“La forma de vida en una ciudad grande nos hizo replantearnos si queríamos pasar el resto de nuestros días en lo mismo. Sentíamos que lo que hacíamos no nos llenaba, no nos levantábamos contentos de ir a trabajar”, comentan entrevistados por El Entre Ríos.
Ella, psicóloga de profesión, trabajaba como administrativa en una empresa. Él, Diseñador Gráfico, hacía stands publicitarios para exposiciones. Sin embargo, tomaron la decisión de vender sus cosas, renunciar a sus trabajos y comprar un motorhome con el que emprenderían viaje. Así fue que el 3 de diciembre de 2017 salieron de su ciudad de origen.
De turistas a viajeros
“Llegamos a Ushuaia en 2019, que era el cometido del viaje. No conocíamos la nieve y pasamos un invierno allí. Se terminaron nuestros ahorros pero queríamos viajar más”. Y este episodio marcaría un antes y un después en esta aventura.
“Hasta el momento éramos turistas, pero al acabarse el dinero es cuando comenzamos a ser viajeros, a vivir realmente en un motorhome, trabajar, conocer a la gente e involucrarnos”.
Entonces, retomaron camino hacia el norte, “ya convencidos de que no dejaríamos este proyecto”, destacan.
El comienzo de la pandemia los encontró entonces en la Argentina. “En marzo de 2020 estábamos en Viedma, Río Negro, así que durante 9 meses estuvimos en un solo lugar”. Hasta que las flexibilizaciones de 2021 les permitieron volver a las rutas.
La experiencia de los talleres
Con la necesidad de sustentar el viaje, Marcos y Magali emprendieron un trabajo que consiste en acercar algo de la cultura de su país al nuestro.
“Primero empezamos vendiendo comida mexicana. Después la misma gente nos fue guiando al taller y nos gusta mucho más, porque en esas dos horas han salido amistades muy lindas”, dicen.
“Lo hacemos en nuestro motorhome, para que conozcan nuestra forma de vida y sean parte del viaje. Por razones de espacio y debido a la pandemia son solo dos personas, o tres si pertenecen a un grupo familiar”.
“Enseñamos a hacer la tortilla de maíz, que es la base de un taco mexicano y lleva un proceso que se llama mixtamalización. Este tipo de harina nosotros la encontramos en un proveedor de Buenos Aires. Hacemos una degustación, la gente prueba la comida y una bebida mexicana”. “También vendemos la harina y las prensas para hacer la tortilla, que las fabricamos y pintamos nosotros”, agregan.
Como cierre de la entrevista, Magali quiere dejar un mensaje: “Hay muchas formas de vivir, si uno no está feliz con lo que hace hoy puede encontrarle la vuelta. Venimos a esta vida a estar felices y disfrutar”.
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