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El gobierno nacional está trabajando en la implementación de una nueva línea de créditos hipotecarios para la adquisición de viviendas. Según lo ha indicado un funcionario del área, de esa manera se buscaría cumplir con una promesa electoral, y estaría dirigido a aquellas familias de clase media que, ante la imposibilidad de adquirir una vivienda, se ven obligadas a alquilar.

Debe destacarse que el gobierno anterior en su última etapa había puesto exitosamente en marcha el denominado Plan Procrear. La principal diferencia entre el plan anunciado y el anterior reside en el hecho que el Procrear estaba destinado a la construcción de viviendas, que el crédito promedio ascendía a la suma de trescientos cincuenta mil pesos y que para poder acceder al plan debía contarse con un terreno en propiedad en el que levantar la vivienda.

La pretensión –que ya la tuvo en su momento el gobierno anterior, aunque a pesar de los anuncios efectuados la dejó incumplida- es de buscar utilizar la misma suma de dinero que se paga para alquilar una casa, para adquirir una vivienda propia. La diferencia del empleo del dinero en uno u otro destino, es tan obvia que no exige explicación, ya que lo que el locatario paga en alquiler, sin perjuicio de que en definitiva lo sea por la prestación de un legítimo servicio, lo deja en la necesidad de volver una y otra vez a comenzar de cero, dado lo cual le provoca en quien lo hace la falsa impresión de que está tirando esa plata al río.

Ejemplificando la aplicación de supuesto nuevo plan se señala que en una familia con un ingreso de 15 o 20 mil pesos, pagando una cuota de 8 mil, podría obtener un crédito hipotecario de 500 mil pesos, siempre que cuente con un ahorro previo del veinte al treinta por ciento.

No se aclara entretanto porque no se lanza el nuevo plan dejando como alternativa el plan referido anterior. El que mostraba la ventaja de que en apariencia conseguía "matar dos pájaros de un tiro", ya que al ser un préstamo para construir, ello implicaba un movimiento mayor en el circuito económico que la mera adquisición de una vivienda. Claro está que se podría argumentarse en favor de la modificación que la adquisición de una vivienda en condiciones de habilitación en forma inmediata, se prescinde de la necesitad de computar lo que debería preverse para destinar a alquileres durante el tiempo que insume la construcción.

De cualquier manera, de "cerrar los números" con las cifras que se manejan a estar a lo informado, un plan de este tipo además de beneficiar a la legión de interesados en contar con vivienda propia, serviría para movilizar en alicaído mercado inmobiliario.

De allí que cabría concluir que nos encontramos ante un nuevo intento positivo Es que las idas y venidas, habría mejor decir las subas y caídas, registradas en muchas décadas habían conseguido que más que un sueño fuera una fantasía el contar con una vivienda propia.

Circunstancia que a la vez conspiraba contra el hábito de ahorrar, situación potencializada por la inflación más o menos endémica, que llevaba a quienes no estaban en condiciones de poder adquirir una vivienda con un financiamiento a largo plazo, desviaran sus recursos a la inversión en el consumo, que en el mejor de los casos era en bienes durables.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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