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Rubén Comán/EER.
Rubén Comán/EER.
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En nuestra redacción hemos recibido una gacetilla de prensa, la que se supone redactada por la oficina de la legisladora Gabriela Lena, integrante del bloque de Cambiemos, la que da cuenta de un proyecto de su autoría presentado ante la Cámara de Diputados de la provincia orientado, según se señala, al fomento y protección del arbolado público.

En esa gacetilla se indica textualmente lo que se pasa a transcribir: "el proyecto de ley consta de diez artículos donde se especifica lo que se entenderá por poda, tala, extracción y daños a las especies arbóreas. En el artículo tercero prohíbe la extracción, poda drástica, indiscriminada y extemporánea, y la tala y el daño a todo árbol protegido por la ley, aunque en el artículo siguiente se enumeran excepciones a la poda o erradicación del arbolado público en casos de decrepitud o decaimiento, cuando por mutilaciones voluntarias o accidentales no se pueda lograr su recuperación, cuando interfieran u obstaculicen la prestación de un servicio público o no guarden las distancias a tendidos eléctricos o telefónicos previstos en la normativa vigente y/o dificulte o impida la visibilidad de semáforos". Asimismo, se permite la tala en aquellas circunstancias "en las cuales el o los ejemplares necesariamente afecten a obras de reparación o construcción de infraestructuras (en tal caso se procederá a su trasplante) y en casos que la tala sea la única alternativa se exigirá la plantación de un ejemplar de la misma especie por cada año de edad del árbol eliminado". Se establece asimismo que será la Secretaría de Ambiente -o el órgano que en el futuro la remplace- la que "deberá asegurar el eficaz cumplimiento de la presente ley, pudiendo los municipios adherir a la misma mediante la creación de una dependencia, bajo la responsabilidad de un funcionario que ostente el título de ingeniero forestal o ingeniero agrónomo o técnico especializado. Esta oficina municipal sería la encargada de formular anualmente un plan de forestación y/o reforestación con una partida destinada a tal fin".

En otro orden de cosas, el proyecto de ley establece que "la provincia o los municipios podrán declarar de interés público aquellos árboles o grupos de árboles que por su valor histórico, natural, cultural o estético deben preservarse debiendo adoptar todas las medidas necesarias y posibles que aseguren la supervivencia de los ejemplares. Se contempla, además, la posibilidad de arbolado de las rutas y la creación de islas, como así también la existencia de un Fondo de Reforestación a partir de las actas cobradas por infracciones a la ley."

Conocida nuestra consecuente, y lamentablemente fallida, lucha en defensa y extensión de la forestación urbana, resulta evidente que una iniciativa de este tipo nos complace sobre manera. ¡Es tan poco el apunte que se le presta a los árboles, más allá de hipócritas declamaciones! Lo decimos no solo con preocupación, sino con verdadero dolor, ya que nuestra más que centenaria edición escrita de El Entre Ríos de Colón, ha efectuado desde siempre una prédica, cada vez más olvidada hasta concluir en ser ignorada, en ese sentido.

No en balde se ha hecho en nuestras columnas alusión a Colón, como la "capital del arboricidio", a la vez que se ha dejado trasuntar la sospecha que la misma es la localidad de la provincia cuya administración menos árboles -que es casi decir casi ninguno- planta actualmente. Como detalle curioso cabe señalarse que durante años se asistió a una suerte de "tercerización de la plantación de árboles", ya que era un empresario privado de la localidad el que dentro de sus posibilidades, asumía ese loable menester. De allí que no sea de extrañar que la expansión de la ciudad no haya venido acompañada con la del arbolado urbano, y que en la administración actual, repitiéndose la política de los mismos funcionarios en otra administración anterior, a cada asesinato de árboles de sus avenidas se lo trate de disimular con. . . la construcción de un paseo central, delimitado por los que deberían ser prolijos cordones cunetas. Claro que llenar los huecos dejados por los arboricidios en esas mismas avenidas, ni hablar. De allí también que Colón ha dejado de ser la localidad de la provincia con mayor cantidad de tramos de calles convertidos en "túneles verdes", como resultado de la conformación de una cúpula vegetal sobre aquéllas por el entremezclamiento de las copas de los árboles plantados en cada vereda.

Volviendo al proyecto en cuestión, resulta lamentable que no hayamos podido acceder al mismo, a pesar de la consulta que hemos hecho de los sitios de internet de la cámara respectiva, en los que por lo visto no se insertan los proyectos de ley entrados, y existe una carencia también importante, cual es la de la dirección digital de cada legislador; descuidos imperdonables en una época como la actual signada por la posibilidad de contactos instantáneos entre las personas y en la que se habla tanto de la importancia que tienen, la transparencia de la actividad pública y el derecho al acceso de la información de este carácter. Sobre todo considerando, dicho esto en tono de inocente e insignificante muestra de una apariencia de maldad, el número ignorado, aunque sospechado, del personal con que cuenta cada cámara por su lado y cada legislador en particular.

Es que de esa manera hubiéramos podido enterarnos si existen en el texto referido algunos artículos que se ocupen de la instalación de un gran vivero provincial, con capacidad para suministrar ejemplares arbóreos a todas las municipalidades. Y alguna otra disposición que venga a poner fin a la vergüenza de que las denominadas "viviendas sociales" se entreguen totalmente desnudas, sin que a nadie se le haya ocurrido la necesidad de vestirlas con árboles en la calle y en los patios.

De cualquier manera, ¡qué bueno resulta que alguien haya tenido la ocurrencia de arbolar nuestros caminos! A lo cual cabe añadir, y siguiendo la referencia al proyecto, que su presentación significa un intento de consumar uno de los tantos cambios culturales que nuestra sociedad exige, entre los cuales se encuentra al que cabe denominar como la "cultura de los verdes", y por consiguiente del árbol, el que debería ser una de sus metas principales.

Ya que en la actualidad, en lugar de ocuparse de plantarlos, se da la situación curiosa de nombrar comisiones para que se ocupen de árboles que no se plantan, y donde la única preocupación que muestran la mayoría de las asociaciones ecologistas es reclamar por las pasteras del otro lado del río, y advertir que no se le ocurra a nadie con plantaciones de eucaliptos en nuestra provincia, venderles ni el más insignificante rollizo para su utilización como insumo en aquéllas.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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