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Del Prado es un Centro de Diagnóstico y Tratamiento de las Adicciones que se encuentra en Concepción del Uruguay. Los dueños de la propiedad informaron la venta, lo que preocupa de sobremanera a las autoridades de la institución. Tienen todas sus camas ocupadas y la lista de espera es de 28 personas.

“A medida que se profundiza la degradación de los lazos sociales y de las estructuras familiares crece el consumo de drogas. Y mientras más abajo miramos en la pirámide socioeconómica, de peor calidad son las sustancias consumidas y menos los medios materiales para abordar el problema”, explica Luciano Peralta para Ahora El Día, al dar cuenta de la situación límite que atraviesa el Centro de Diagnóstico y Tratamiento de las Adicciones Del Prado, ubicado en Concepción del Uruguay. Los dueños de la propiedad donde funciona informaron la venta, lo que preocupa de sobremanera a las autoridades de la institución.

“Quienes pueden, suelen pagar tratamientos privados; quienes no, recurren a las herramientas, siempre limitadas, que ofrece el Estado. Un Estado que en 40 años de democracia sigue manteniendo una de las deudas más dañinas para toda la ciudadanía: la falta de una política seria contra el narcotráfico y de una política que, desde una perspectiva de derechos y de salud pública, ofrezca herramientas a la altura del problema”, remarca.

La Asociación Civil Del Prado es un Centro de Diagnóstico y Tratamiento de las Adicciones que se encuentra en Concepción del Uruguay, a la altura del kilómetro 318 de la Autovía 14, a unas 40 cuadras del centro de la ciudad. Hace unos días, los dueños de la propiedad en la que funciona informaron la venta y les dieron tiempo para resolver cómo y dónde siguen hasta el 1° de abril del año que viene.

El alerta no se hizo esperar, ya que allí conviven 32 personas (22 varones y 10 mujeres) que se encuentran en pleno tratamiento y, además, el lugar genera trabajo para 25 trabajadores y trabajadoras, entre médico psiquiatra, médico clínico, nutricionista, sicólogo, agentes sanitarios, enfermeras, cocineras, operadores psicosociales y administrativos.

“Tenemos una lista de espera de 28 chicos y todas las camas ocupadas en Del Prado. Y en El Edén, que está en el centro y funciona como casa de reinserción, 15 camas más”, contó Julio Santa Coloma, presidente de la asociación civil que sigue funcionando, en gran medida, gracias a los convenios con la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar).

“Desde Luján (Bs. As.) hasta Salta no hay una comunidad terapéutica conveniada con la Sedronar. Después, todo lo que hay son de las obra sociales o privados, y hoy un tratamiento te está saliendo, por lo menos, $160.000”, sostuvo Santa Coloma. Y recordó que “hace algunos años, teníamos casi el 40% de chicos de Gualeguaychú”, pero “ahora tenemos un 20%, se ve que están yendo a los Hogares de Cristo o a otros dispositivos, pero esos, sin desmerecer el gran trabajo que hacen, son lugares de contención, no tienen internación. Le ponen el corazón, eso yo lo sé, pero es otra cosa”.

En esta línea, Santa Coloma contó que el tratamiento que llevan a cabo en del Prado está adecuado a la nueva Ley de Salud Mental, “es un programa que se ha modernizado muchísimo, nos basamos en valores, posturas, actitudes, es un tratamiento conductual, estamos muy encima del usuario”, enfatizó y destacó las herramientas que significan los talleres de manualidades, arte terapia, música, teatro, huerta, granja, carpintería, herrería, mecánica y electricidad, entre otras propuestas.

Las becas otorgadas por la Sedronar para la internación son por tres meses y se pueden renovar por tres meses más. En tanto, la reinserción social, que en este caso se hace en la casa de El Edén, no puede durar más de dos o tres meses. En este sentido, desde la asociación se agradece la ayuda, pero sostienen que “los tiempos son cortos y no alcanzan”.

“En todos los años que llevamos, los tratamientos fueron de entre nueve meses y un año, y de cuatro a seis meses de reinserción social”, indicó Santa Coloma. Y expuso una realidad con la que conviven las familias en estos contextos: “Para el pibe que no está internado es muy difícil sostener otro dispositivo, como ir al psiquiatra, o la casa de día, ese pibe que vuelve a la casa se está drogando a los tres días. Es así, lamentablemente. Es insostenible”.
En Gualeguaychú, “La Esquina”
Las herramientas son pocas y no alcanzan para dar respuesta a una realidad tan avasallante como es el consumo problemático de sustancias. Partiendo de esa premisa, existen experiencias positivas. Una de ellas es la apertura, en 2021, del dispositivo territorial comunitario de la Sedronar que funciona en Alem y Bolivar de Gualeguaychú. Fue bautizado “La Esquina”, con la idea de “resignificar las representaciones sociales que se tiene sobre la esquina y el consumo de sustancias, y mostrar otra esquina posible”, presentó Mercedes Nieto, a cargo del dispositivo.

Se rige por lineamientos que tienen que ver con la perspectiva de cuidados, de derechos, la desestigmatización del consumo, la corresponsabilidad y la interdisciplina. Y cuenta con dos ejes de trabajo: el de asistencia, en el que se ofrece espacios de escucha (individual y grupal) a personas que están pasando por el consumo problemático o a referentes afectivos, sean familiares o no. Y el eje comunitario, que refiere al acercamiento a la comunidad desde lo preventivo, la promoción de la salud y los vínculos de cuidado y autocuidado.

En el lugar, que es abierto y de libre acceso, trabaja un equipo interdisciplinario conformado por trabajadoras sociales, psicólogas, terapista ocupacional, operadores psicosociales y una licenciada en musicoterapia. Allí funciona la huerta y el vivero de la Casa Redes 1 (que estaba en Urquiza y boulevard De María) y talleres de teatro y de música.

Si bien La Esquina está abierta a todas las edades, la mayoría de las personas que asisten son varones adultos. “A veces se consulta por ciertas sustancias y se tiene naturalizado el consumo de otras. Se consulta, por ejemplo, por cocaína y se tiene naturalizado el consumo de cigarrillo o alcohol, como si no fueran problemáticos. Éstos son los consumos más naturalizados y de los más consumidos, también”, remarcó Nieto.

“Estamos saliendo a las escuelas, sobre todo al nivel secundario, para generar herramientas de prevención”, contó. Al tiempo que enfatizó sobre la importancia de seguir reforzando la gran red local de cuidado y de referencia, “de la que son parte la Mesa de Salud Mental, el Municipio, los centros de atención primaria de la salud, el Hospital Centenario, la RISAM, el Hogar de Cristo, la Fundación Crecer, la Justicia, a través de los defensores penales, el Copnaf y las comunidades terapéuticas”, como es Del Prado, en Concepción del Uruguay.
Fuente: Ahora El Día - Luciano Peralta

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