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El uso de la red social Telegram para vender drogas es un fenómeno muy reciente. Fue detectado en abril de este año en la región y en Uruguay no estaba en el radar de las autoridades antidrogas, revela un informe del diario El País de Montevideo.

A diferencia de WhatsApp, en Telegram se puede ser usuario sin tener que estar vinculado a un número de teléfono. Ello facilita el contacto de los consumidores con los dealers, sin que estos tengan que exponerse demasiado.

En Uruguay, la alerta sobre esta situación la dio un diputado de la coalición de gobierno -que prefirió el anonimato por seguridad-, que concurrió días atrás a la visita de un militante en un barrio periférico de la ciudad. Allí se enteró que, por medio de grupos de Telegram, se podía comprar en esa zona -y también en otras- cualquier tipo de drogas, las que eran llevadas a la puerta de la casa del consumidor.

El parlamentario informó a jefes policiales sobre ese mal uso de Telegram. No trascendió si ya se inició o no una investigación con participación de la Fiscalía.

El “sistema” opera como una especie de delivery al por mayor para drogas ilegales y psicofármacos. Los grupos también ofrecen “a domicilio” todo tipo de servicios sexuales.

En Telegram se junta la oferta y la demanda. En uno de los chats que pudo ver el diario El País, hay muchos consumidores que preguntan qué drogas hay para la venta en la zona y sobre la posibilidad de recibirlas a domicilio.

Los cogollos de marihuana son muy requeridos, luego la cocaína y finalmente LSD y tusi (la llamada cocaína rosa, conocida como “la droga de los ricos”).

Los grupos de Telegram están compuestos por 100 a 1.500 miembros, aparentemente todas personas de la zona metropolitana.

Se trata de pequeños y medianos “comercios” que ofrecen por Telegram descuentos si la compra supera la unidad. En caso de que la adquisición sea superior a dos gramos de cocaína, por ejemplo, el envío es gratis. Esta es una de muchas estrategias de “marketing”. Esta práctica no solo se desarrolla en Uruguay. De hecho, el 20 de abril pasado la Policía de Buenos Aires detuvo a un estudiante de una prestigiosa universidad privada que era traficante y a su “delivery” por vender una gran variedad de drogas y dispositivos de vapeo a través de diversos canales en la red social Telegram, según informó el diario La Nación.
“Indor”
En los grupos los diferentes vendedores de marihuana, por ejemplo, destacan las “bondades” de sus cogollos advirtiendo que fueron cultivados en invernáculos o bajo techo. A eso le denominan “indor”.

Un usuario pregunta en uno de los grupos de Telegram:

Ñeri: “Cogo por la IMM?”.

R.S.: También busco “el bomba” (cogollo potente).

Julio: “Tengo el bomba de indor 350 (a $ 350 pesos el gramo de marihuana) en zona Centro”.

Minutos más tarde, Julio publica una foto del cogollo dentro de una bolsa de nylon.

Miguel: “Cogo por la Seregni sale?”.

En otro grupo, ubicado en un barrio periférico de Montevideo y que tiene 40 miembros, un usuario ofrece cocaína.

“Esto es una bomba. Tengo rica en piedra. Estamos trabajando con otra calidad y es premium, sin cortes. Con servicio de cadetería también”, dice.

Para neutralizar posibles suspicacias, el “vendedor” señala: “Pueden pedir referencias por privado también”.

El usuario ofrece el gramo de cocaína a $ 500 uruguayos; dos gramos a $ 900; cinco gramos a $ 2.000 y señala que la cadetería cuesta $ 100. Si la compra es de más de tres gramos, el envío es gratis, dice. “(La cocaína) es de muy buena calidad. Pregunten precios por mayor”, señala.

En otro posteo, el mismo usuario publicó fotos de varios gramos de cocaína. “También aceptamos pedidos por WhatsApp”, expresa.

Juancho hace una transacción y luego pregunta al traficante cómo está vestido para abrirle la puerta.

“Saludo, mi compa, voy vestido de negro con un gorro”, respondió quien ofrecía la cocaína en Telegram.

Horas más tarde, el cliente hace una devolución por el grupo de la droga que recibió. “Espectacular. Y la cantidad bien servida. Tenés un nuevo cliente”.

Otro usuario se muestra interesado en comprar cocaína. “¿Cómo está la mercadería, bro (hermano)”?, pregunta.

El delincuente le manda un emoticón con un guiño. Poco después, el cliente dice: “La acabo de probar. Bien de bien, bro. Un éxito”.

Un hombre pregunta: “¿Qué hay para cambiar por cogollo?”

En otro grupo, ofrecen drogas LSD, tusi y hongos. Como buen comerciante, el vendedor ofrece dos formas de adquirir los estupefacientes: “Acepto efectivo o Mercado Pago”.
Psicofármacos y anestésicos
Dr. Solo es uno de los tantos traficantes que venden drogas en la red social Telegram. “Tengo flores clase A para los que les gusta fumar rico”, dice el vendedor en un chat al que accedió El País. Y agrega que tiene dos clases: Moby Dick (sativa) y Gorilla Haze (sativa). Sostiene que se encuentra en las inmediaciones del Hospital de Clínicas, aunque está dispuesto a ir a otros barrios. El gramo a $ 360. En otro grupo se venden psicofármacos como Midezolam, Haloperidol y Biperideno. Los 15 comprimidos cuestan $ 300; las gotas, $ 350; y las ampollas, $ 400. También advierte que está dispuesto a realizar entregas de los medicamentos a domicilio.
Fuente: El País de Montevideo

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