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La gruta que brinda culto a San Isidro Labrador, ubicada en la zona rural de San José, en la Colonia Nueva al Norte, cumplirá 60 años y quienes vivieron su fundación, como así también le pidieron y agradecieron tantas veces, se unen para celebrarlo.

Las actividades están programadas para el domingo en el predio de la capilla, comenzando a las 9.10 con una procesión desde la casa de Oscar Gileno, a las 10 será la celebración de la misa y a las 12 habrá un almuerzo.

Para la comida, se encuentran a la venta las tarjetas a $280 para mayores y $120 para menores de 3 a 12 años, incluyendo asado, ensalada y postre (sin bebida - habrá servicio de cantina).
Las misiones protegieron la colonia
La historia de esta gruta comienza con el padre Miguel Mayoraz (sacerdote y monje benedictino). Él visitaba las colonias donde nació cuando tenía vacaciones, iba a la casa de su hermano Cirilo Mayoraz en Colonia Nueva al Norte y misionaba en la zona.

Todos los días celebraba misa en la casa de él y luego de la misma conversaba con los vecinos que descansaban de la jornada de trabajo. Las tertulias continuaban y los cuentos formaban parte de la reunión. Las mujeres charlaban al cuidando de los niños en el patio y la galería de la casa adornada por plantas y enredaderas.

El vivo testimonio de estas misiones del padre Mayoraz son las ermitas o pequeñas grutas y cruces que quedaron en las colonias. Una de ellas nace de la propuesta de un vecino, José María Magnin, quien ofrece levantar en la esquina del campo de su propiedad una ermita que tenga como patrono a San Isidro. La razón de la elección del santo escapa a la memoria de su hijo (quien brinda el testimonio), Neris Magnin, que en ese momento tenía 11 años, pero se deduce que fue por tratarse del protector de la agricultura.

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Los vecinos de Colonia Nueva al Norte, todos fervientes católicos, descendientes de inmigrantes suizos, franceses e italianos, se movilizaron para construir la gruta y muchos de sus hijos y nietos siguen hoy habitando la colonia. La idea de Magnin en 1958 fue apoyada por todos ellos, que sin escatimar esfuerzos comenzaron a aportar material y trabajo para concretarla.

Desde su inauguración, pasó a ser un hito de referencia en el camino a Primero de Mayo, un lugar de oración especial en épocas de sequía o lluvias intensas y de caminata para dejar una flor.

El lugar que ocupa actualmente no es el original, pues la necesidad de ensanchar el camino a Primero de Mayo obligó a retirarla más adentro de la propiedad, conservando la parte superior que quedó intacta al ser colocada sobre la nueva ubicación.

Fue así que en 1997 los vecinos idearon una capilla que acompañara la gruta, dado que las misas y encuentros siempre se daban al aire libre. Paso a paso, con donaciones, beneficios y el servicio y la ayuda de cada uno de los habitantes del lugar, creció la que hoy es la Capilla San Isidro Labrador de la Colonia Nueva al Norte.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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