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El ex vocal habló de Mizawak, Urribarri y García.
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El exmiembro de la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ), Carlos Chiara Díaz, acusó a su par del alto cuerpo, Claudia Mizawak, de haber empujado para su caída. Chiara Díaz dimitió a su cargo de vocal el 7 de febrero de 2017 cuando el proceso de juicio poítico en su contra avanza hacia su segura destitución.

“En esos términos, y en primer lugar, ha quedado demostrado en autos que el doctor Chiara Díaz, a lo largo de los últimos 10 años, tuvo como práctica habitual solicitar autorizaciones para ausentarse de la jurisdicción requiriendo, en la inmensa mayoría de los casos, la liquidación de viáticos por cada día que se encontraba fuera de la ciudad de Paraná y gastos de traslado (ida y vuelta).”

Ese es un fragmento del dictamen del extensísimo informe que produjo la Comisión de Juicio Político que, en diciembre de 2016, votó el inicio del trámite de juicio político. Ahora, después de su alejamiento y ya jubilado, Chiara Díaz rompió el silencio durante una entrevista que concedió al periodista Daniel Enz.
Mizawak, con protección de Urribarri
Carlos Chiara Díaz, exmiembro de la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ), sostuvo: “No digo que había una situación de enfrentamiento pero indudablemente uno sentía que ella no iba a responder en determinadas cuestiones a lo que entendiera según su leal saber, sino respecto de las presiones que podía sufrir desde el Poder Ejecutivo”. Aseguró, también, haberse sentido “desencantado y desilusionado de mucha gente y de muchas instituciones en las que confiaba y que creía que estaban de mi lado, peleando por una Justicia independiente, una Justicia que no esté pensando en la posibilidad de escalar ante el poder de turno, pero resulta que me encontré solo en ese quehacer”.

También sostuvo que Mizawak tenía protección del ex gobernador y actual presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Urribarri. Advirtió que por la situación padecida “podría hacerle un planteo a la provincia y una demanda por daños y perjuicios porque violó la manda constitucional de que a un juez hay que sacarlo por juicio político, pero un juicio que no sea amañado por presiones del gobernador o presiones del sector oficialista, sino un juicio donde uno tenga derecho a demostrar su inocencia o rebatir las acusaciones. Yo no tuve esa oportunidad”.
En el juicio político hubo “vacío y miedo”
Respecto del proceso de juicio político que lo dejó afuera del STJ, Chiara Díaz analizó el proceso por mal desempeño que debió afrontar ante la Legislatura y aunque evitó hablar de “traición” admitió haberse sentido “desencantado y desilusionado de mucha gente y de muchas instituciones en las que confiaba y que creía que estaba de mi lado, peleando por una Justicia independiente, una Justicia que no esté pensando en la posibilidad de escalar ante el poder de turno y resulta que me encontré solo en ese quehacer”.

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“Tanto desde el ámbito judicial como desde el ámbito académico y político hubo una especie de vacío o de miedo frente al poder porque realmente mucha gente no sólo actúa por interés de ir escalando sino por miedo de que la muevan de sus privilegios y sus pequeñas cuestiones que la han ubicado en un cargo o una posición, o en su defecto a gente de su familia”, aseveró.

“No lo llamaría traición sino una lamentable declinación personal porque al momento histórico en Entre Ríos, que me tocó jugar en varios, lo consideraba fundamental, porque el poder y algunos asaltantes del poder se han quedado con la posibilidad de avanzar frente al desconocimiento del pueblo, que ignora ciertos detalles”, analizó.
La explicación de su renuncia
En cuanto a la posibilidad de encontrar otras salidas que no fueran su renuncia, dijo que “estaba decidido” y explicó que “en este tipo de cosas se evalúa si conviene seguir o negociar”. “Nunca me gustó la palabra negociar, que ahora se está viendo en el orden nacional con respecto de determinados magistrados que aparecen en posiciones críticas porque los han denunciado y hasta han sido parte de un desplazamiento, pero después se quedan calladitos, quedan quietos y de golpe los sacan de la escena o los trasladan y a eso algunos lo llaman negociación, salen del punto donde el poder de turno se creyó amenazado y los ponen en otra situación”, reflexionó el ex vocal.

Y ante esto, advirtió: “Nunca quise entrar en esa, pero en esta situación en especial, que se planteó en forma grosera la necesidad de tener y mantener jueces dependientes en la presidencia del Superior Tribunal, manteniendo a una persona que había sido fiscal de Estado y defensora en causas penales de dos ex mandatarios como el caso de (Jorge) Busti y de (Sergio) Urribarri”.

“Ante eso, entendí que debía jugarme por el mantenimiento de las instituciones, jugarme por dos banderas que para mí son irrenunciables como la independencia judicial, para que tenga razón de ser institucional, y estaba dispuesto a dar batalla hasta el final”, destacó.

