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Luis Changui Cáceres es contundente al cuestionar el rol de la Unión Cívica Radical en la experiencia del gobierno de Cambiemos. Pero no va más lejos y se ocupa en amparar “la cuestión institucional” y criticar a quienes “le tiran piedras al piloto cuando en el avión estamos todos”.

Por eso, el veterano dirigente santafesino se ocupa centralmente de la vida interna de la UCR y recorre el país convocando a la militancia a “arremangarse” y recuperar la identidad radical. El fin de semana que pasó estuvo en Concordia y en Villa Elisa, donde primó la vocación de fortalecer el perfil del radicalismo por fuera de la alianza que llevó a Mauricio Macri a la Rosada.

-¿Que percibió en sus encuentros con la militancia radical en Entre Ríos?
- Lo que vimos en Concordia y en Villa Elisa es un poco una ratificación de lo que veo a lo largo y ancho del país. Es un calco. Hay una inmensa mayoría, a nivel de militancia, que tiene una gran preocupación por la situación nacional y por la situación partidaria. Esa mayoría entiende que Cambiemos fue un frente electoral. Algunos no estuvieron de acuerdo, como yo, otros sí lo avalaron pero entienden que ese frente electoral se terminó.
-¿No hay alianza de gobierno después de la elección?
- Nunca hubo programa para constituir un frente. Nunca hubo discusión de espacios en un eventual gobierno de aquel que ganara. Lo que hay hoy es un gobierno del PRO que ha incorporado, por aceptaciones individuales, a gente de algunos partidos. En este marco, la preocupación es la subsistencia del partido, un partido que ha sido parte de la historia de país y que tiene mucho para dar. Así es que esta militancia se arremanga para una reconstrucción partidaria garantizando la prédica democrática que el radicalismo nunca perdió. Se apostará al armado hacia adentro de la cuestión partidaria para que recuperar el partido y que vuelva a florecer como alternativa para la sociedad. Vamos a terminar el año en una convención nacional de la militancia, en la última quincena de noviembre, y en Buenos Aires.

-Habrá una disputa respecto de la identidad del radicalismo. Porque las autoridades y buena parte de la dirigencia radical se sabe parte de Cambiemos y parte del gobierno de Macri
- Yo parto de la base que Cambiemos fue una alianza electoral. Terminó cuando terminó la elección. Hay que sacar adelante a un país que tiene riquezas materiales múltiples pero para eso hay que cambiar la cámara de la pelota, dejar de cambiar los parches. Y cuando uno apuesta a una reforma estructural uno termina pisando callos, temiendo una confrontación con intereses muy poderosos. Eso sólo se puede lograr a partir de un consenso amplio, con una base política de sustentación amplia.
- ¿Cómo calificaría al gobierno de Mauricio Macri?
- Yo quiero ser claro en esto. A veces me siento como si fuera arriba de un avión y hay tres o cuatro de los pasajeros que empiezan a hacer puntería a la nuca del piloto. Y más nervioso me pongo cuando veo que al piloto lo único que le interesa es ver cómo se queda con el avión y no cómo aterriza. En este tipo de situación, hay que fabricar el camino que nos lleve a buen puerto. Teníamos hace un tiempo atrás un puente para cruzar un río. Se decidió otro camino.

