El embargo a la Cooperativa de Trelew es apenas la punta de un iceberg enorme, cuya máxima deformidad se advierte en las cifras de endeudamiento de EDENOR y EDESUR. Son tantos los ceros que en las planillas informáticas es difícil leer las cifras. La primera adeuda 127 mil millones de pesos. La segunda, más de 72 mil 500 millones.
Dentro de ese panorama complicadísimo, los actores del sistema eléctrico entrerriano se ubican en el lote del medio. Tienen deudas con CAMMESA (COMPAÑÍA ADMINISTRADORA DEL MERCADO MAYORISTA ELÉCTRICO SOCIEDAD ANÓNIMA) pero –aclaran desde dentro-, son pasivos manejables, ya que no superan –en el peor de los casos- el equivalente a tres facturas mensuales por la energía que demandan.
Por caso, la Cooperativa Eléctrica de Gualeguaychú figura con una deuda de 923 millones de pesos y las facturas mensuales con el sistema mayorista rondan los 360 millones, a valores de hoy. Su par de Concordia adeuda alrededor de 1.700 millones de pesos y sus compromisos mensuales rondan los 500 millones.
El caso de ENERSA es especial. Hasta hace poco, estaba al día. Pero solo pudo afrontar una parte de su última factura que ascendía a casi 4.500 millones. En consecuencia, figura con un pasivo de $ 3.100 millones.
¿Por qué ENERSA estuvo al día mientras la enorme mayoría de las distribuidoras no conseguían cumplir con los pagos mensuales por energía? ¿Acaso es superavitaria y logra cubrir adecuadamente todos sus costos gracias a sus ingresos? Definitivamente no. Por lo que pudo saber El Entre Ríos, el Estado provincial la “apalancó”, cosa que dejó de hacer en las últimas semanas, en virtud del fuerte deterioro de las cuentas provinciales.
Aunque en Entre Ríos aún no se ha llegado a tal extremo, hay distribuidoras que no sólo dejaron de pagar en tiempo y forma a CAMMESA. También han postergado el cumplimiento con proveedores y, en algunos casos más graves, se han atrasado con el pago de salarios. A su vez, en la parte superior de la cadena, CAMMESA no le paga a generadoras y transportistas. Con la novedad de que el Estado nacional decidió no continuar “salvando” al sistema con giros especiales y, sin esos salvavidas, la situación orilla el colapso.
Los eslabones de la cadena de pagos que están resentidos son varios. De abajo hacia arriba, el primero son los usuarios, que pagan a la distribuidora que les lleva la electricidad hasta su casa cada vez con mayor morosidad o directamente no pagan.
En esa ruptura de la cadena, el Estado tiene mucho que ver también como usuario. De hecho, entre los principales acreedores de la Cooperativa Eléctrica de Concordia figuran la municipalidad y la provincia, además de algunos privados de elevados consumos. Según han dejado trascender desde la distribuidora, si cobrasen todo lo que adeudan esos grandes usuarios, especialmente el Estado, sus números alcanzarían prácticamente el equilibrio.
Entre los costos que se dispararon notoriamente con la escalada inflacionaria y la devaluación figuran los repuestos para sostener la calidad del servicio. También los que hacen falta para el mantenimiento del alumbrado público. Si no se lograse una adecuada reposición, hay riesgo de que el servicio se deteriore sensiblemente.