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Juan Alejandro Pípolo, arquitecto y autor del libro "La ciudad y su arquitectura (1831-1979)", denunció la adulteración de la fachada de un antiguo edificio donde en los últimos años funcionaba una ferretería. Ubicado en Urquiza y Buenos Aires, había sido construido en el siglo XIX.

"Éste era un edificio que correspondía a una época, fines del Siglo XIX, aproximadamente 1880. Pertenecía a lo que en arquitectura se conoce como neoclasicismo o de la arquitectura italianizante o tratadista. Este estilo era el que seguían los maestros mayores de obra o los albañiles que llegaban como inmigrantes del país y respondían a determinados cánones que conocemos como del neoclasicismo", expresó Pípolo.

El arquitecto describió el edificio antes de su refacción, resaltando que "en la fachada se destacaban las aberturas con un medio círculo en su parte superior; las aberturas se alternaban con pilastras que estaban elegantemente distribuidas y remataban en el petril o parapeto superior con pilastras aisladas". A lo que agregó que "seguramente se dejaban así para algún día albergar alguna reja o un entramado de hierro".

"Es otro, totalmente distinto"


Para Pípolo, la fachada original fue "totalmente adulterada". "Lo que vemos hoy, después de haber sacado el vallado que rodeaba el edificio, lo convierte en lo que para mí pasaría a ser un edificio de 1930", indicó. "Sólo se respetaron las paredes", mientras las aberturas "se hicieron cuadradas", explicó. El parapeto superior se lo cerró por completo con mampostería.

Todas las modificaciones adulteraron la identidad arquitectónica, transformando al edificio en una construcción más bien construida en 1930. En esa década, predominaban los edificios neoliberales propios de "la última época del eclecticismo".

Por ello, Pípolo subrayó que no vale la pena preservar al edificio tal como quedó debido a que no es el que estaba. "Es otro totalmente distinto. Directamente se lo cambió", dijo. Pípolo remarcó que preservar una obra arquitectónica "no es hacer lo que uno quiere, es respetar lo que había".
La obra habría transgredido la ley


Las refacciones realizadas están prohibidas por normativa municipal. La ordenanza Municipal Nº 29789, en sus artículos 1 y 2, explican que, "lo que esté comprendidos en esta clasificación los yacimientos, piezas y elementos de carácter antropológico, arqueológicos, etnográficos, paleontológicos, tanto de origen biológico como los de naturaleza mineral, simples o elaboradas".

Además "todos los inmuebles [...]cuya construcción anteceda al año 1940 no podrán ser intervenidos ni sometidos a refacciones, modificaciones, ampliaciones y/o cualquier otra alteración de su estructura arquitectónica o estética, sin previa opinión del Consejo Asesor de Protección del Patrimonio de Concordia y la aprobación del órgano de Aplicación y el Departamento Ejecutivo Municipal".

Y en el artículo 4° menciona la protección de áreas que se destacan por sus valores paisajísticos, simbólicos, sociales, históricos y arquitectónicos. "Se refiere al espacio público, e incluye las fachadas y muros exteriores de los edificios que participan de los mismos, sean de propiedad pública o privada".

El Consejo de Patrimonio, ¿A mando de quién?


"Hace pocos días se ha reactivado el Consejo Asesor del Patrimonio, que espero que ahora empiece a funcionar como corresponde. Espero que quede en manos de los profesionales que son los que realmente tendrían que cuidar del patrimonio como corresponde", indicó Pípolo.

Un ejemplo del funcionamiento que tuvo en los últimos años este consejo es cuando fue dirigido por Sergio Esquivel en 2010. Esquivel fue jefe de los almaceneros, vendedor y reparador de motos, director de Turismo en tiempos de Jorge Busti, y periodista. Ningún antecedente en la materia arquitectónica/edilicia para ser nombrado en esa función.

"Creo que hay falta de conocimiento de lo que es la preservación. Además no se han analizado los distintos tipos de fachada que tenían este tipo de edificio. En mi libro hago una clasificación que hay siete tipos distintos de fachadas, que van avanzando de 1880 hasta 1940. Al cambiar una sola de esas aberturas, le cambiás el aspecto totalmente y lo convertís en otro", indicó el arquitecto.

Cerró de manera categórica: "dejar esto como está hoy significa nada: más vale demolerlo porque ya lo rompieron. Rompieron toda la característica que tenía".
Fuente: Diario Junio

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