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Última salida a la montaña (Cordón del Plata)
Última salida a la montaña (Cordón del Plata)
Última salida a la montaña (Cordón del Plata)
Carlos Montoreano es concordiense, tiene 50 años y hace unos 6 que incursionó en el mundo del andinismo, animándose a escalar cerros en el cordón montañoso de la cordillera de los Andes.

"Lo más lindo es dimensionar lo diminuto que somos adelante de una simple piedra que forma parte de la cordillera, ahí te das cuenta que somos un granito de arena en el universo", cuenta entusiasmado durante una entrevista para el programa Despertá con Nosotros.

Sin embargo, esta actividad también tiene sus riesgos y sinsabores. "Lo más feo que me tocó vivir hasta este momento fue en enero pasado, cuando lamentablemente por condiciones climáticas no pudimos, pero íbamos a hacer cumbre en el cerro Mercedario, en el sur de San Juan. Llevábamos dos días de marcha y la segunda noche fue el terremoto que hubo en la provincia. Nos asustamos bastante adentro de la carpa, porque nos sentimos como cuando estás acostado y te mueven la cama. Y tuvimos una sensación de desazón porque uno no sabía si podía llegar a caer una piedra o un derrumbe", contó en contrapartida.

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Visita al Cerro Mercedario - San Juan Agrandar imagen
Visita al Cerro Mercedario - San Juan
¿Cómo nace esta afición?
Todo comenzó hace unos 6 años, cuando realizó el Cruce de los Andes, que lo organizaba la Asociación Sanmartiniana que tiene sede en Rosario. "A lo largo del año nos fuimos preparando en la historia, participábamos de charlas que daban profesores de historia, y al final del año se hizo una selección de la gente que va a ir a montado, se hace a caballo, fueron 73 personas; el resto fuimos caminando, lo que era la parte de infantería, que ahí éramos 23 personas", rememoró.

Sobre esa experiencia vivida, comentó que "uno va tomando contacto con los lugares por donde San Martín estuvo. Salimos de Uspallata y el sentir esto que es por donde él anduvo con su ejército es algo inimaginable".

"A partir de ahí, quedo en una buena relación con el guía de la Asociación y con un baqueano del ejército, que era lo que hacía su apoyo, y sobre fines del mismo año hice mi primer cerro en Mendoza, el Penitente, que está en Puente del Inca", comentó y agregó: "a medida que pude seguir yendo lo hice, a través de Mendoza y San Juan. Siempre conectado con la montaña. Fuimos subiendo más, de a poquito, para que en algún momento, cuando se den las condiciones, podamos llegar a hacer Aconcagua".

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Una preparación integral
Montoreano resaltó que para emprender este tipo de travesías se requiere de una preparación integral. "Todo está relacionado. Entran en juego los tres factores: la alimentación, la parte física y la de la cabeza o emocional. Uno puede tener una buena preparación física y tener una dieta hecha por el mejor nutricionista, pero si no tenés una buena cabeza, llega un momento en el que vas ascendiendo y la cabeza dice no y ahí te trabaste. Es una preparación que se hace en forma continua", señaló en diálogo con Oíd Mortales Radio.

También aclaró que a pesar de los objetivos que uno se pone, a veces, el panorama adverso impide lograr las metas. En ese sentido, ejemplificó: "Hace 15 días, cuando intentamos hacer un cerro que está dentro del Cordón del Plata, en la zona de Vallecitos, en Mendoza, la naturaleza nos dijo hasta acá llegaron, porque era tanta la cantidad de nieve y viento que había que tuvimos que pegar la vuelta".
Expedición al Cerro Plata (Vallecitos/Medoza)
"En mi caso, siempre he hecho las cosas con un guía, por una cuestión de seguridad", comentó el andinista y remarcó que "son dos cosas fundamentales que el guía debe tener, liderazgo y motivación. Ser un líder nato y también tiene que ser una persona que motive al grupo, porque después de una cierta cantidad de tiempo y por todas las condiciones adversas, el espíritu empieza a bajar. Si no hay motivación, la gente se entra a quebrar".
Una vida de aprendizajes
El concordiense destacó los aprendizajes obtenidos en cada salida e hizo foco en la actitud abierta que deben tener quienes emprenden esta actividad. "Siempre uno aprende algo en lo que hace al orden personal, particular; pero también en el orden técnico y de lo que el guía te va marcando, uno va mirando y aprendiendo. Uno siempre tiene que estar abierto a aprender y hay que preguntar todo, porque en la montaña no se tiene que dejar nada al azar. En cada salida algo la montaña siempre te va dejando", enfatizó.

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También rescató los vínculos que se van creando a partir de cada experiencia vivida. "Uno se va conociendo con gente de distintas partes del país, que está en la misma que uno, con la que hablás de igual a igual y son experiencias enriquecedoras. Uno siempre tiene que estar abierto a aprender y no pensar que porque tiene tantas montañas ya sabe todo. Uno siempre tiene que tener esa humildad de ir aprendiendo de todos", concluyó.
Fuente: El Entre Ríos - Oíd Mortales Radio

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