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Emanuel Baiz junto a su mamá, asesinada en 2021.
Emanuel Baiz junto a su mamá, asesinada en 2021.
Emanuel Baiz junto a su mamá, asesinada en 2021.
A menos de un año del crimen de Liliana Squivo en Concepción del Uruguay, el caso parecía olvidado o perdido en la cantidad de hechos violentos que se multiplicaron durante 2021 y que se masificaron en el último trimestre del año.

Emanuel Baiz, hijo de la víctima que murió de un ACV luego de ser asaltada, dialogó con radio LT11 y no se guardó nada. Recordó el hecho, explicó los motivos que lo llevaron a no estar presentes en las diversas marchas contra la inseguridad y cuestionó el accionar de la justicia local. “El 16 de marzo de 2021 cambió mi vida, la de la familia entera y la de todos los conocidos que querían a mi mamá”, inició la entrevista que a continuación se reproduce:
Creciente inseguridad
-¿Siguen pidiendo justicia?
-Mirando todo lo que pasó en Concepción del Uruguay en estos últimos meses, es increíble lo que cambió esta ciudad. Personalmente dejé de hacer publicaciones al respecto en mis redes sociales y tampoco hablo más del tema con la gente, pero el pedido de justicia para mi madre sigue vigente. Somos cuatro hermanos que reclamamos lo mismo: saber qué pasó con nuestra madre. Pareciera que estuvimos entregados durante los últimos meses, debido a que este hecho es uno más para jueces y fiscales de la justicia. Lamentablemente mi madre es un número más de todo lo que viene pasando en Concepción del Uruguay. El desencadenante trágico de mi madre fue por el intento de asalto que padeció, donde sufrió un ACV debido a la situación que padeció. Digan lo que digan, a ella la asaltaron dos veces: primero cuando salía del estacionamiento, se asustó, le pasó lo del ACV, se sintió perdida y minutos después le volvieron a robar en la misma zona. Ambas situaciones ocurrieron en el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar. Hay dos personas implicadas que algo saben y no lo dijeron hasta el momento. No quiero decir que algo hicieron, ya que no lo sé; pero hay gente que vio y estuvo más presente de lo que dijo haber estado ¿Me explico? La chica que dijo ayudarla ya sabemos todo lo que hizo, quedó bien demostrado.
Por otro lado, la justicia de acá tampoco se mueve. A finales de 2021 me acerqué a la Fiscalía con una prueba más, la cual daba cuenta de que el equipo telefónico de mi madre se seguía usando. Me comuniqué con Criminalística de la Policía, me atendieron como siempre, hicieron el informe correspondiente, lo pidieron a la agencia de teléfono, lo llevaron a la Justicia y ahí quedó. Tuve que ir personalmente a preguntarle a la fiscal para ver qué pasaba con eso, pero todavía estaba ahí y no lo habían leído. Entonces te pones a pensar: ¿para qué seguir?
Disconformidad con la Justicia
-¿El teléfono siguió en funcionamiento?
-Sí, el equipo se siguió utilizando. Se pudo establecer que el teléfono hizo y recibió llamados, pero no se pudo saber nada sobre el uso de datos. Lo que más me dolió es que no se hizo nada con esto.

-¿Estás conforme con el avance de la investigación?
-No, para nada. Primero estaba la fiscal Becker que fue muy solidaria, pero era un reemplazo de Chichi; que ahora volvió a su puesto y tomó la causa. Habrá que ver cómo sigue esto, no tengo los recursos como para poner abogados que sigan la causa. Al principio se nos acercó gente para ayudarnos ad honorem, pero al final hubo que juntar y poner plata. Tuvimos que poner dinero y no llegamos a nada. Este caso va a quedad en el olvido y como un hecho más de inseguridad de los tantos que hay en la ciudad.

-Deberían incluir en nombre de tu mamá en las marchas contra la inseguridad…
-Particularmente conocía un poco al chico Franco Bassini, ya que soy docente y lo tuve en un colegio secundario. Este caso me tocó, pese a que compartimos poco tiempo. Estamos viendo que sigue lo mismo. La verdad que no voy a las marchas, ya que sabemos que no sirve. La sociedad está dormida, a la gente no le interesa nada. ¿Para qué vamos a ir a quejarnos a la policía? La culpa no la tienen ellos; la responsabilidad es de los jueces, fiscales y de nosotros; cuando como sociedad votamos a la gente que los ponen. Para pedir justicia hay que hacer algo más que una marcha.
La gente se mueve cuando le toca a uno de cerca, pero de lo contrario ni les importa.

-¿Te cruzaste en la calle con algunas de las personas implicadas en el caso de tu madre?
-Gracias a Dios no y espero no tener que cruzarlos.
El día del ataque
-¿Qué recordas del día que atacaron a tu madre?
-Ella se levantó temprano como todos los días, se arregló y se maquilló para ir a trabajar. Era impecable para ir al trabajo. Agarró la moto, se fue y debía volver a las dos o tres de la tarde. La estaba esperando en casa para comer y no llegó. Venía de trabajar, como lo hizo durante 22 años. Hoy tenés que despedirte todos los días de las personas, hasta cuando van a la verdulería a la vuelta de tu casa.
Hace un día, en la puerta de mi casa, le robaron el teléfono a una chica. Cinco minutos antes de ese hecho, mi señora ingresó al departamento y se salvó de ser ella a la que le robaran.

-¿Te gustaría decirle algo a la Justicia, que estuvo bastante adormecida en este tema?
-No, querer hablarle a la Justicia es perder el tiempo. Por otro lado, a todas las personas que van a las marchas, les quiero decir que los acompaño con el corazón y rezo en la Iglesia por ellos. No voy a las marchas para no revivir el dolor constantemente, pero acompaño espiritualmente a todos. Pararme frente a una Comisaría o a un Juzgado, me llenaría aún más de impotencia.
Fuente: Radio LT 11- Diario La Calle.

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