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El titular del Juzgado de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, confirmó que se sigue trabajando en la última pista que aportó el contratista rural que conoció en vida al jefe de la familia, Rubén “Mencho” Gill. Y explicó que los allanamientos y excavaciones continuarán “apenas el clima nos permita”.

El expediente judicial que ahora tramita el juez Acosta acumula 17 cuerpos desde que la causa comenzó a instruirse, en 2002. En estos quince años se han seguido pistas, testimonios y se han chequeado datos aportados por distintas personas. Pero los Gill no aparecen.

En febrero pasado, a partir de los datos aportados a la Justicia por Armando Nanni, un contratista rural que trabajó en el campo propiedad de Alfonso Goette, se realizaron excavaciones en la estancia La Candelaria, ubicada en Crucesitas Séptima. Nanni dijo haber visto a Rubén “Mencho” Gill cavando pozos días antes de la desaparición. La hipótesis es que, ya muertos todos los integrantes de la familia Gill –Rubén “Mencho” Gill, entonces de 55 años; su esposa Margarita Norma Gallegos, de 26, y sus hijos María Ofelia, de 12; Osvaldo José, de 9; Sofía Margarita, de 6; y Carlos Daniel, de 2– sus restos habrían sido enterrados en el mismo campo en el que trabajaban.

Dos fueron los puntos de búsqueda. El primer pozo de agua inspeccionado por la empresa Natalio Giménez, especialmente contratada por la Justicia para el rastrillaje en La Candelaria, no arrojó ningún resultado positivo. Los huesos que se fueron extrayendo fueron descartados por el forense Luis Moyano: pertenecían a restos de animales. Luego, la atención se concentró en el curso de un arroyo, también señalado por Nanni como probable sitio donde fueron a parar los Gill. Para ello será necesario replantear, según precisó el juez Acosta, el trabajo de búsqueda y el presupuesto. Y, para esto, primero se debe obtener la aprobación del Poder Judicial.
Cuando el clima lo permita
“Hemos continuado realizando tareas investigativas, llegamos a producir diversas entrevistas con vecinos de la zona. Nos han aportado datos respecto a un par de lugares que podrían ser objeto de investigación”, dijo el juez Acosta. Y precisó: “En el marco de esta causa, se dictaron allanamientos y se realizaron excavaciones en febrero, que están inconclusas. La idea es culminarlas apenas el clima nos permita. Y agotar los datos que nos brindaron”.

Respecto a la autorización del gasto por parte de la Justicia, el magistrado aseguró que “está en trámite el pedido de autorización y entendemos que no habrá problemas. Se trata de un trabajo de limpieza de monte y excavación. No es más que eso lo que se busca contratar. Entendemos que no vamos a tener problemas, que tendremos novedades a la hora de que podamos avanzar en iniciar nuevamente la búsqueda”.

Acosta confía en la necesidad de “agotar este último dato que recibimos. Entendemos que es una información que merece ser trabajada y una hipótesis que merece ser seguida, y por eso queremos terminar”.
Qué pasó con los Gill
La desaparición de la familia es un misterio. El matrimonio se conoció en la estancia La Candelaria: allí, “Mencho” era peón y Margarita Gallegos hacía tareas de limpieza en la casa. Ellos dos, más sus cuatro hijos desaparecieron sin dejar un solo rastro. Se los vio por última vez en el velatorio de Máximo Vega, un conocido de la ciudad de Viale, en enero de 2002. A partir de entonces parece habérselos tragado la tierra.

A mediados de marzo de 2002, Otto Gill, hermano del “Mencho”, intentó comunicarse con ellos, pero no hubo respuesta. Luisa, otra hermana, viajó hasta Crucecitas Séptima. Allí, el patrón Alfonso Goette le dijo que no sabía nada y se radicó la exposición policial. Al principio, la causa fue caratulada por el juez de Instrucción Jorge Gallino como Averiguación de paradero.

El primer allanamiento que ordenó fue 18 meses después, el 10 de julio de 2003. Otro fue sucesivamente postergado por “inclemencias climáticas”: del 29 de julio de 2003 se pasó al 5 de agosto, y se pospuso para el 13 del mismo mes.

Respecto a las sospechas que hay sobre el dueño del establecimiento La Candelaria, Alfonso Goette, quien murió en 2016 en un accidente automovilístico; Acosta dijo que “es una hipótesis que trabajamos, pero hay más preguntas que respuestas”. Y explicó: “más allá de investigar personas, estamos investigando hechos. Y donde hay un dato que nos permita ubicar a estas seis personas, lo trabajamos”.
Fuente: Entre Ríos Ahora

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