Lamentó que, “en el ínterin, sucedió que con todas las dificultades que yo tenía, como esos perros que empiezan a pegarle dentelladas a la víctima, me convencieron que la lucha iba a ser bastante prolongada pero no tenía dimensión que algunos ex colegas, ante el pedido del juicio político de la presidenta del Tribunal, lentificaban los informes de modo distinto a como hicieron conmigo, que prepararon toda la sala de amparos para que diera noticias sobre mis actividades, cuándo deje de estar solo como titular en la sala para ir a Buenos Aires y cuánto tiempo significaba eso para la marcha de las causas y no pudieron encontrar nada”, afirmó.

Y remarcó, al respecto, que tiene “el orgullo de poder decir que soy de los pocos jueces que con 50 años no tuve nunca la posibilidad de exceder el término fijado por los códigos, nunca me atrasé en la resolución de las causas”.
Dijo que Mizawak tuvo que ver con su desplazamiento
En ese contexto aseguró que “indudablemente” Mizawak tuvo que ver con su desplazamiento del STJ y explicitó: “Yo tenía presentado desde un congreso que se hizo en Concepción del Uruguay el proyecto de juicio por jurado que fue aprobado y se envió al Superior Tribunal para que viera la posibilidad de mandarlo al Poder Ejecutivo para hacerlo ley, y ella lo escondió, no lo puso en el temario, y ahí me di cuenta que en realidad estaba jugando un partido que podía incluir la inconveniencia de tener el presidente de la Sala Penal en posturas independientes en contra de lo que ella quería que fuera la marcha de las actividades penales sobre todo cuando estuviera comprometido el poder político”.

“También me di cuenta que a ella le resultaba antipático que uno figurara a veces en iniciativas que tenían recepción en el orden nacional. En definitiva, era un ambiente hostil pero lo superé con entereza, sin darle mucha importancia, tratando de afrontarlo”, reveló.
La expresidente del STJ “se iba a Punta del Este”
Dijo, no obstante, que “me di cuenta que no podía seguir más cuando a ella le pidieron el juicio político y hacen la secuencia, e incluso hay un informe o declaración de la secretaria de Superintendencia designada por ella, doctora (Elena) Salomón, que concretamente dice que las ausencias, las licencias y los viáticos de Chiara Díaz eran exactamente iguales a las que les correspondían a los otros vocales. Es decir que mi situación era idéntica o mejor que la de ella, porque se iba al exterior o a Punta del Este”. Puntualizó, a modo de ejemplo sobre las ausencias o viajes de Mizawak, que “una vez estaba su marido (Raúl Arroyo) en una misión porque también integraba el elenco provincial (como secretario de Energía) y se fue en el auto del Superior Tribunal para que la dejara en el hotel donde estaba el marido. Había cosas que no me gustaban e informalmente lo planteé”, contó.

En cuanto a su contacto con la entonces presidenta del Superior Tribunal, sostuvo que “no tenía tanto diálogo con ella en la Sala Penal porque ella no le dedicaba demasiado tiempo y quienes estábamos de forma permanente éramos el doctor (Daniel Omar) Carubia y yo además de la estructura de la secretaría”.

“Por ahí aparecía, pero muy contadas veces y nosotros teníamos cientos de inconvenientes porque hacíamos los borradores o la decisión definitiva y la enviábamos firmada y se detenía días enteros en Presidencia porque ella se iba”, denunció y aclaró que “no digo que había una situación de enfrentamiento pero indudablemente uno sentía que ella no iba a responder en determinadas cuestiones a lo que entendiera según su leal saber, sino respecto de las presiones que podía sufrir desde el Poder Ejecutivo”, acotó.
¿Por qué había pedido enjuiciar a Urribarri?
Consultado respecto de la situación del ex presidente del Tribunal de Cuentas, Guillermo Smaldone, Chiara Díaz recordó que “cuando sale el apartamiento por 5 a 4, primer voto mío, por designación írrita porque no se hizo de acuerdo a la Constitución vigente sino a otra y a partir de ahí sucede algo no tan raro: le avisan y renuncia”.

