Según su relato, un hombre tocó al timbre de su casa, ubicada en cercanías de la Terminal del Ómnibus y muy angustiado y nervioso por lo que supuestamente le estaba sucediendo, que luego descubrió que solo fue una actuación, le comentó a la mujer que necesitaba mil pesos.
La engañó diciéndole que trabajaba en una panadería muy cerca de allí, que efectivamente existe, y que se había quedado sin gas, ya que tenía gas envasado. Tenía toda su panificación leudada y lista para ingresar al horno, pero al haberse quedado sin gas, no podía cocinarla. Él muy desesperado por perder toda su producción, le comentó a la mujer que solo tenía 4 mil pesos, que la garrafa salía 5 mil, y si es que ella podía prestarle esos mil pesos que le faltaban para poder hornear, y ni bien vendiera todo se los devolvería.
Ella, pese a ser muy desconfiada, en esta oportunidad no dudó, y ayudó a "su vecino" con el dinero que le faltaba.
Con el correr de las horas, notó que el hombre no volvía y se acercó a la panadería a preguntar si había alguna novedad de su dinero, y allí se dio cuenta que fue víctima de una nueva estafa, ya que el hombre no trabajaba ahí y en ningún momento se habían quedado sin gas.