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La lentitud para vacunar contra el coronavirus a veces tiene que ver con la logística ineficaz del Estado y otras con la resistencia o desidia de algunos sectores de la población para inocularse. En la Argentina pasa un poco de las dos cosas, aunque es mayor la incidencia del primer factor, asegura Pablo Sigal, en un informe publicado este martes por el diario Clarín.

En la última semana se conocieron dos iniciativas, una en Mendoza y otra en Chubut, que buscan seducir con algún premio a los que se vacunen. Así como en Estados Unidos les dan 100 dólares, en Argentina sortean avistajes de ballenas o regalan vino y cerveza en restoranes.

Mendoza se ubica en el contexto nacional como una de las provincias más demoradas en la campaña de vacunación. Junto con Chubut aparecen por debajo del promedio nacional, tanto en primeras como segundas dosis aplicadas.

Esas dos provincias, sin embargo, no son las de peor performance en el país. Clarín hizo u n relevamiento, distrito por distrito, para saber cuáles están mejor y peor preparadas para enfrentar la variante Delta, cuya circulación comunitaria por dos casos conocidos en la Ciudad ya parece ser un hecho.

El primer dato es la fuerte brecha inmunitaria que existe entre provincias. Algunas duplican a otras en la cobertura de segundas dosis. También hay amplias diferencias con las primeras dosis.

Se parte de la base de lo que los expertos consideran una condición indispensable para afrontar la tercera ola de Covid: que la gente tenga los esquemas completos de vacunación, dado que la variante Delta es un 60% más transmisible debido a su alta carga viral.

El promedio nacional indica, hasta el 31 de julio, que la cobertura de primeras dosis es del 55% de la población y del 15%, con segundas.

Del análisis provincia por provincia, en base al Monitor Público de Vacunación, surge que los porteños son los que más primeras dosis han recibido, con una proporción del 66% de la población inoculada. Mientras que en segundas dosis el primer puesto es para La Pampa, con el 23%.

En la otra punta de la tabla de posiciones se ubica Misiones, con la peor performance de primeras dosis, al promediar un 38%; y Salta, con el peor indicador de segundas dosis, ya que ha logrado alcanzar apenas al 11% de su población.

Las provincias que están por encima o igualan el promedio nacional en primeras dosis con respecto a su población son: Ciudad (66%), La Pampa (60%), San Luis (60%), La Rioja (58%), Neuquén (58%), Río Negro (58%), Santa Fe (58%), Santiago del Estero (58%), Catamarca (56%), Córdoba (56%), Formosa (56%), Tierra del Fuego (56%), Buenos Aires (55%) y San Juan (55%).

Por debajo se ubican Mendoza (53%), Jujuy (52%), Tucumán (52%), Chubut (50%), Corrientes (50%), Entre Ríos (50%), Santa Cruz (49%), Salta (47%), Chaco (46%), Misiones (38%).

Entre la Capital Federal y Misiones hay 28 puntos porcentuales de diferencia. El déficit no tiene que ver con la disponibilidad de vacunas (el criterio de reparto es proporcional a la cantidad de habitantes de cada lugar), sino con la celeridad con la que cada Estado provincial las aplica.

En cuanto a las segundas dosis, La Pampa ya vacunó al 23% de su población. Le siguen Ciudad (22%), San Luis (22%), Córdoba (17%), Neuquén (17%), La Rioja (16%), Santa Cruz (16%), Santa Fe (16%), Tierra del Fuego (16%), Tucumán (16%), Rio Negro (15%) y San Juan (15%).

Por debajo del promedio nacional aparecen Buenos Aires (14%), Chubut (14%), Corrientes (14%), Formosa (14%), Jujuy (14%), Santiago del Estero (14%), Catamarca (13%), Chaco (13%), Entre Ríos (13%), Mendoza (13%), Misiones (12%) y Salta (11%).

Entre La Pampa y Salta hay 12 puntos porcentuales de diferencia, que en este caso significa el doble. Es decir, en este agosto, en el que supuestamente acelerarán las segundas dosis -según anunció el Gobierno-, pampeanos y salteños se ubican en puntos de largada muy desiguales.

Las provincias más demoradas son las que tienen los “stocks ociosos” más caudalosos, mientras que las que ostentan las mayores coberturas son las que casi no tienen vacunas guardadas en las heladeras. ¿Hay relación entre la cantidad de vacunas aplicadas y el impacto de la segunda ola en cada provincia? Clarín tomó como parámetro el cuatrimestre abril-julio y ese vínculo en algunos casos se confirma, pero varía según el distrito.

Misiones, por ejemplo, que es la provincia que en proporción ha aplicado menos primeras dosis, ha tenido un fuerte incremento de los casos de Covid en ese período, del 150%, cuando el promedio del aumento a nivel nacional ha sido del 109%.

En la provincia de Buenos Aires hay coincidencia entre los promedios de cobertura en la vacunación con los nacionales y el crecimiento de casos ha sido del 100%. En la Ciudad, donde hay mejores índices de vacunación que en el país, la suba de los contagios ha sido del 88%.

Pero la lógica no siempre se cumple: La Pampa y San Luis han tenido una fuerte aceleración de los contagios en los últimos cuatro meses, del 190% y 236% respectivamente. Es decir, la vacunación es parte de la solución, pero no todo. E n rigor, las vacunas previenen más la posibilidad de enfermedad grave y muerte que la chance de infectarse y contagiar.

Esta brecha inmunitaria que se vive fronteras adentro de la Argentina, el país entero la sufre. Al mismo tiempo, con respecto al mundo: naciones que con una mayor proporción de segundas dosis aplicadas (algunas ya están colocando una tercera) están mejor preparadas para hacerle frente a la variante Delta.

En Europa o Estados Unidos, el nivel de segundas dosis es de más del 50%. En nuestra región, Uruguay tiene al 64%. Le siguen Chile (63%), Colombia (23%) y Brasil (19%). En cuanto a primeras dosis aplicadas, en Sudamérica sólo Uruguay y Chile superan a la Argentina.
Fuente: Clarín

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