Miguel Ángel Olivera y su hermano, Santos Adolfo, se dirigían al hospital Felipe Heras, en busca de una prótesis dental. Al llegar al cruce mencionado, fueron sorprendidos por la formación ferroviaria. “Mi hermano me gritó ‘cuidado’ y yo, por instinto, frené y doblé”, explicó Miguel Ángel.
La maniobra les salvó la vida, pero no evitó que los vagones impactaran contra el extremo del lateral delantero izquierdo de la Renault Kangoo, lo que causó graves destrozos. “Ante mi desesperación, los vagones me pegaban; así que nacimos de nuevo”, agregó.
Asimismo, destacó que “nunca se sintió sonar el pito del tren”.
Al lugar del accidente concurrió personal policial y de la Central de Tránsito municipal.