- ¿Se refiere a la experiencia de UNEN?
- Ese puente se dio por terminado en Gualeguaychú. Allí el radicalismo dio un giro abrupto de timón de 180 grados sin ningún tipo de discusión profunda para tomar una decisión que tenía que ver con el futuro del país y el futuro y el destino de la UCR. El puente tenía otras características y la UCR era el principal partido de la oposición. Hoy dejamos de serlo. Se debió haber garantizado no sólo el acuerdo electoral si no la gobernabilidad de aquel que ganara y, en paralelo, asegurar la subsistencia de la UCR. Era posible pero se tomó el camino de dar vuelta la página sin contemplar las otras dos cosas: la gobernabilidad y la subsistencia del partido. No es problema solo de la UCR ni de la Argentina. La corrupción mata cualquier proyecto de país y había que salir de esa situación confusa porque era un gobierno que levantaba banderas del radicalismo pero hacía cosas diametralmente opuestas a las que decía.
Varisco, suspendido
-Más allá de la situación judicial de Sergio Varisco, ¿cómo evalúa el procedimiento del Comité Nacional de disponer la suspensión de la afiliación del intendente?
-Yo creo que no era una competencia de (Alfredo) Cornejo suspenderlo. Hace muchos años que lo conozco a Sergio. Hay cosas que son visibles, palpables, y es la forma de vida que tiene Sergio. No puede haber tenido que ver con determinadas cuestiones, no vive en una mansión lleno de lujos, no tiene un zoológico privado ni un yate. Es una persona austera y los que andan en otro tipo de cuestiones no tienen ese tipo de vida. No conozco el expediente pero he escuchado algunas grabaciones. Sólo un tarado puede pensar que pueda estar metido en el negocio, discutiendo 10 mil pesos, 40 mil pesos cuando el narcotráfico mueve millones y millones y millones. Me da más la sensación de acuerdos que deben haber existido, desde un punto de vista electoral, para mover votos. Se puede haber cometido la torpeza de arreglar alguna designación pero estoy convencido que lo que le han hecho es una cama.

-¿Qué organismo partidario tenía atribuciones entonces?
- Lo debiera haber resuelto el Comité Provincial, a través de su tribunal de conducta ante un planteo.
Fuerzas Armadas
-Hay un radical en el gabinete y le ha tocado justamente implementar la reforma de las Fuerzas Armadas. ¿Qué opina de decreto que firmó Macri habilitando atribuciones de seguridad interior?
- Una vez más en Argentina está la cuestión de que si lo digo yo está bien si lo hacés vos está mal. Yo tengo buena memoria. Cuando salió la Ley de Defensa Nacional le costó tres años conseguirla a Raúl Alfonsín porque pasó por el Congreso. Después, todas fueron modificaciones que no pasaron por el Congreso con el cuento de que eran cambios al reglamento. Se hizo el tema del Escudo Norte, con 1.500 soldados del Ejército en la frontera. Y los muchachos que hoy putean no dijeron absolutamente nada. Hoy viene otro toqueteo a la ley. Yo sigo pensando que tiene que pasar por el Congreso, lo pensaba antes y lo pienso ahora. Hace tres años, con (César) Milani, nos lo pusieron como cabeza del operativo de la seguridad interior. Y estos muchachos no salieron a hacer ningún reclamo. Hoy son los principales críticos. Así nos va. Desde la hipocresía no se puede construir. A mi me preocupa, me genera una enorme preocupación, la instalación de las bases militares que fueron acordadas por el gobierno anterior y que están siendo ejecutadas en este.
Universidad y ajuste
-La Universidad pública se encuentra afrontando un ajuste presupuestario feroz y los docentes van a un paro con posibilidades de que se discuta la huelga por tiempo indeterminado. ¿Cómo ve al movimiento estudiantil y a Franja Morada en particular en este contexto?
- Lo que estoy viendo es una falta de participación activa desde el punto de vista juvenil, lo que también se ve en alguna medida en la Universidad. Los pajaritos están en una jaula, no vuelan aunque haya una quita de tres mil millones. Creo que ante este panorama tendrías que plantearse como conducción del movimiento alguna cosita. Yo se que se crearon universidades en contra de la ley porque se establecía que no podían crearse universidades a menos de 50 kilómetros una de otra. Fueron universidades para tener bocas para lavar fondos al igual que con la producción de cine. Soy consciente de eso pero tambien soy consciente de que este ajuste incluye la quita de dinero que debiera haber ido a otro lado, a becas por ejemplo y esto requiere una posición del movimiento estudiantil.
Fuente: Página Política

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