Pero aunque sus pretensiones están a la vista, el complejo escenario electoral y su tarea como intendente, inciden para que demore las definiciones tajante. En el discurso de apertura de sesiones del Concejo Deliberante llegó al extremo de los eufemismos. Dijo que se ponía “a disposición” para acompañar la “profundización de la transformación de Entre Ríos”.
Así las cosas, apenas dos días después de ese acto formal, aparecieron los carteles. Sí, son carteles más que afiches. Carteles sostenidos por palos clavados en la tierra a tal efecto, algunos, mientras que otros se sirven de columnas preexistentes.
Coloridos, con el rostro del presidente municipal -obvio- y, sobre todo, escasos de palabras. Sólo se lee “Enrique 2023”.
Está clara la intención de no terminar de explicitar su precandidatura a gobernador. Es tan así que el cartel podría servir para cualquier otro lugar en las listas, aunque conociendo sus objetivos de alguien que respira política desde la cuna, cuesta imaginarlo en otro casillero que no sea el que lo postule para el sillón de Urquiza. Aunque, no está de más recordarlo, en política nunca se sabe…
Si juega en las PASO, se supone que competirá con Adán Bahl (que tampoco termina de definirse), Laura Stratta (en el lugar de la fórmula que sea), y otros que aún es menos claro cómo jugarán, como José Bahillo o Martín Piaggio. Y si el STJ así lo permitiera, podría agregarse a la contienda ni más ni menos que el exgobernador Sergio Urribarri. Más algún "tapado" que podría destaparse a último momento.
En medio de tantas incertidumbres y con el gobernador sin terminar de resolver si las elecciones serán desdobladas o "concomitantes" como gusta decir, los carteles Enrique 2023 son bastante concretos. Dicen bastante, aunque no todo.
