El José Amalfitani estaba lleno. En total, 31 mil personas fueron a alentar a Jaguares ante Brumbies, en la semifinal del campeonato de Súper Rugby. El equipo argentino se ganó el derecho a jugar como local a partir de un rendimiento excelente en la fase regular, que lo dejó como el tercero mejor en la tabla general de puntos.
A la cancha salió con la noción de que debía realizar un partido perfecto si pretendía acceder a la definición por el título y vaya si lo entendió.
Los dirigidos por Gonzalo Quesada tuvieron un gran arranque de partido y sacaron diferencias rápidamente cuando Tomás Cubelli consiguió filtrarse, llegó al ingoal rival y marcó la primera diferencia a los cuatro minutos.
Los argentinos siguieron en ese dominio y con la puntería de Joaquín Díaz Bonilla y un nuevo try de Tomás Lavanini, la diferencia se estiró a un 20-0 que resultaba poco creíble, pero que reinaba en el tablero.
Desde ese momento Brumbies salió del asedio impuesto por Jaguares y llegó al cierre de la primera mitad a lograr un descuento por medio del hooker Fainga’a, que se filtró en las líneas defensivas argentinas y, conversión de por medio, cerró el primer tiempo por 20-7.
Pero si alguien creía que las cosas cambiarían hacia el segundo tiempo, se equivocó. Jaguares incluso mejoró su versión de la primera etapa y presionó constantemente a su rival, de manera que llegaron tres nuevos tries, autoría de Orlando (por duplicado) y Bofelli, llevando el tanteador al 39-7 que resultaría definitivo.
En el segundo tiempo, entre los argentinos ingresó el concordiense Marcos Kremer, que se recuperó de su dolencia y pudo formar parte del éxito de Jaguares, mientras que estuvo en cancha desde el arranque el otro entrerriano, Javier Ortega Desio.
Jaguares llegó a la final con solidez y en el último partido se tendrá que medir con Crusaders, que en un partido sumamente parejo derrotó a Hurricanes por 30-26. Tendrá que hacerlo en Christchurch, el sábado 6, desde las 4.35 de la mañana, por lo que este lunes viajará hacia Oceanía.
