Al fundar su propuesta trajo a colación, en primer lugar la necesidad de "despolitizar a la administración pública y premiar la capacidad". Con lo cual, aparte de efectuar una referencia implícita a la mayor idoneidad como único límite al principio constitucional de igualdad ante la ley para acceder a la función pública, en forma expresa señaló que de esa manera no se intenta otra cosa que reglamentar el artículo 36º de la Constitución Provincial de 2008, que establece que la ley determinará las condiciones para los ingresos y ascensos y establecerá los funcionarios políticos sin estabilidad que podrán ser designados sin concurso y que no podrán incluirse entre éstos los cargos de directores de hospitales y directores departamentales de escuelas.
Cabría abrir aquí un paréntesis, para hacer referencia al hecho que a casi ocho años de ser promulgada esa nueva Constitución nunca se reglamentó el artículo y los responsables de esas áreas siguen siendo designados por el Ejecutivo provincial en forma discrecional, circunstancia que vendría a corroborar lo sostenido en su momento desde estas columnas y específicamente en el caso de la ley suprema de nuestra provincia, en el sentido que el tan mentado reformismo constitucional impulsado con el supuesto objetivo de "actualizar textos vetustos", no era sino una forma de cubrir con salsa el verdadero contenido del plato, que no era otro que el de habilitar la reelección del gobernador.
Por otra parte el mencionado legislador concordiense de extracción radical, aludió al hecho que en su ciudad los directores de los hospitales más importantes, como el Masvernat y el Felipe Heras, son un contador y una abogada respectivamente.
El legislador dijo que los profesionales en otras áreas pueden estar al frente de esas instituciones pero deberían realizar capacitaciones en administración hospitalaria y sanitarista, aludiendo a la circunstancia que inclusive no es lo mismo ser buen médico que buen sanitarista.
El sanitarista es un administrador de hospitales y se trata de una especialidad igual que la radiología, la clínica o la ginecología. "Para eso están las cátedras de la administración de salud. Acá precisamos para los hospitales sanitaristas que entiendan como se maneja un hospital, ya que los nosocomios no se manejan porque se me ocurre tal cosa".
"Está todo escrito y la metodología la tienen que llevar adelante los que están capacitados", explicó.
La indicada es una propuesta, por lo demás sensata, que como única observación merece el hecho de no haberse tratado antes, lo que no ha sido un acto de mera incuria a los que nos tiene acostumbrados los órganos gubernamentales, sino una estrategia deliberada para que desde el poder se distribuyan nombramientos de ese tipo entre correligionarios, amigos y parientes, en el orden que se quiera.
De allí también, que no puede dejar de presumirse la oposición que su tratamiento deberá enfrentar, atento a las inequívocos intereses en juego.
