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Al otro lado del río, en la vecina República Oriental del Uruguay, cobra forma un plan que haría caer la prohibición –aún vigente- de vender cannabis a turistas.

El asunto ha dado origen a un debate. Mientras unos sostienen que desde 2014 ya existe un turismo vinculado a la marihuana ilegal, otros plantean que fomentar el consumo no es el objetivo de un cambio normativo. Eso sí, nadie en el gobierno de Lacalle Pou quiere hablar o presentar el paso que se dará a corto plazo como “turismo cannábico”.

Daniel Radío, secretario general de la Secretaría Nacional de Drogas (SND) y presidente del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), admitió, en diálogo con el diario El País, que le gustaría dar este paso “lo antes posible para empezar a probar qué pasa”. Porque en el gobierno entienden que la reglamentación de la ley 19.172 de regulación y control del cannabis, promulgada el 20 de diciembre de 2013 por el entonces presidente José Mujica, presenta una “inequidad de base” al permitir el acceso al cannabis solo a ciudadanos uruguayos y extranjeros residentes.

“Creo que alguna vez nos va a parecer una obviedad en el devenir histórico que las personas cuando vayan a otro país puedan acceder a tomar una copa de vino o fumar cannabis si lo desean. Hoy todavía no porque tenemos resabios y coletazos del prohibicionismo”, dice Radío, quien destaca su “pelea” contra dicho paradigma al considerar “muy malos” sus resultados. “Nunca tuvimos los problemas que tenemos ahora de dolor, muerte, enfermedad, mafia, crimen organizado, ajuste de cuentas, sicarios”, asegura el funcionario, quien habla del “siglo del prohibicionismo” y el fracaso de la guerra contra las drogas.

De todas formas, Radío enfatiza que ni desde la SND ni desde el Ircca buscan “promover” el consumo de marihuana. Puntualiza, además, que no le gusta hablar de turismo cannábico porque “cuando una persona viene a Uruguay a tomar un vino nadie dice que está haciendo turismo alcohólico”.

Remo Monzeglio, subsecretario de Turismo y también integrante de la Junta Nacional de Drogas, coincide con ese punto, y adelanta que no van a “propiciar” un turismo cannábico. No está ni “en consideración” de la cartera, dice.

¿Pero se trata de un tema de nombre y de cómo se “vende” la propuesta? Monzeglio insiste que no piensan que “el turismo cannábico, llamado tal, pueda ser una opción”, sin brindar mayores detalles. Liliam Kechichian, ministra de Turismo entre 2012 y 2020 durante los gobiernos de José Mujica y Tabaré Vázquez, había declarado tiempo atrás que “Uruguay no va a tener turismo cannábico nunca”.

Ahora bien: desde Turismo sí han planteado que se “debería pensar en una universalización del consumo” de cannabis, dice Monzeglio, bajo la premisa de que “cualquier persona que esté dentro del territorio nacional, sea extranjera o no, debería tener las mismas posibilidades de acceder a consumir, en las mismas condiciones que un uruguayo”.

La regulación uruguaya estableció tres maneras de acceder al cannabis psicoactivo de forma legal: el autocultivo, los clubes de membresía o clubes cannábicos, y la compra de la droga a través de una cantidad limitada de farmacias. No se permite formar parte de más de una opción a la vez.

El decreto reglamentario 120/014 habilita a los autocultivadores a tener hasta seis plantas de cannabis y pone un límite de producción de 480 gramos por año. En total hay 12.902 cultivadores, de acuerdo a un relevamiento del Ircca actualizado al 10 de noviembre.

Los clubes de membresía pueden plantar hasta 99 plantas de cannabis, y contar con un mínimo de 15 socios y un máximo de 45, quienes no podrán acceder a más de 480 gramos por año cada uno. Se registran 213 clubes con 6.452 miembros al 10 de noviembre.

La tercera opción, que se fijó en mayo de 2014 pero se puso en marcha recién en julio de 2017, establece que se podrá acceder a un máximo de 10 gramos semanales o 40 gramos mensuales por persona en farmacias. Comenzaron siendo 16 en todo el país y hoy son 23. Hasta el 10 de noviembre los adquirientes en farmacias resultan 46.375, según el Ircca.

En todos los casos, la ley que impulsó el expresidente Mujica estableció que se debe realizar obligatoriamente un registro sin costo. El interesado debe acudir personalmente a una oficina del Correo Uruguayo habilitada para tal fin y presentar una constancia de domicilio, entre otros requisitos.
¿Qué cambiará?
Radío entiende que, para habilitar ahora el acceso a los turistas que lleguen al país, se debe modificar el decreto reglamentario de la ley vigente. Se establece allí que para cualquiera de los tres casos se debe ser mayor de 18 años, tener ciudadanía uruguaya legal o natural, o poder acreditar la residencia permanente en el país.

El funcionario adelanta que es partidario de “eliminar el registro para todas las personas”, pero como está establecido en la ley dar este paso implicaría un cambio legislativo que “llevaría mucho tiempo”. De hecho, están sobre la mesa varias opciones para ampliar el acceso al cannabis, tanto para los turistas como uruguayos. Además, se evalúa si el registro seguirá siendo por el Correo Uruguayo u online, y si se exigirá la constancia de domicilio, así como en qué momento se habilitaría la opción a extranjeros.

-¿Para qué fecha se pretende comenzar la venta de cannabis a los turistas?

-No sé. Si hace dos meses me hubieras preguntado, yo te hubiera dicho seguro que no pensaba que era para este año -responde Radío-. Hoy ya no te lo digo eso seguro, pero creo que no, que es improbable igual.

Una opción para la habilitación de turistas sería instrumentar vía decreto “algún tipo de registro temporal, que implicara flexibilizar la forma de registrarse, y que el registro caiga cuando el ciudadano abandona el país”, dice Radío.

Para el acceso al cannabis recreativo para turistas trabaja hace unos tres meses un equipo conformado por Radío, Monzeglio, Nicolás Martinelli (asesor del presidente Lacalle Pou), el director ejecutivo del Ircca Diego Serrano, y personal del área jurídica del Ircca y Prosecretaría de Presidencia.

Radío destaca que, una vez se llegue a una propuesta técnica de modificación legal, hay que conseguir consensos políticos a nivel del Ejecutivo, que estima “los va a haber”.

Entiende que las empresas que ofrecen el producto en farmacias tienen “más control” y advierte que si hay “otras instancias que quieren participar del negocio, puede llegar a generar un nivel de competencia no del todo leal”.

Ahora bien, Uruguay podría contar con comercios del tipo “boutique cannábicas”, pero Radío no lo ve como una medida de “corto aliento” sino más a “mediano y largo plazo”, aunque espera que sea durante este mandato de gobierno. Ampliar a otra figura de expendio además de las farmacias adheridas es una opción que se manejó en el gobierno anterior pero no tuvo luz verde.

Otra opción que plantea es trasladar el concepto del turismo de bodegas con cata de vinos, pero “para el cannabis, eventualmente”, aunque tampoco lo piensa para el corto plazo.

Radío insiste en que la apertura debe ser “gradual”, por lo que estima que en una primera etapa los turistas podrán solamente acceder al cannabis en farmacias. Esto implicaría una modificación vía decreto que incluya a los extranjeros entre los adquirientes.
Fuente: El País de Montevideo

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