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Nada habría sucedido si el PJ no hubiera sufrido el domingo último una memorable paliza electoral.

Tal vez, con el paso del tiempo, algunos recambios habrían acontecido de todas maneras, pero jamás de este modo. Los 123.000 votos de diferencia entre Cambiemos y el PJ tuvieron el efecto de un verdadero terremoto político que no dejó ladrillo sobre ladrillo ni títere con cabeza.

La lista de los caídos es extensa y tal vez aún se le agreguen más nombres. Incluye a cuatro ministros: Mauro Urribarri, José Luis Panozzo, Carlos Schepens y Adrián Fuertes.

Se completa con varios funcionarios de segunda línea pero que ocupaban puestos de mucho poder y manejaban cajas abultadas: José Omar Spinelli en IAFAS; Faustino Schiavoni en la Secretaría de Cultura, adonde había llegado por recomendación de Pedro Báez; Luis Erro en la coordinación de políticas de gobierno; Juan Javier García, un kirchnerista de la primera hora, en la Unidad Ejecutora Provincial; Raúl Arroyo, esposo de la presidente del STJ Claudia Mizawak, en la Secretaría de Energía, y Luisina Pocay en Ciencia y Tecnología.

Algunas voces cercanas al gobierno dejaron entrever que hubo reclamos de intendentes para que el gabinete sea limpiado de urribarrismo, como condición para que en 2019 se pueda revertir el fracaso electoral del domingo último.

En el terreno de las especulaciones, no faltan quienes mencionan presuntas presiones en el mismo sentido que habrían llegado desde la Casa Rosada. Pero difícilmente haya quien confirme esta hipótesis.

Como sea, nadie duda del factor clave: los votos. No sólo porque fueron muchos los entrerrianos que metieron en la urna la boleta de Cambiemos sino porque se perdió en departamentos claves, territorios de "poder" de los caídos en desgracia: Concordia, Paraná, Concepción del Uruguay, Federación, Villaguay, etc.

¿Portazo o expulsión?

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El aparato de comunicación oficial se cuidó sobremanera de presentar la salida de Mauro Urribarri como si se tratara de una decisión del ahora exministro. En otras palabras, se fue porque quiso y no porque Bordet le pidió que se fuera.

Tal celo no acompañó la salida de los restantes funcionarios. La figura de la "renuncia indeclinable" sólo le fue aplicada al hijo del exgobernador.

¿Verdad o diplomacia?

El hermetismo que rodea la caída de Mauro Urribarri agiganta las preguntas y deja el campo abierto a las suspicacias y las sospechas.

Máxime si se tiene en cuenta que el lunes 23 de octubre, a las 9,40, el entonces ministro había publicado un mensaje en su muro de Facebook, que lejos estaba de parecer una despedida y menos aún un portazo: "El gobernador ha promovido siempre el diálogo, el intercambio y la pluralidad de voces, en la gestión y en la vida partidaria. En ese marco, vamos a seguir trabajando con compromiso, dedicación y defendiendo invariablemente los intereses de la provincia."

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El posteo de Mauro Urribarri, 48 horas antes de su renuncia Agrandar imagen
El posteo de Mauro Urribarri, 48 horas antes de su renuncia
Es a la luz de este mensaje que se disparan los rumores que sugieren que lo de la "renuncia indeclinable" fue sólo una figura acordada para amortiguar el impacto de su partida.

Resulta todo un enigma saber qué sucederá de aquí en más con el vínculo entre el padre del caído, Sergio Daniel Urribarri, presidente de la Cámara de Diputados, y el gobernador Gustavo Bordet.

¿Habrá una reedición de la puja que protagonizara Urribarri con su mentor Busti, cuando el primero era gobernador y el segundo diputado? ¿O habrá una convivencia, basada, tal vez, en acuerdos que permitan a los Urribarri espacios para seguir respirando políticamente y a Bordet que la cámara de diputados no se transforme en una máquina de impedir?

¿Señal a la Justicia?

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Hay muchos otros interrogantes que sólo el tiempo responderá. ¿La partida del esposo de Claudia Mizawak es un síntoma de que el ejecutivo se aleja cada vez más de la actual conducción del Superior Tribunal de Justicia?

Y semejante distancia, ¿no será una señal para que la Justicia entrerriana, cuya imagen de independencia está tan estropeada, se renueve y sienta que hay margen suficiente para arremeter, como lo hace la Justicia federal con los K, con todas las causas de corrupción que le apuntan a los Urribarri y a varios de sus principales colaboradores? ¿Será posible semejante cosa?

Por lo pronto, sorprendió a propios y extraños el planteo de Raúl Riganti, que reemplazará a Bahillo en la Cámara de Diputados. "Hay muchos proyectos para presentar, pero uno inmediato es que no tengamos fueros", prometió. ¿Acaso un preanuncio de que no habrá blindaje político alguno para diputados como Urribarri y Báez, requeridos desde los tribunales?

Entre tantas preguntas sin respuestas, emerge una certeza: No todos los ministros y funcionarios que se fueron serán reemplazados.

Fiel a su estilo, el gobernador Gustavo Bordet se apresta a aplicar una nueva reestructuración de áreas, que reduciría la cantidad de organismos sobre la base de reagrupamientos. En su entorno aseguran que se busca profundizar la austeridad y la lucha contra el déficit, una línea de trabajo en línea también con los vientos que soplan desde Balcarce 50.
Fuente: El Entre Ríos

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