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El vocablo "sexo" se ha vuelto casi una mala palabra, en momentos en que ha sido desplazada por la referencia al "género". Hasta podría llegar a decirse que es irrelevante distinguir entre "varones" y "mujeres", ya que lo que interesa no es el sexo sino la "orientación de género".

A la vez, una manera de ser consecuente con esa perspectiva es que en materia de modas no se hable ya de moda "unisex", sino de moda "neutral". Lo que viene a significar que hasta la noción de "género" se va desdibujando, llevándonos a un relativismo total. No queremos ponernos a pensar a que extremo se puede llegar, si añadimos a ese coctel, las implicancias que surgen de que no solo se haya comenzado a hablar de los derechos de los animales y que incluso ellos han obtenido el reconocimiento en algún fallo judicial (cuestionamiento que no significa que no consideremos ni que los animales no merezcan respeto, ni que no tengamos deberes hacia ellos).

De cualquier manera que lejos estamos del tiempo en que era habitual entre los franceses verlos proclamar "viva la diferencia"(¡!)
Es por eso que en realidad no se puede hablar de una "moda" que no es otra cosa que una costumbre pasajera –de allí el "pasado de moda" y el "estar a la moda"- sino de una tendencia que puede considerarse durable, en la medida en que parece encaminada a perdurar en el tiempo. Algo, que como una forma juguetona de medir sus consecuencias, llevaría a poner en un brete a una Cristina, vuelta a reencarnarse y que se encontraría con la impropiedad de dirigirse a "todos y todas".

Es que a estar a información especializada ya no parece haber diferencia entre el hombre y la mujer a la hora de vestir. A la vez se remarca que con un estilo completamente andrógino, la brecha entre lo femenino y masculino, se acorta. Ya no aparecen elementos de ningún género, sino que todo se adapta a todos". Y como ejemplo del camino que de esa forma se comienza a transitar en la materia, se señala que al mismo tiempo que se incorporan a la indumentaria masculina ciertos detalles de la indumentaria femenina – se alude así al caso de David Beckham usando pollera larga y que esa prenda se volvería en muchos casos más entallada- en la mujer (¿o mejor dicho en personas de esa orientación de género?) se fueron incorporando elementos masculinos como ropa más holgada o calces más clásicos.

De cualquier manera, yendo más allá, en este tipo de especulaciones, cabría preguntarse si detrás de todo ese palabrerío acerca de la moda en el vestir lo que está en juego no es otra cosa que una "cuestión de poder". Es que en una mirada que puede sonar a "machista", sin serlo, la denominada "moda neutra" gira en realidad a lo que se alude cuando se hace referencia a "quien lleva puesto los pantalones". De donde se hace presente el valor simbólico que en nuestra cultura occidental tiene esa prenda ¿Pantalón, o falda o pollera? Este dilema viene en realidad a encubrir otro que es el verdadero.

Y a este respecto viene a cuenta traer a colación un relato que señala que "a principios de la época victoriana hubo un declive en el uso de la vestimenta con colores llamativos y lujosos para hombres, prefiriendo la sobriedad en el vestir. A mediados del siglo XX, la vestimenta masculina occidental ortodoxa estaba conformada principalmente por sacos, corbatas y pantalones. En la década de los 60 empezó un rechazo hacia lo establecido en Occidente, tanto para hombres y mujeres. La tendencia hacia lo unisex tenía la intención de acabar con las diferencias entre ambos. En la práctica, las mujeres querían usar ropa masculina (por ejemplo: camisas y pantalones), los hombres raramente fueron tan lejos como para usar ropa tradicionalmente femenina. Lo más lejos que pudo llegar un hombre en los 60 fue a usar pantalones aterciopelados, camisas y corbatas floreadas o adornadas y cabello largo".

De donde cabe preguntarse hasta qué punto la justa y necesaria equiparación de todos los seres humanos en materia de derechos, va a llevar a un tiempo en que varones y mujeres a su criterio y según la oportunidad, de una manera indistinta calcen pantalones o se presenten con faldas.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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