Fueron ocho jornadas en las que hubo desde lluvia hasta un calor agobiante. Como si fuese poco, una caída en los primeros kilómetros lo obligó a recibir atención médica. Sabía que no sería fácil, pero las ganas y el coraje pudieron más que cualquier obstáculo.
A lo largo del camino se fue encontrando con amigos y conocidos que al saber su desafío decidían acompañarlo algunos kilómetros, a pie o en bicicleta.
En cada parada recibió el aliento y el apoyo de los habitantes del lugar que valoraban su esfuerzo para completar la hazaña, y hasta fue hospedado en un cuartel de bomberos.
A través de un grupo de whatsapp, familiares, vecinos y personas de distintos lugares lo motivaron con palabras. Se compartieron mensajes de Silvio, fotos, videos y la ubicación en tiempo real. Este sábado por la tarde la gente de su ciudad lo esperaba en Avenida Urquiza entre las plazas Washington y Artigas, donde había venta de remeras y cosas dulces a beneficio.
Junto a un puñado de corredores que se unieron en el último tramo y con un ramo de flores que entregaría a Silvia –su mamá-, cruzó la tan ansiada meta.
Después, todo fueron lágrimas, abrazos y agradecimientos. Una jornada de alegría y solidaridad que seguramente quedará entre los lindos recuerdos de Colón.