Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
En una audiencia de juicio abreviado, presidida por la doctora Natalia Céspedes, se condenó en Colón a un hombre de apellido Agüero, de 38 años, a la pena de 2 años y 8 meses de prisión de ejecución condicional, por los delitos de amenazas, lesiones leves (calificadas por mediar violencia de género) y desobediencia.

La investigación se inició con una causa en el Juzgado de Familia local por violencia de género, a raíz de la que se dispuso la prohibición de acercamiento hacia la víctima, medida que el imputado desobedeció en una primera oportunidad al golpear a su expareja y causarle lesiones leves y proferirle amenazas. En esa ocasión, se lo detuvo en flagrancia y quedó imputado, y luego volvió a violar la prohibición al enviarle mensajes de texto a la víctima.

Desde fines de diciembre, cuando fue detenido simultáneamente a que se realizara un allanamiento en su domicilio, se secuestraron celulares que fueron peritados y se comprobó que había mantenido contacto con la víctima, quien tenía además un botón antipánico. El acusado se hallaba con prisión domiciliaria y monitoreado mediante pulsera electrónica.

Por el mismo tiempo de la condena, tiene prohibido acercarse y mantener contacto por cualquier medio con la expareja y su núcleo familiar (personalmente, por teléfono, mensajes de texto y/o redes sociales).

En el Código Penal, las lesiones leves tienen prevista una pena de 1 mes a un año, aunque esta se agrava de 6 meses a 2 años cuando se da alguna de las mismas agravantes de los casos de homicidio (por ejemplo, el hecho de ser ascendientes, descendiente, cónyuge o excónyuge, o con quien se mantuvo una relación de pareja, aunque no mediare convivencia, por mediar alevosía, ensañamiento, por premeditación, por tratarse de miembros de las fuerzas de seguridad, etcétera).

En este caso, se agravan por ser perpetrado por un hombre hacia una mujer mediando violencia de género. El condenado no posee antecedentes penales computables.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario