Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Una redacción equivocada, un error de concepto o al menos una medida que no ha sido bien fundamentada.

Algo de esto parece ocurrir con el Art. 1 de la Resolución N° 0156 del CGE de Entre Ríos –firmada por su titular, Martín Müller, y tres vocales– que establece “la no asistencia a las instituciones educativas del personal directivo, docente, de servicios auxiliares y estudiantes, comprendidos en alguno de los grupos de riesgo y poblaciones vulnerables”. Entre ellos, menciona en primer lugar a mayores de 60 años y embarazadas, para luego enumerar los grupos de riesgo: enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades cardíacas, inmunodeficiencias congénitas o adquiridas (no oncohematológicas), pacientes oncohematológicos y trasplantados, obesos mórbidos, diabéticos, personas con insuficiencia renal crónica en diálisis o con expectativas de ingresar a diálisis en los siguientes seis meses. Entre los que resultan excluidos de cursar en forma presencial como el resto de sus pares, están quienes se preguntan por qué razón se establece la ‘no asistencia’ en lugar de hablar de ‘recomendación’, ‘sugerencia’ o ‘exención’, dando de esa forma a la persona afectada, sus tutores y su médico de cabecera, la potestad de decidir la modalidad de estudios mientras dure la pandemia.

En el caso de los diabéticos la polémica es aún mayor, debido a que no se hace distinción entre los tipos de diabetes, edad, enfermedades asociadas y estado actual del paciente, sino que se engloba a todos en un mismo grupo de riesgo, contradiciendo incluso a la Sociedad Argentina de Pediatría y la Federación Argentina de Diabetes.
La palabra de un diabetólogo
“La Diabetes Tipo I es una enfermedad crónica; esto quiere decir que, una vez hecho el diagnóstico, acompaña a la persona durante el resto de su vida. Está comprendida en lo que antes se llamaba Diabetes Infanto-Juvenil, ya que se diagnostica generalmente durante la niñez o adolescencia. Tiene como característica la no producción de insulina, por lo que los pacientes son insulino-dependientes y para mantener un buen estado de salud deben inyectarse insulina en forma diaria”, comenta el Dr. Enrique Rinaldi (M.P. 10074), diabetólogo.

“Tiene características diferentes a la Diabetes Tipo II, que generalmente comienza en la edad adulta y tiene otras causas. Puede o no requerir insulina para el tratamiento, muchas veces se trata con medicamentos vía oral”, agrega.

En relación al COVID-19, el profesional señala: “La diabetes se configura dentro de los factores de riesgo para el desarrollo de un caso grave de coronovirus, pero influye el estado metabólico, o sea qué tan controlada o no está esa diabetes; y las comorbilidades, aquellas patologías que cursa en forma conjunta como HTA, insuficiencia cardíaca o antecedentes de patologías respiratorias”.

En este sentido, “se vio que las personas adultas con múltiples patologías son las más proclives a desarrollar formas graves, requiriendo cuidados intensivos; no tanto así los niños”, especifica el Dr. Rinaldi.

“Durante este año, desde la Sociedad Argentina de Pediatría y la Sociedad Argentina de Diabetes se ha visto que es muy bajo el porcentaje de niños y adolescentes en general que desarrollan casos de Covid graves, incluso entre quienes tienen Diabetes Tipo I. Si están bien controlados metabólicamente y no tienen otras enfermedades, el índice es bajo, por lo que estarían en condiciones de asistir a la escuela”.

“La resolución del CGE es poco concreta porque habla en general de niños y adultos. Lo correcto sería que se haga una diferenciación, y es lo que están solicitando desde la Asociación de Diabetes y la Asociación de Padres de Niños con Diabetes”, concluye.
Una madre, por el derecho de su hija
María Celeste Rojas es mamá de Camila, una adolescente colonense de 15 años a la que a los 8 años le diagnosticaron Diabetes Tipo I y desde entonces convive en armonía con su enfermedad.

