El tercer y definitivo paso sobrevendrá cuando las grúas, una en cada extremo, levanten la pesada masa de hierro y la depositen sobre los pilotes de hormigón.
Lo curioso y tal vez anecdótico es que, para ejecutar esta última acción, una de las grúas deberá recorrer aproximadamente 30 kilómetros, haciendo el mismo rodeo que han tenido que hacer los vecinos, de manera tal de poder llegar al otro lado del arroyo, puesto que es imposible que la grúa pueda utilizar el viejo puente madera. "Ni podemos asomarnos al puente viejo. No está en condiciones", explicaron desde la empresa Grúas Bovier.
La celeridad de los trabajos dependerá del clima. Si llueve, hay que esperar de 3 a 4 días después que cesen las precipitaciones, para recién entonces avanzar con las máquinas.