“Según dicen algunos a Smaldone le dieron un cargo en la Cámara de Diputados o Fiscalía de Estado donde ganaba exactamente igual que en el Tribunal de Cuentas y estuvo dos años y tres meses desempeñándose como fiscal sin tener los requisitos de una designación conforme a la Constitución y tampoco conforme a sus antecedentes personales, pero directamente faltaba un aspecto; porque cuando se pide la abstracción (que se pidió en función de que informaron cómo salía el orden de votos) viene rápido el fiscal de Estado, pide que se archiven las actuaciones, está de acuerdo el Procurador (General del STJ, Jorge Amilcar) García y yo como primer voto planteo que faltaba algo, porque si todos coincidimos por mayoría en que la designación fue conforme a una ley no vigente y sin tener todas las condiciones que debía reunir el candidato, hubo dos años y tres meses de desempeño de un Tribunal de Cuentas presidido por alguien que no podía controlar correctamente. Por eso pedí el enjuiciamiento de quienes lo habían designado, fundamentalmente el gobernador Urribarri”, relató.
Un mensaje para Arralde
“Me tuve que ir porque tuve una invitación así que dejé mi voto y, cuando volví, esa cuestión no se trató en los votos. Es decir que quedó latente la posibilidad y no entiendo cómo el promotor de esta acción que era (el ex senador de San Salvador y ex convencional constituyente, Juan Carlos) Arralde no tomó una cuestión que era tan clara”, lamentó.

“No sé si hubo una negociación con él, que era un hombre político, y no sé en qué recayó la cuestión, pero especialmente me hubiera gustado saber por qué los colegas que me acompañaron en el voto no quisieron mandarle al fiscal un pedido para que se expida expresamente respecto de quien lo designó que era el gobernador Urribarri”, afirmó.

Admitió, asimismo, que le causó “asombro que en el primer pedido de juicio político se tomó un caso de la vida privada, que trajeron elementos y datos de afuera y hasta a la candidata que hacía la acusación la trajeron desde Buenos Aires, e incluso se le dio un camino que no era el habitual y no era el deseable”.

Sugirió que “esto siguió adelante por el tema de que yo habría dejado sin alimentos a un supuesto hijo o hija y, en determinado momento, cuando tienen que expedirse lo hicieron formalmente en la Cámara de Diputados y también por los diarios, como por ejemplo la doctora (Rosario) Romero que dijo que esta era una cuestión vinculada con la actividad y la vida privada que no podía dar fundamentos a un juicio político”.

Recordó, sobre su actitud ante ello, que “no estaba enojado, estaba fastidiado porque quedaba en evidencia que yo molestaba en el Superior Tribunal al poder, tenían miedo de mi independencia, cuando debería ser al revés”.

Como detalle anecdótico contó que “en el primer juicio político, mientras estaba trabajando una noche en mi despacho, los doctores (Emilio) Castrillón y (Bernardo) Salduna me felicitaron porque habían rechazado el pedido de juicio político y me llamó la atención que dos colegas lo supieran antes que yo”.
La protección de Urribarri
Planteó que la protección de Mizawak provenía del entonces gobernador y señaló que “Urribarri salió a decir que se reunió en Concordia con los diputados de su partido. Es decir, que él intervenía mostrando posición respecto del caso mío y la debe haber logrado porque la doctora Mizawak fue exculpada sin llegar al Senado y, en cambio, yo llegué al Senado donde produje toda la prueba que podía ofrecer sobre mi desempeño académico, que las idas mías no eran para establecer una suerte de misterio ni taponamiento ni iba a Buenos Aires para conseguir viáticos”.

Es más, enfatizó que “si hubiera algún damnificado y fuera delictiva esa cuestión los damnificados tendrían que haber sido la UBA, la Universidad de Belgrano o la Universidad del Museo Social porque les estaría cobrando (lo cual era mentira porque no les cobré nada) y no la provincia”.

“Yo iba y cumplía la misión que tenía que ver con el Poder Judicial. Como volvía generalmente en avión me quedaban unas cuatro o cinco horas que aprovechaba o para tener reuniones vinculadas con la actividad procesal o dar clases y eso no es ningún delito ni ninguna falta”, acotó.
¿Demandará al Estado provincial?
Criticó, además, que “al ofrecer toda la prueba correspondiente y me empecé a sentir mal, me atendían de presión y otra serie de cosas, por lo cual pedí una postergación de la audiencia y no me la dieron, pero además hubo algo más sustancioso que no se dijo: que el doctor (Guillermo) Brunner no tenía poder mío, no le había dado poder porque fueron tan rápidos los acontecimientos y pese a ello él me acompañaba”.

“En conclusión y esta es una de las irregularidades graves: podría hacerle un planteo a la provincia y una demanda por daños y perjuicios porque violó la manda constitucional de que a un juez hay que sacarlo por juicio político, pero que no sea amañada por presiones del gobernador o presiones del sector oficialista, sino un juicio donde uno tenga derecho a demostrar su inocencia o rebatir las acusaciones”, remató.

Admitió que “no tuve esa oportunidad porque me llevan adelante con un procedimiento que es atentatorio de la forma de apartar a los jueces, y en especial a los jueces del Superior Tribunal, mediando causas judiciales que al parecer tenían interés desde el Ejecutivo y otros sectores de conducirlas de determinada manera”.

“Yo podría plantear ahora una demanda contra el Estado pero no lo voy a hacer”, concluyó.
Fuente: Canal 9 Paraná.

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