avanzaron sobre sus propiedades a orillas del lago? ¿Y qué hay de Corrientes, que durante la gestión de Cambiemos estuvo a punto de meter un representante? ¿Y Misiones, la provincia del Secretario de Energía?
Fuente: El Entre Ríos