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Claudia Echenausi y Débora Clembosky, juntas.
Claudia Echenausi y Débora Clembosky, juntas.
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Sin posibilidad de encontrarse como solían hacerlo, cuando el 19 de marzo pasado en la Argentina se decretó la cuarentena obligatoria, Debora Echenausi (33) y Claudia Clembosky (53) decidieron internamente que buscarían la forma de mantenerse cerca . Era cierto que estaban a kilómetros de distancia y que, quizás, sus profesiones, sus estilos de vida, las diferentes generaciones a las que pertenecían y aquellos con quienes compartirían espacio durante el aislamiento eran totalmente distintos. Sin embargo, el lazo que las unía iba a encontrar camino ante la adversidad.
El deseo de estar cerca
Se habían conocido en 2018 cuando ambas cursaron y finalizaron la carrera de coaching ontológico, una disciplina que comprende aspectos de la psicología junto con técnicas de comunicación y observación. Mientras estudiaban, rápidamente entablaron un vínculo especial.

"Cuando todo comenzó, nos propusimos comunicarnos seguido. Queríamos estar cerca, sostenernos y pensar la mejor forma de atravesar la pandemia y aprender en ese proceso . Desde el principio nos cuestionamos qué actitud tomaríamos ante la nueva realidad que nos tocaba vivir y llegamos a la conclusión de que queríamos estar bien y fortalecernos".
De Crespo a Paraná y viceversa
Débora trabaja en el área de la administración, mientras que Claudia es arquitecta. Una vive sola en un departamento pequeño en Crespo, en el interior de la provincia de Entre Ríos, mientras que Claudia tiene su casa en Paraná donde convive con sus hijos de 23 y 25 años y su marido.
"La premisa fue no bajonearnos ni deprimirnos y preservar nuestro bienestar mental". Entonces recordaron una de las enseñanzas básicas que les había dejado el coaching: hacer actividad física es intervenir el cuerpo y con eso se modifica la emoción. "Teniendo en cuenta que ejercitarse disminuye los niveles de estrés y ansiedad, libera endorfinas, da sensación de bienestar, mejora la autoestima y la confianza, impulsa la creatividad, pusimos manos a la obra".

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Así, cada día, desde el sábado 21 de marzo empezaron a hacer juntas actividad física, cada una en su lugar, dentro de sus posibilidades y sintiendo que se acompañaban. Las clases que elegían para poner el cuerpo en movimiento eran varias: entrenamiento funcional, Strong, baile, entre otros. Lo hacían con videos de youtube, con clases en Zoom del gimnasio.
La curiosidad abrió puertas
Para compartir su alegría por lo que habían logrado hasta el momento, comenzaron a subir fotos a sus redes sociales. Y la curiosidad de sus conocidos no demoró en llegar. ¿Cómo lo hacen? ¿De dónde sacan la fuerza de voluntad? , les preguntaban. "A raíz de esas consultas pensamos que si ejercitar juntas nos hacía bien a nosotras, quizás a muchos otros también les funcionara. Podemos colaborar, motivar y ayudar a los demás también a pasar este tiempo mejor. Y así nació nuestro desafío: de forma absolutamente humilde y servicial, armar listas de difusión con su gente querida, conocida y compartir posibilidades para activarse".

La recepción de los contactos fue maravillosa: pronto comenzaron a recibir agradecimientos por aquello que compartían y supieron a los pocos días que la alegría se estaba contagiando. No solo un buen grupo de mujeres de todas las edades se había sumado a la propuesta sino que también lo habían hecho sus hijos y parejas. Conocidos y contactos en Córdoba, Buenos Aires, Rosario, Rafaela, Santo Tome, Santa Fe, España, Israel, la difusión viajó hacia diferentes puntos cardinales.

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Entonces entendieron que necesitaban mejorar su organización y se valieron de las herramientas del coaching para crear un plan de acción y llevarlo a la práctica. Primero, trabajaron en un diseño de la difusión para que todos los envíos fueran uniformes, luego sumaron un apartado donde explicaban los beneficios de la actividad física.
El saludable hábito del encuentro
"Además, transmitimos que aquellos que lograban sostener el movimiento por 21 días iban a tener un beneficio adicional: generar un hábito saludable. Y se hizo necesario aclarar que cada uno debía estar atento a sus posibilidades y por eso incorporamos links con actividades más intensas y otras para los principiantes. Con el mismo criterio, incorporamos el yoga para trabajar la flexibilidad y la fuerza. Finalmente incluimos links de meditación para principiantes, ya que algunos trasmitieron que les costaba dormir o concentrarse".

Claudia y Débora aseguran que no pueden transmitir en palabras lo que sucedió con su pequeño y generoso proyecto. El interés de las amigas siempre estuvo puesto en cambiar el estado de ánimo, generar bienestar y lograr que el buen humor sea el mejor compañero. "Trabajamos con la escucha activa, para conocer realmente qué le pasa al otro desde el lugar del otro. La empatía encabeza nuestra premisa para estar más cerca y acompañar desde lo que el otro necesita. La solidaridad en estos momentos fortalece el alma".
Fuente: Jimena Barrionuevo para diario La Nación.

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