Además, aseguró que varias veces notó marcas en el cuerpo de su hija y al preguntarle qué le había pasado recibía respuestas como “quédate tranquila, no pasada nada”. A veces, Nahir le decía que no se acordaba cómo se había hecho las mismas.
Sobre el estado de ánimo de su hija, Kroh dijo que la notaba “rara y nerviosa”. Y contó que la mandaba a la masajista –quien declaró en el juicio y fue acusada por falso testimonio– para que se relaje.
Asimismo, la madre de la imputada dijo sospechar que algo “con alguien” le pasaba a su hija. “El teléfono sonaba y sonaba. Tenía 87 mensajes en 10 minutos”, aseguró, e indicó que su hija recibía llamados al teléfono fijo durante la madrugada. Pero no dijo nada porque si se enteraba el padre, Marcelo Galarza, “iba a ser peor”.