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El policía Gustavo Pérez, encargado de las escuchas telefónicas, declaró casi cuatro horas en el juicio que se sigue a Elbio Gonzalo Caudana y otras 21 personas por actividades de narcotráfico. Abundó en detalles para reconstruir cómo se organizaba y se ponía en funcionamiento una maquinaria que consistía en la provisión de estupefacientes, el financiamiento, transporte, almacenamiento y reventa al menudeo en Paraná y la zona, en Concordia y Federal. Su testimonial fue clave para despejar quiénes desempeñaron los roles principales. “Caudana era proveedor, el que tenía la plata. Walter Ramírez era un intermediario, el que tenía los contactos para comprar cocaína y marihuana”, dijo el policía. El juicio que comenzó ayer y está previsto que se extienda, al menos, durante el mes de diciembre, pasó a un cuarto intermedio hasta el jueves.

Pérez hizo todas las escuchas telefónicas en la causa y ordenó cuáles desgrabar y cuáles no. Contó que la causa a Caudana se formó a partir de dos investigaciones particulares, una de ellas con alguien apodado El Viejo que luego determinaron que se trataba de Walter Ramírez -que estaba aojado en la Unidad Penal 1 de Paraná-. “Detectamos que Ramírez hablaba con una persona lllamada Chili de Villa Mabel -de apellido Bernal-. Después nos dimos cuenta que había más gente involucrada”, dijo al inicio de su testimonio.

El policía manifestó que las escuchas telefónicas llevaron la pesquisa hasta Caudana. “Pudimos determinar que Sandra Bernal compraba estupefacientes a Caudana a través de Walter Ramírez y se la llevaban al barrio, allí la vendía al menudeo”, aseguró e involucró a otras personas que, según la investigación, almacenaban el estupefaciente en Villa Mabel y barrio Rocamora de Paraná. “Walter Ramírez se cobraba una comisión por cada venta”, aseveró. Asimismo dijo que Ramírez fue el nexo para el primer contacto entre Caudana y Natalia Bonasola en Concordia. “Bonasola suministraba estupefacientes a Toledo y Rocha de Federal”, acotó.

Cuando hicieron los allanamientos, en Concordia los investigadores llegaron hasta un campo de Bonasola y su hermano. La prueba de la causa indica que en ese lugar fue el primer encuentro personal entre Caudana y Bonasola. “Allí encontramos 20 kilos de marihuana enterrado. En el lugar había un chiquero de chanchos”, asentó. El escondite en ese lugar, alentó la idea de que el olor de los animales obstruía cualquier vestigio de marihuana.

En tanto, en la casa de Natalia Bonasola los agentes hallaron droga y dinero escondidos en la churrasquera. “Había unos mosaicos y un material diferente. Por eso golpeamos y sonó hueco. Abrimos y encontramos plata, estupefacientes y creo que un arma”, afirmó. Allí se guardaba el dinero que sería abonado a Caudana cuando llegara con la droga. Era más de medio millón de pesos.

Pérez también habló del crecimiento económico de Rocha en Federal. “Los vecinos decían que se debía a la venta de droga”, manifestó y no restó apreciaciones referentes a los despliegues en Paraná y la zona. Dijo que Matías Caudana -hijo de Gonzalo- “era mandado por su padre” a realizar tareas como cobranza o pagos a ramas menores de la estructura como los Osuna o Patricia Leiva de San Benito.

Según el policía, las dos investigaciones iniciales que terminaron con Caudana en el centro de la escena comenzaron con escuchas telefónicas a Walter Ramírez y los Osuna. “Encontramos coincidencias en las investigaciones”, señaló. Además marcó que las escuchas telefónicas lo llevaron a “dos hermanas a quienes les decían Las Capri y que almacenaban estupefacientes como Keila Gutiérrez.
El nicho y la ruta del tráfico
Entre otros episodios, el policía marcó la ruta que hacía Caudana para proveerse de droga y aseguró que “Caudana tenía dos personas que estaban en Fuerte Apache que le vendían estupefacientes”. “Viajaba de noche. A la vuelta salía de Buenos Aires a Rosario. Tocaba Santo Tomé, Paraná y seguía con el resto de la carga hasta Concordia donde lo esperaba Bonasola”, describió Pérez y agregó: “En Fuerte Apache había una persona de Paraná que ahora no recuerdo su identidad, aunque sí recuerdo que esa persona tenía cuestiones con la Justicia por problemas de índole sexual. El otro contacto de Caudana tenía un apodo que no recuerdo”.

También dejó en evidencia que una de las líneas de contacto en Buenos Aires era el hijo de Mameluco Villalba, de nombre Iván.

Iván Villalba fue condenado hace algunos años atrás por el TOF de Paraná, porque fue encontrado en Entre Ríos transportando droga. A principios de este año, mientras estaba en una salida transitoria -estaba en el penal de Ezeiza-, Iván Villalba asesinó a un empleado municipal e hirió un policía del partido bonaerense San Martín.

En tanto, hace poco más de un mes atrás, el propio Mameluco Villalba y varios integrantes de su familia fueron condenados por un tribunal de San Martín, por lavado de dinero. Se los acusó de comprar propiedades y vehículos con dinero proveniente del narcotráfico. Por eso, además de restringirle la libertad por más tiempo, se lo condenó a pagar una multa de 5.200.000 pesos.
Fuente: N.B. de Análisis Digital

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