Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Maya y Alasino, en otros tiempos
Maya y Alasino, en otros tiempos
Maya y Alasino, en otros tiempos
El decreto del Presidente Alberto Fernández que completó la integración de la Delegación Argentina en Salto Grande ha dado pie a un debate que pone en el centro de la escena el desempeño de Héctor Maya –uno de los designados- y Augusto Alasino, ante una movida privatizadora que tuvo lugar en la década del 90.

Luego de que un concejal radical, Luciano Dell’ Olio, instalara la sospecha de que la llegada de Maya a la represa podría reflotar aquellas ideas privatistas, Carlos Quiroz, ex delegado del COMFER en Entre Ríos, le salió al cruce.

Quiroz reivindica el accionar de Alasino y Maya, atribuyéndoles haber contribuido a que Salto Grande fuera dirigido por entrerrianos y los excedentes vinieran a la región.
Aquí, la réplica al concejal Dell' Olio:
Aspiro en estas escuetas líneas corregir los dichos de un concejal de Concordia apellido Dell' Olio "alias desconocido", en los que refiere a la actuación de dos senadores nacionales por Entre Ríos sobre la represa de Salto Grande.

Me veo en la obligación de hacer esta réplica porque Augusto Alasino y Héctor Maya no se van a “molestar” en hacerlo y pretendo que los entrerrianos no queden mal informados.

El edil hace una crítica típica en tiempos de campaña y elude contar el final parlamentario y económico de esa historia. Final que tiempo después derivó en la obra maestra de Alasino y Maya por la que los excedentes del producido por la Usina quedaran para Entre Ríos, Corrientes y Misiones.

Fui colaborador de Alasino en su tarea de senador y por eso estuve presente cuando se logró lo que parecía definitivo, era que Salto Grande estuviera dirigido por entrerrianos y que los excedentes vinieran íntegramente para las provincias del Litoral, hasta que en el 2007 el gobierno nacional lo anuló sin que alguien reaccione.

También estuve, cuando se votó el proyecto de resolución estampado en la orden del día 866.

Aquella fue una maniobra inteligente de un bloque oficialista de senadores encabezados por Alasino, que debía forzar un acompañamiento formal, había que dibujar el sí y votar no. No a la venta, y sí a la operatividad y mantenimiento.

Tan ingeniosa resultó que ilustró al Ministro Cavallo hasta dónde llegaba la decisión del senado y acotaba el acompañamiento a esa "pseuda privatización”.

El mismo límite después se aplicó en Yaciretá y en Banco de la Nación Argentina.

El concejal tampoco dice, por omisión o desconocimiento, que durante la discusión ningún senador, ni López, presentó oposición, como así tampoco ninguna bancada, y si leyera con detenimiento la resolución debería tomar nota que la participación en la usina, que el Senado de la Nación permitiría al sector privado, era solo en dos aspectos: la Operación y el Mantenimiento.

Así no era negocio para el capital privado, por lo tanto, lejos de los objetivos pergeñados por los “Cavallo Boys” y el Ministro, tuvieron que replegar velas. Ellos venían por la producción, traslado y distribución de la energía pero según la Resolución solo podrían “gestionar y mantener”, y al no ser de su propiedad les impedía vender, comprar, almacenar, acumular o atesorar energía de cualquier forma.

Volviendo a los dichos del concejal, cuando cita a Busti, Cresto y Jakimchuk supuse que les reclamaría que explicaran cómo deshuesaron el Banco de Entre Ríos.

El hilo que motorizó a Dell'Olio paradójicamente "se quedó sin aceite" (una cuota de humor), pero hay que reconocer que su ADN es radical y de pura cepa.

Hace una nota de advertencia y vigilia incierta sobre un tema que no profundizó. Si su objetivo era lograr prensa, le hubiera convenido exponer alguna de sus acciones legislativas si es que las tiene.

Esta circunstancia me puso en mente la obra del poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe, quien en 1808 publicó el poema titulado "Ladran" (Kläffer), el cual decía:

En busca de fortuna y de placeres
Más siempre atrás nos ladran,
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos


Refrán al que luego alguien incorporó a Sancho en esa frase y solo por esto se la adjudican al Hidalgo don Quijote, el personaje de Cervantes.


Carlos Eduardo Quiroz
exDelegado Comfer Provincia de Entre Ríos
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario