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Yoana Suarez trabajó en el hogar de adultos mayores "Hogar Padre Pio", ubicado en calle Quintana de Concordia. Junto a su hermana, que también desempeñó tareas en el lugar durante más de un año y medio, denunció las presuntas irregularidades y deficiencias en la atención.

Esto motivó que las áreas de Inspección General, Secretaria de Salud y Saneamiento Ambiental de la Municipalidad, entre otras, dispusieran la clausura definitiva emplazando a las responsables del geriátrico a contactar a los familiares de los abuelos internados, según precisó el Diario El Sol. “Establecemos una clausura, no vamos a colocar fajas para no entorpecer el acceso al edificio. Hay adultos mayores y el personal que los atiende debe entrar y salir. La clausura es definitiva y tienen 10 días para darnos la información de los familiares y será desde la fiscalía del Juzgado de Faltas desde donde van a notificar a los familiares y de no dar cumplimiento se realizará una denuncia por abandono de personas”, explicó el funcionario de Saneamiento Ambiental a los cronistas de El Sol, en medio del operativo.

Confirmó que no era la primera vez que clausuraban el hogar y pese a eso seguía trabajando. “Hace un mes labramos actas y lo clausuró Inspección General, pero siguieron operando”.
No entregaron la nómina de familiares de los abuelos
El funcionario, a su vez, detalló que la intervención de Saneamiento Ambiental obedece a que no realizan el tratamiento debido de los residuos patológicos. “Los entregan sin tratar a recolectores informales, tienen la desinfección vencida y otras irregularidades como las cuestiones edilicias, pero lo más grave es que se negaron a entregarnos la nómina de los familiares de los abuelos que residen en el hogar”.

Tras la confección de actas después de las denuncias, el Juzgado de Faltas, mediante un mandamiento en horas de la tarde, dispuso la clausura definitiva y la sentencia.

Presente en el procedimiento, el titular de Especialidades Públicas, Emilio Arriondo, explicó la intervención de la Secretaría de Salud. “Verificamos las libretas sanitarias del personal, la situación y el estado general de los internos. En qué condiciones están para saber si necesitaban algún tratamiento especial que no se les esté brindando en un lugar solo de cuidado de la tercera edad, a veces se los habilita porque cumplen con todos los requisitos pero después vienen las irregularidades. También estamos solicitando la historia clínica de cada paciente y los tratamientos para saber si tenían controles médicos y si concurría el médico del PAMI. Además, no sabemos si tenían algún servicio de emergencias”.

El caso puede derivar en una denuncia penal por abandono de personas, coincidieron todas las partes.

El diario El Sol describió que al momento del operativo se percibía en el lugar el olor nauseabundo de bolsas con pañales descartables depositadas en el interior de la residencia, camas no declaradas en las habitaciones, una silla de plástico agujereada adaptada como retrete, matafuegos que no existían, la supuesta salida de emergencia sin luz y utilizada como depósito.
Sillas de ruedas del PAMI, tiradas
En la recorrida constataron la existencia de al menos 10 sillas de ruedas de la mutual PAMI tiradas a la intemperie bajo la lluvia.

Otra irregularidad es que en el fondo de la residencia se encontraba el ala de enfermería, donde había internadas dos personas jóvenes que, aparentemente, serían pacientes siquiátricos o con problemas de adicciones conviviendo con los abuelos.

El operativo municipal incluyó también el trabajo de otras áreas como electrotecnia por el estado de las instalaciones eléctricas y obras privadas por la estructura edilicia.
La denuncia de Suárez y los familiares
Para comenzar expuso que la comida que les sirven a los abuelos no es digna de servir a nadie “ni un animal come esa comida, los abuelos no eran higienizados correctamente y se los bañaba con detergente, cuando la piel de ellos es muy sensible. Ahí adentro pasaron muchas cosas, no había luz porque estaban enganchados y se sacó el medidor y recién a la noche hacían la conexión clandestina”.

“Cuando trabajaba había 25 abuelos alojados y los familiares hacen la vista gorda a todo lo que está pasando. Cuando me fui intenté contactarlos y tengo copias de los mensajes y las conversaciones, pero nadie hace nada y todo sigue igual”, aseguró.
Fuente: Diario El Sol

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