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Las nueve jornadas de preparación, que incluyeron celebraciones religiosas con variadas intenciones, confluyeron en la solemnidad en honor a quien, fatigado por su gran labor apostólica en las comunidades de su diócesis, murió en 1622, a los 55 años, en Francia.

"Las mismas miserias de la vida se convierten en delicias celestiales si sabemos encontrar en ellas el placer de cumplir la voluntad de Dios", se eligió este año como lema de la celebración, por tratarse de una de sus expresiones más difundidas.

Con cantos y una imagen del santo tallada en madera, decenas de fieles salieron en procesión desde la ermita de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, ubicada en el Barrio 9 de Julio, para agasajar al patrono de la capilla local, dependiente de la Parroquia Natividad de Nuestra Señora.

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Una vez llegados los feligreses al templo barrial, fue celebrada una misa especial por parte del sacerdote Daniel Zimmermann, en la que se destacó el legado del hombre que buscaba la transmisión de la verdad evangélica a través de sus escritos.

Además de haber sido santo y obispo de Ginebra, el vínculo de San Francisco de Sales con los elisenses trasciende la fe religiosa, ya que su origen saboyano se encuentra directamente relacionado con el de quienes colonizaron estas tierras en el siglo XIX.

Este año no hubo tablado de músicos populares, como tampoco presencia del obispo.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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