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Manu festejó sus 25 en Colón. Crédito: CABB Retro.
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Muy difícil resulta establecer la fecha exacta del nacimiento de un ciclo que marcó a fuego la historia de uno de los deportes más importantes de nuestro país. Algunos dicen que esa camada de jugadores nacidos entre mediados y fines de la década del ’70 comenzó a sentar bases en el Mundial Sub 22 de Australia 1997 (cuarto puesto). Otros que la consolidación data del Sudamericano de Valdivia o el Torneo de las Américas que tuvo como sede el estadio “Ruca Che” de Neuquén, ambos disputados en 2001.

Pero la trascendencia de la cita, y fundamentalmente el hecho de haberle propinado al Dream Team la primera derrota de su historia, indican que la Generación Dorada nació en el Campeonato Mundial de Indianápolis 2002. Porque todo cambió después de aquel 4 de septiembre, fecha en la que Argentina derrotó por 87-80 al seleccionado local, en el cierre de la segunda fase de un certamen que se le escapó por muy poco, en una derrota tan dolorosa como polémica en la final, que necesitó un suplementario, frente a Yugoslavia.

Definitivamente ese certamen instaló al Seleccionado Nacional entre los mejores del mundo, algo que fue ratificado, en cada cita de las importantes, inclusive en el Mundial 2019, con Luis Scola como único representante de la “vieja guardia”. En todo este recorrido el pico de rendimiento y logro, se dio en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, con un nuevo triunfo sobre Estados Unidos, el cual ésta vez sí pudo disfrutarse por completo, porque Argentina obtuvo la medalla dorada, tras vencer con total autoridad en la final a Italia.

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Foto: Gentileza de Julio Felix. Agrandar imagen
Foto: Gentileza de Julio Felix.
A dieciocho años de la primera de las gestas de ese grupo que, representando todos los valores deportivos que admiramos, se metió en la historia grande del deporte nacional, recordamos una escala en la preparación rumbo al Campeonato Mundial de Indianápolis 2002, cuando el seleccionado permaneció una semana en la ciudad de Colón.

Desde ese momento, cada victoria, cada medalla, cada hazaña, la sentimos un poco nuestra también. Porque en una ciudad como Colón, turística por excelencia, se conserva el espíritu de pueblo y surge espontáneamente la cálida bienvenida y el respetuoso trato durante la estadía del visitante.

Por esos días se nos hizo costumbre cruzarnos con ese grupo de lungos que, estrenando la indumentaria Topper que mezclaba el azul con los colores tradicionales de nuestra bandera, caminaba con total humildad entre nosotros, por la céntrica calle 12 de Abril, saliendo de entrenar del Club La Unión. También descansando y disfrutando el paisaje costero en la vereda del ex Hotel Quirinale; o en algún trabajo físico a la vera del majestuoso río Uruguay.

El plantel argentino arribó a Colón el 23 de julio y permaneció hasta el 1 de agosto de 2002, para luego concluir los trabajos en Córdoba, antes de emprender viaje hacia Norteamérica en busca de la gloria. Del micro de Flecha Bus, que estacionó ese martes 23 frente al Quirinale, en Costanera Herminio Quirós, bajaron la mayoría de los integrantes del plantel: Gabriel Fernández, Juan Espil, Alejandro “Puma” Montecchia, Hugo Sconochini, Juan “Pepe” Sánchez, Rubén “Colo” Wolkowisky (éstos dos ya con pasado NBA), Andrés Nocioni, Lucas Victoriano, Leonardo Gutiérrez, Luis Scola y nuestros conocidos Daniel Farabello, oriundo de la ciudad, y Leandro “Torito” Palladino, de Concepción del Uruguay. Al día siguiente, el 24, arribaron nada menos que Emanuel Ginóbili (días después de ser presentado como refuerzo de San Antonio Spurs) y Fabricio Oberto, completando el preseleccionado orientado por Rubén Magnano, que luego tuvo que elegir los 12 representantes en el Mundial.

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Foto: Gentileza de Julio Felix.
La preparación incluyó jornadas de triple turno y fue una de las más intensas de la GN, según admitieron los protagonistas en el documental “Jugando con el Alma”, en el cual inclusive se observan varias escenas filmadas por ellos mismos en Colón. En el medio Juan Espil debió abandonar la concentración por problemas familiares y Magnano lo reemplazó por Federico Kammerichs. Una nota de color fue el festejo de cumpleaños, los 25, que le realizó el plantel a Manu Ginóbili el 28 de julio.

Un par de días antes de culminar la etapa en Colón hubo una conferencia de prensa en el Hotel Quirinale, encabezada por Magnano y los jugadores de la zona, y de la que también participaron, además de Carlos Delasoie –presidente de La Unión- y Mariano Rebord –Intendente de la ciudad-, Dani Farabello y Palladino. “Estoy muy conforme con el tiempo de preparación teniendo en cuenta los partidos amistosos que jugaremos, un Top 4, dos partidos en México, uno en Puerto Rico y tres más en Detroit. Al debut en el Mundial llegaremos en muy buenas condiciones”, expresó Magnano, que agregó, presagiando lo que vendría: “El nivel del seleccionado ha sido una consecuencia de una conjunción de muchas cosas, entre ellas la competencia interna”. Farabello, quien sería desafectado del Mundial al igual que Kammerichs, fue por la misma vía: “El objetivo es estar entre los 6 mejores del mundo. Hay material para dar pelea”. Y también Palladino: “Trabajamos para estar entre los primeros, el objetivo es ir paso a paso”.

Con el paso de los años y a partir de las conquistas, esa visita fue ganando trascendencia hasta transformarse en una de las más importantes del plano deportivo que tuvo la ciudad, marcando a fuego una relación Colón- Generación Dorada, que se cultivó con esa visita en 2002 en la que Daniel Farabello (su hermano mayor, Claudio, también vistió la Albiceleste años antes) fue embajador, y posteriormente con la intervención de Paolo Quinteros, medallista de bronce en Beijing 2008. Paralelamente fue sellando ese idilio el fiel acompañamiento del dirigente Carlos Delasoie -presente en cada una de las citas mundialistas y olímpicas desde los ’90-, a quien alguna vez Manu Ginóbili le preguntó a la salida de una cancha “¿cómo está La Unión?”, y al que en el último Mundial el “Oveja” Hernández le brindó un cálido abrazo mientras celebraban un triunfo en la recepción del hotel.
Fuente: El Entre Ríos

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