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Manchester United dio un golpe en el mercado de pases europeo: se quedó con el defensor argentino Lisandro Martínez, una de las piezas codiciadas del verano de aquel continente. Y lo hizo en una cifra que marca un hito: desembolsará 50 millones de euros (más un bonus de otros 5 millones) para quedarse con el defensor que juega en Ajax, de los Países Bajos. Así, el jugador de la selección se convertirá en el defensor más caro de la historia argentina. Directivos del United y el club neerlandés terminarán de resolver algunos detalles contractuales, pero la llegada del defensor argentino a la Premier League es un hecho. Incluso este viernes Martínez posteó una imagen suya viajando para Manchester junto al empresario Christian Bragarnik.

El pedido del DT, Erik Ten Hag, para contar con el argentino, a quién conoce de su paso por el Ajax y sabe todo lo que le puede dar, resultó determinante en toda esta historia. Según los medios ingleses, el interés de entrenador por Martínez se basa en que lo puede utilizar en varios sectores del campo de juego: como defensor central, como lateral y hasta como doble volante central.

Martínez, de 24 años, fue elegido como el mejor jugador de Ajax campeón en la última temporada y es uno de los integrantes del plantel del seleccionado de la Argentina que se quedó con la última Copa América y la Finalissima, que se disputó ante Italia en Wembley. Martínez inició su carrera en Newell’s y debutó allí en la temporada 2016-2017. Luego fue transferido a Defensa y Justicia (2017-2019) y desde el equipo de Florencio Varela saltó al fútbol neerlandés.

Sin embargo, el Manchester United no era el único equipo interesado en la contratación de Lisandro Martínez. Mikel Arteta, entrenador de Arsenal, también tenía apuntado en su hoja de ruta la incorporación del argentino, ya que pretendía que sea quien acompañara en la zaga central a Ben White. Sin embargo, Manchester United fue a fondo y se quedó con los servicios del defensor que nació en Gualeguay, Entre Ríos.

Con la transferencia a Manchester United, Martínez se convirtió en el defensor argentino más caro de la historia del país. Ese puesto lo ocupaba Nicolás Otamendi, que en la temporada 2015/2016 desembarcó en Manchester City procedente de Valencia a cambio de 44 millones de euros. Al ex de ‘Citizen’ lo siguen Christian Romero que fue transferido de Atalanta de Italia a Tottenham de Inglaterra en 2021, por 31.5 millones de euros; Walter Samuel de Roma a Real Madrid por 25 millones, en 2004; y Ezequiel Garay, de Zenit a Valencia, en 2016, por 24 millones.
El recorrido de Lisandro Martínez
El 27 de junio de 2017 debutó en Newell’s ante Godoy Cruz. Fue su único encuentro en ese club: recuperó cuatro pelotas, interceptó una y ganó siete duelos. Al año siguiente se mudó a Florencio Varela. “Cuando se habla de que un club es una familia, en Defensa es el claro ejemplo de eso. Te tratan como si fueses un hijo. Sos feliz. Te dan todo, hay un campo de entrenamiento increíble. Hacen todo para que el jugador piense solo en disfrutar el deporte”, recordó sobre su etapa en Defensa y Justicia, en una entrevista con LA NACION. Jugó 46 partidos (todos de titular) y contó 92 quites, 100 intercepciones y convirtió tres goles. El equipo de Sebastián Beccacece logró el subcampeonato en la Superliga 2018-2019, a cuatro puntos del campeón: Racing.

Después llegó el tiempo de Ajax, que pagó siete millones de euros por su pase. “Llegué convencido de mí mismo y de lo que puedo dar. Vine a jugar. Quería luchar por mi puesto y gracias a Dios me lo gané”, decía entonces. La hinchada de Ajax lo bautizó como “El carnicero”, no slager (holandés) ni butcher (inglés). Carnicero, para que lo entienda. “Me causó gracia. Yo soy de jugar fuerte, pero de pegar poco. Menos ahora con el VAR”, comentaba.

Los comienzos en Ámsterdam no resultaron sencillos para quien terminaría siendo un baluarte del histórico equipo neerlandés, cuna de grandes como Johan Cruyff. “En las primeras tres semanas, la pasé horrible. Es totalmente distinto. Otra intensidad, otros controles. Otros pases. Otra lectura de juego. Al principio me daban ganas de irme a llorar a mi casa. Me sentía mal. Yo soy un jugador que me gusta tener el balón, pero cuando me jugaban a un toque o dos toques rápidos, me mataban. Era increíble como llegaba tarde”. rememoraba, cuando ya había logrado dejar atrás esos nubarrones.

-¿Se trabaja la inteligencia en el campo?
-Sí, se trabaja. Por un lado, está la experiencia que te van dando los partidos, porque hay jugadas que se te quedan grabadas. Pero también está todo el trabajo que vas haciendo con los vídeos tuyos y también con los de otros jugadores. Yo trabajé mucho para ser el jugador que soy. Trabajé en el detalle y en las situaciones de juego. En esas cosas, por ejemplo, me insistió mucho Beccacece.

Cuando mira para atrás, Licha (como también lo llaman) ve una infancia feliz. Se pasaba el día entre la escuela y el terreno que había en la casa de su abuela, en Gualeguay. “Con machetes cortábamos las ramas de los eucaliptus y hacíamos los arcos. Seis contra seis, los que había para jugar”, relataba en esa entrevista. Hijo de familia numerosa, creció en un ambiente de cariño, sin abundancia ni lujos; al contrario. Y, como pasa en estos casos, le tocó madurar rápido.

“Mis padres trabajaban en distintos colegios en el sector de limpieza. Al principio, costó. Yo era chico, pero me acuerdo: mi viejo se fue dos meses al sur a ver si conseguía trabajo. Y después volvió. Somos una familia grande y vivíamos todos en la casa de mi abuela. Para mí, en esa época, era una costumbre comer solo al mediodía y después tomar un te como un poco de pan o galletas por la noche. Lo veía como normal. Pero era feliz”, revivía.

El horizonte le muestra otra mudanza, la primera dentro de Europa. Lo espera el Manchester United, un gigante dormido, que este año ni siquiera jugará la Champions League. Deja Ajax luego de haber jugado 118 partidos oficiales y ganado cuatro títulos en tres años.

Lo espera un nuevo desafío para alguien de 1,75 metro, una altura que puede parecer escasa para un defensor central. Pero que él suple con capacidad para anticiparse. Y con una salida del fondo con la pelota al pie y la cabeza levantada que también cautivó a Scaloni. Tanto que es la primera opción de cambio en la zaga de la selección, si por alguna razón faltaran Cuti Romero u Otamendi. Con ellos, entre otros, apunta a compartir el Mundial de Qatar. El primero de su vida. Una emoción más dentro del carrusel de sentimientos nuevos que lo atraviesan en este tiempo pleno de su vida.
Fuente: La Nación

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