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Las circulares 33 y 34, fechadas los días 14 y 18 de diciembre respectivamente, reflejan las tensiones que se vivieron en los últimos días en las escuelas entrerrianas, desapercibidas para el resto de la sociedad.

Se trató de una verdadera pulseada entre AGMER y el gobierno, de la que el gremio salió victorioso, mientras que los alumnos que rendían exámenes finales y los suplentes que les dieron clases casi todo el año parecen haberse convertido en los patos de la boda.

El asunto, vinculado a licencias de largo tratamiento, tiene sus particularidades, de difícil decodificación para los ciudadanos que viven y trabajan fuera del ámbito escolar.

¿Acaso sonaría razonable -por ejemplo- que el dueño de un comercio le dijera al empleado que se reincorpora al trabajo tras una larga enfermedad, ya superada según el certificado médico, que se vuelva a su casa y continúe de licencia hasta marzo del año que viene, para que el suplente que lo está reemplazando siga tres meses más? Semejante actitud contrariaría sus propios intereses y lo obligaría a proseguir abonando dos sueldos durante todo el verano, cuando podría pagar uno solo.
La vuelta de los que recuperan la salud el último día de clases
Pero, por varias razones, el mundo de las instituciones educativas no es asimilable a una empresa con fines de lucro, conclusión a la que es fácil arribar leyendo la circular 33 del CGE fechada el 14 de diciembre de 2018.

En su segundo párrafo, se lee: "... Se deja aclarado que los docentes que hayan obtenido el alta de su médico particular a partir de la fecha límite para el nombramiento de suplentes (30/11/2018), haciéndose efectiva al inicio de clases 2019 (06/03/2019), permanecerán hasta esa fecha en uso de licencia reglamentaria (Artículo 12° b) del Decreto N° 5923/00 M.G.J.E.) o en caso de haber agotado la misma se autorizará Licencia Especial con goce de haberes (Artículo 9° del Decreto N° 5923/00 M.G.J.E.), con la finalidad de garantizar la continuidad pedagógica de los docentes suplentes en todos los Niveles y Modalidades...". Pasando en limpio, esta circular del gobierno provincial le prolongaba "artificialmente" hasta marzo la licencia por largo tratamiento a aquellos docentes que, justo al terminar las clases, reaparecían con certificado médico de alta. ¿Para qué? Para "garantizar la continuidad pedagógica", expresión que apuntaba a evitar que a los alumnos les tomen exámenes profesores que no les dieron clases.

Es que para los estudiantes se trata de un motivo de especial desconcierto cursar durante meses con un profesor, con quien se vinculan y que les transmite determinados criterios de evaluación, para luego verse las caras en el examen con otro, a quien tal vez no vieron nunca durante el año y que posee otra mirada de la materia y otra forma de evaluar.

Pero la circular 33 no sólo parecía pensada en bien de estos alumnos. También tenía un impacto muy positivo para los suplentes, a quienes les evitaba el cese y les aseguraba seguir cobrando durante el verano. Colateralmente, desalentaba a aquellos titulares -unos pocos, seguramente- que acostumbran regresar de las licencias justo el último día de clases y volver a enfermarse cuando se reinician las actividades en las aulas al año siguiente.
La reacción de AGMER
¿Por qué reaccionó AGMER y logró que el Consejo General de Educación diera marcha atrás? ¿Acaso no consideró razonable beneficiar a los docentes suplentes y a los alumnos que preferirían no tener que rendir con titulares cuasi desconocidos para ellos?

El gremio, que le torció la muñeca al gobierno en apenas cuatro días, entendió que la circular tenía un "contenido contrapuesto con la normativa vigente" y "vulneraba derechos" de los "compañeros y compañeras en uso de licencia por atención de su salud que reciben el alta médica y están en condiciones de reincorporarse en sus puestos de trabajo".

Aunque el comunicado de AGMER no lo explica, el perjuicio a los docentes que se reintegraban tenía que ver posiblemente con el cómputo del plazo máximo de 2 años de licencia por largo tratamiento autorizado por la normativa con goce del 100 % de los haberes. El "alta diferida" les agregaba de "prepo" tres meses y los acercaba a ese tope, que una vez superado implica perder primero la mitad del sueldo y más adelante la totalidad.

La circular 33 finalmente derogada originaba otro impacto, al menos en lo inmediato, sobre el bolsillo de todos los entrerrianos, ya que el Estado se obligaba a seguir pagando hasta marzo doble salario, de titulares y suplentes, algo que ningún empleador privado haría.

Lo cierto es que el embate gremial dio resultado y cuatro días después el gobierno provincial retrocedió, aprobando la circular 34/18 que anula a la 33/18. El triunfo del gremio fue celebrado por los docentes con licencia por largo tratamiento. Muchos de ellos tal vez haya sido sólo una mera casualidad que la recuperación de su salud se haya producido al terminar las clases.

De lo que no hay dudas es que la arremetida de AGMER dañó su vínculo con una multitud de suplentes que habían aplaudido la decisión gubernamental como una reivindicación largamente esperada. En sólo cuatro días, pasaron de la alegría a la desilusión.
Fuente: El Entre Ríos

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