Cursa el secundario en un colegio de gestión privada de su ciudad. Sin embargo, los términos de la Resolución 0156 del Consejo General de Educación de Entre Ríos –que rige tanto para escuelas estatales como privadas– le niegan la posibilidad de concurrir a clases en forma presencial.

“La escuela es solo un nexo, la responsabilidad la tiene el Ministerio de Educación que hizo una resolución que habla de la no asistencia de los chicos con diabetes. Es distinto a las otras provincias donde se los exceptúa, entonces los padres tienen la potestad de decidir si sus hijos van o no a la escuela”.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
“El viernes antes de comenzar las clases me avisaron del colegio que Camila no podía concurrir. Presenté un estudio del Colegio de Pediatría y otro de la Asociación Argentina de Diabetes; en ambos dice que los menores de 18 años no son personas de riesgo, por lo que el médico es el que debe extender un certificado indicando que en los últimos seis meses el paciente no tuvo ninguna internación y tiene buen nivel de glucosa. Su médica se lo hizo y envié toda la información impresa, junto a una carta escrita por mí”.

“El jueves siguiente me llaman diciéndome que el supervisor lo había aprobado. Mi hija estaba feliz, porque justo le tocaba comenzar presencial la semana del 8 de marzo. Pero al día siguiente me dicen que –tomando en consideración las palabras que había utilizado el supervisor en la nota– si pasaba algo la responsabilidad recaía sobre el colegio, por lo que por razones legales no podía comenzar. O sea que si el supervisor no manda las palabras correctas, Camila no va a poder ir”.

Celeste deslinda de toda responsabilidad a la institución. “Me pongo en el lugar de ellos y los entiendo. La culpa la tienen quienes escriben poniendo a todos en un mismo lugar. Hay diferentes tipos de diabetes y afecta en forma diferente de acuerdo a la edad”.

“Lo que tiene que hacer el CGE es modificar esa resolución que está mal hecha. Es la única provincia que hizo una resolución particular para esto, cuando ya existía una nacional; la hubiesen copiado y pegado y listo. Cometieron el error de poner ‘no asistir’ en lugar de ‘exceptuados’, cuando nadie puede decirle a un niño que no concurra al colegio, porque es su derecho”, dice.

“Se ve que a la palabra diabetes le tienen miedo. A mi hija no la tienen que tocar porque se maneja sola, tiene dos dispositivos en su cuerpo que tienen alarma y si le pasa algo ya sabe qué tiene que hacer. Hace vida normal, va a cumpleaños, hace natación, tela, va a Inglés particular; y todo lo hace cursando con su alcohol en gel y su barbijo, como cualquier otra adolescente”.

Para María Celeste, “es anticonstitucional lo que hizo la provincia de Entre Ríos. El único que puede decidir que su hijo no vaya a la escuela es el padre. La escuela es uno de los derechos principales de los niños y no se lo pueden negar”.
Trasplantados
Además de especialista en Diabetes, el Dr. Enrique Rinaldi es coordinador de la unidad de CUCAIER (Centro Único Coordinador de Ablación e Implantes de Entre Ríos) del Hospital San Benjamín de Colón.

Debido a que las personas trasplantadas también se encuentran comprendidas en el Art. 1 de la Resolución N° 0156, consultamos su parecer.

“Una persona trasplantada, generalmente está expuesta en mayor porcentaje a casos graves. Si llega a un trasplante, por más que esté bien controlado, es porque sufrió alguna patología, por ejemplo cardiovascular/pulmonar o insuficiencia renal, lo que ya lo configuraba como un paciente crónico”.

“Además, para que su organismo pueda tolerar el órgano que no le pertenece, se le dan medicamentos inmunosupresores, en la gran mayoría de los casos de por vida. Por lo tanto, reducimos la inmunidad y cualquier agente infeccioso pueda introducirse ocasionando un caso grave”.

“Aun cuando el paciente esté bien controlado, a nivel internacional se considera a un trasplantado de riesgo para desarrollar casos de Covid-19”, concluye.
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario