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El cura Germán Pablo Brusa no estará más en el barrio Anacleto Medina en 2022. El sacerdote, que fue golpeado durante una misa y amenazado de muerte frente a sus feligreses tras el desalojo de una propiedad de la Iglesia que había sido intrusada y recuperada por orden judicial, no se aleja por ese motivo sino por razones de estudio. “Me voy a estudiar a la Universidad Católica de Córdoba”, señaló. Aunque de momento no hay quién lo suplante al frente de la capilla San Martín de Porres y de la Escuela de Gestión Social Pablo Tarso, el último fin de semana comenzó a circular un petitorio para la firma de la comunidad que será entregado luego a las autoridades eclesiásticas para que designen otro sacerdote.

Brusa protagonizó una situación incómoda y violenta el primer fin de semana de noviembre. Ocurrió mientras celebraba misa en una propiedad ubicada sobre calle Los Minuanes, en Anacleto Medina de Paraná, que había sido recuperada por la Iglesia tras una orden judicial de desalojo. Pero quien la había ocupado llegó en medio de la celebración religiosa y pretendió echar al sacerdote y a los feligreses. Intervino la Policía, y Brusa terminó golpeado y amenazado de muerte.

Gisela Gómez, empleada en la Municipalidad de Paraná, recibió distintos pedidos para que abandone la propiedad y la devuelva para el uso de la Iglesia Católica. Pero ninguna gestión prosperó. La mujer se quedó con la propiedad, y anexó un negocio, y después la alquiló. Entre los últimos inquilinos figuran los hermanos Siboldi, involucrados en el triple crimen de Bajada Grande, ocurrido en 2019. Por ese hecho, la Justicia condenó al padre, Oscar, y absolvió a los dos hijos, Alexis Brian.

“Con el tiempo fue prosperando económicamente –contó Brusa-. Le añadió al salón dependencias que las empezó a usufructuar como locales comerciales, que después alquiló. Nunca pagó impuestos, porque el título de la propiedad está a nombre del Arzobispado. No tiene documentación que la respalde. Ni siquiera de la luz, porque estaban enganchados. La única documentación que Gómez muestra a la hora de reclamar esta vivienda es una documentación de 2013, 2014, donde la Municipalidad le da permiso de uso. Pero es un permiso de uso trucho. La Municipalidad no puede dar permiso de uso de una propiedad privada. Obvio que acá lo que hay es una complicidad: ella es empleada del Concejo, está en el Movimiento Evita, y en el Sindicato (de Obreros y Empleados Municipales, Suoyem). Hay connivencia con funcionarios, y así consigue ese permiso de uso, que no tiene validez. El titular de la propiedad es del arzobispado”.

Pero ese incidente no operó sobre la decisión del sacerdote de pedir el traslado.

En Anacleto Medina, Brusa ha desarrollado una tarea relevante, como la fundación de la Escuela de Gestión Social Pablo Tarso, surgida en base al proyecto que alumbró en agosto de 2009 en una villa de Buenos Aires, la Escuela Social Nuestra Señora de Caacupé, impulsada por el cura José “Pepe” Di Paola, bastión de los curas villeros.

En 2013 empezaron las primeras reuniones y en abril de 2014 se inició el ciclo lectivo para primer año: 22 alumnos que asistían de lunes a viernes, de 13 a 18,50 a un aula armada especialmente en el salón de catequesis de la Parroquia San Martín de Porres. La escuela se llamó Pablo de Tarso –el apóstol de Jesús—y empezó a funcionar de un modo distinto: no es una escuela parroquial, ni privada del modo como es el resto de los colegios confesionales. Es social, un formato especialmente reconocido en la Ley de Educación. Tiene una oferta académica adaptada al contexto barrial, y un modo de conducción horizontal.

Antes de ordenarse cura y armar la Escuela Pablo Tarso, Brusa fue bioingeniero, título que obtuvo el 20 de diciembre de 2001 en la Facultad de Ingeniería de la UNER. “Me recibí en pleno estado de sitio. Una hora después de que presenté el proyecto final, De la Rúa salía en helicóptero de la Casa Rosada”, contó alguna vez.

Es del interior santafesino. Nació en San Martín de las Escobas, pero desde siempre está radicado en Paraná.
Fuente: Entre Ríos Ahora

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