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Crédito Adrián Pino
Crédito Adrián Pino
Este fin de semana, el sitio digital Entre Ríos Ahora describía en pocas líneas la complicada situación por la que atraviesa el ferrocarril en Entre Ríos: “El servicio ferroviario a Oro Verde no funciona hace dos semanas. Tampoco se sabe nada de la anunciada extensión del trayecto hasta Crespo y menos aún del ramal que uniría Paraná con Federal. Los ferrocarriles dependen de un nuevo sello estatal y en Paraná se ha cedido buen espacio del la estación a organismos municipales. Del esperado regreso de El Gran Capitán, que dejó de funcionar en 2011, tampoco hay señales”, se leía en el portal.


La “recuperación” del tren

A pesar de este panorama desolador, el Gobernador Sergio Urribarri se ufanaba la semana pasada de haber “recuperado el ferrocarril en Entre Ríos”. La afirmación tiene como único sustento el limitado servicio ferroviario que une Concepción del Uruguay con Paraná, con un tren que demandó una inversión millonaria para transportar a unos pocos pasajeros ya que la frecuencia y los horarios de los viajes se reducen a una única salida semanal. A ello se agrega el servicio Basavilbaso-Villaguay, con interrupciones habituales por el mal estado de las vías.

En el camino queda el reestablecimiento de los viajes del Gran Capitán, las roturas que suspendieron el servicio a Oro Verde, la inexistente conexión del prometido ramal Paraná-Federal que uniría las vías hasta Concordia. Todo esto sin contar los sucesivos descarrilamientos y demoras en los escasos servicios vigentes, además de las incumplidas promesas de recuperar el tren de carga hasta las terminales portuarias de Concepción del Uruguay o de Ibicuy.

Para la tribuna

Con este panorama que pone en claro cuál es la realidad del servicio ferroviario y el impacto real en la economía y la conexión de los pueblos entrerrianos, la pantomima del Gobernador arriba de la máquina Materfer inaugurando el restablecimiento del tren, se parece a la foto de la Presidenta arriba de la cosechadora del grupo Senor y su fábrica fantasma de “Grandes Máquinas” en Concepción del Uruguay. Casi el mismo papelón, que los caudillos del conurbano bonaerense anotan con detalle para sacar a relucir en algún momento de la alicaída carrera presidencial a la que aspira, sin chance, Sergio Urribarri.

Andanzas de un Gobernador que aplaude los trenes pero vuela en helicóptero de un lado a otro de la provincia y el país, cuando no es su esposa o sus hijos los que utilizan el transporte aéreo oficial.

Los “olvidos” de la década

Detrás de escena hay que contar toda una década de “olvidos” y connivencias del poder político nacional y provincial que se hizo el distraído con la concesión para toda la Mesopotamia de América Latina Logística (ALL) a la que jamás controló ni sancionó, a pesar de la destrucción del transporte de carga y de pasajeros que dejó como saldo la explotación de la firma brasileña durante la “década ganada”.

En el camino, las vías quedaron destrozadas, las estaciones de trenes se convirtieron en espacios culturales y los despidos de los años del menemismo no se repusieron ni en un 10%. Hoy, la soja y el arroz entrerriano viajan en camión, incrementando enormemente los costos de flete y abarrotando las rutas.

En el medio quedan decenas de pueblos olvidados a la vera de las vías, que se ilusionaron con volver a resurgir tras el abandono del tren y la concentración (también consentida políticamente) de las empresas de colectivos que quitaron del recorrido las pequeñas localidades.

Así las cosas, si Urribarri quiere que lo aclamen, tendrá que pedir un fuerte aplauso para el tren fantasma.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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